domingo, 31 de octubre de 2010

POR DISTINTOS CAMINOS (39)


Espera el viejo noray
sobre el malecón del puerto
que el costado de un mercante
se apriete fuerte a su cuerpo.

Al fondo, Gibraltar sueña,
tendida entre mar y cielo.

LIBROS CON SON FLAMENCO: EL FLAMENCO EN EL ARTE ACTUAL


Este cuidadísimo catálogo, con textos de Francisco Martín López, Antonio Gala, Luis Quesada y Agustín Gómez, recoge parte de la V Exposición Monográfica "El Flamenco en el Arte Actual" celebrada en la recién remozada Posada del Potro de Córdoba el año 1981.

La primera de estas exposiciones se celebró el año 1972 en la "Casa del Inca Garcilaso" de Montilla, organizada por la Peña Flamenca "El Lucero"; la segunda, en 1974, en la Sala Municipal de Arte de Córdoba, y la tercera y cuarta se celebraron en Madrid en el "Club Urbis" el año 1976.
En esta ocasión, los artistas que se vieron representados fueron Venancio Blanco, Antonio Bujalance, Antonio Campillo Párraga, Eduardo Carretero, Joaquín García Donaire, Juan Gutiérrez Montiel, Hipólito Hidalgo, Juan Hidalgo del Moral, Ángel López-Obrero, Elena Lucas, Manuel Mingorance, César Montaña, Moreno Galván, Miguel Moreno, Fausto Olivares, Antonio Povedano, Gregorio Prieto, Pepi Sánchez, Torres Guardia, Juan Valdés y Francisco Zueras.


Edita: Servicio de Publicaciones Ayuntamiento de Córdoba
Ciudad: Córdoba-1981
Páginas: 113
Depósito Legal: CO-488/1981

sábado, 30 de octubre de 2010

UN NUEVO BLOG COLECTIVO: TRI@NA EN LA RED


A las 8'30 de mañana, día 31, tendremos cita con un nuevo blog exclusivamente trianero, al que el colectivo que lo ha propiciado ha puesto el nombre de TRI@NA EN LA RED. Este grupo está formado, inicialmente, por José Luis Jiménez Buzón, Emilio Jiménez Díaz, Caty León Benítez, Rafael Martín Holgado, Ricardo Miño Álvarez, Elisa Santos Donaire y Ángel Vela Nieto. Para esta ocasión, el blog incluye unas palabras de aliento y ánimo del escritor y periodista del diario ABC Francisco Robles.

Ante tanto silencio de los muchos problemas del arrabal, silencio por parte de la propia tenencia de alcaldía y de las asociaciones existentes, esta página, que se suma a las nuevas tecnologías, quiere ser un altavoz de cuantas realizaciones reclama el barrio desde tiempos inmemoriales, así como una tribuna cultural para dar a conocer las mejores esencias de una Triana que ha sido puntera, durante siglos, en el arte, la historia y la cultura.

La página está abierta de par en par a cuantos trianeros quieran aportar su grano de arena para la recuperación de un arrabal histórico que no merece la desidia y el olvido al que lo tienen sometido los que, en teoría, están situados en sus puestos oficiales para defenderlo.

Para colaborar en este nuevo blog, que es una propuesta a la unidad de los trianeros que aman a su barrio, pueden enviar sus artículos y opiniones a la siguiente dirección: trianaenlared@gmail.com

EN EL CENTENARIO DEL NACIMIENTO DE MIGUEL HERNÁNDEZ


Hoy, cuando se cumple el centenario del nacimiento del poeta Miguel Hernández, este blog quiere dejar constancia de su admiración por su obra y por su valentía con este hermoso soneto de amor.

Me tiraste un limón, y tan amargo,
con una mano rápida, y tan pura,
que no menoscabó su arquitectura
y probé su amargura sin embargo.

Con el golpe amarillo, de un letargo
pasó a una desvelada calentura
mi sangre, que sintió la mordedura
de una punta de seno duro y largo.

Pero al mirarte y verte la sonrisa
que te produjo el limonado hecho,
a mi torpe malicia tan ajena,

se me durmió la sangre en la camisa,
y se volvió el poroso y áureo pecho
una picuda y deslumbrante pena.


Miguel Hernández
"El silbo vulnerado" (1934)
Ilustración: José Días Pardo

DESDE MI TORRE: SIN COMENTARIOS

No me salen las palabras. Estos dos elementos de cuidado, los señores Mellet y Torrijos, no merecen el esfuerzo de una sola línea. Merecen, no por esta gran mariscada que es el triunfo de un pobre, que de una vez, por sus muchas tropelías y chanchullos, se sienten en el banquillo de la audiencia, devuelvan lo que jamás fue de ellos y se les inhabiliten para toda la vida de algún cargo público. ¡Qué gentuza nos está tocando soportar, con la gran esperanza de justicia social que teníamos puesta en la Democracia!

POR DISTINTOS CAMINOS (38)


Sobre un fuste de granito de cuarenta metros, el almirante Nelson, magnificado en su altura,
recordará la guerra de la independencia norteamericana, la escuadra inglesa del Mediterráneo,
el encargo del bloqueo a la flota francesa en Tolón, sus luchas en Nápoles y en el Báltico,
la derrota que propició en Trafalgar a la escuadra franco-española.

Hoy, casi a dos siglos de su muerte heroica, la modernidad avanza bajo sus pies.
Ante las placas broncíneas fundidas de los cañones franceses,
que recuerdan la gloriosa gesta de 1805, autobuses y metropolitanos
desvían su presencia con llamadas de vivos colores, y se imponen,
qué duda cabe, en al paisaje urbano de la gran City.

LIBROS CON SON FLAMENCO: EL FLAMENCO ES VIDA



Este libro se editó con motivo del homenaje que el Ateneo de Córdoba rindió al crítico de flamenco, Agustín Gómez, el año 1991, por su amplia labor durante muchos años en la defensa, promoción y difusión de este arte desde diversas tribunas.

El autor ha recopilado más de cien artículos de los que había publicado en el diario "Córdoba" y ha divido el libro en siete apartados, dedicando el primero de ellos al cante cordobés, el segundo al Concurso Nacional de Córdoba, y el resto a opiniones, críticas y vivencias generales, destacando el capítulo quinto por su título genérico "Algo más sobre el mairenismo y otros problemas", tema que siempre ha sido polémico y que el escritor y crítico ha tratado en muchas ocasiones.

Libro muy interesante de opinión porque su autor es un excelente analista de todos los perfiles flamencos, y porque sus opiniones sinceras a nadie deja indiferente. La edición lleva ilustraciones de Antonio Povedano, Antonio Bujalance, Venancio Blanco, Hidalgo del Moral y Jacinto Lara.


Edita: Servicio de Publicaciones Ayuntamiento de Córdoba
Ciudad: Córdoba-1991
Páginas: 320
ISBN: 84-87034-30-6
Depósito Legal: CO-157-1991

viernes, 29 de octubre de 2010

DESDE MI TORRE: LUTO EN EL CORAZÓN DE LA CLASE TRABAJADORA

Ha fallecido, anciano de visión y libertades, jamás hundido ni en la dictadura ni en la democracia, con Franco o sin él, el gran batallador por la clase obrera española. Ha sido, hasta nuestros días -y si no, que me demuestren lo contrario- el único que de verdad se preocupó por los grandes problemas de aquellos hombres y mujeres que tuvieron los arrestos suficientes para levantar a nuestro país tras una guerra tan innecesaria, cruenta e incivil como la nuestra.

Este soriano, tan fuerte como un olmo, tan sincero y honesto con aquellos a los que representaba, siempre tuvo un mensaje para todos los que creían en la dignidad de la persona: "Ni nos doblaron, ni nos doblegaron, ni nos van a domesticar". Bastaba mencionar en una empresa el acudir a los gabinetes jurídicos de CC.OO. para que los empresarios temblaran como tiemblan las ramas de los árboles cuando se van los pájaros. Este trabajador metalúrgico de la antigua Perkins logró poner palabras de justicia en los labios de los más desheredados; hizo creer al proletariado, con su ejemplo, que no eran esclavos sino parte de un engranaje de productividad y riqueza; demostró a todos que nunca, a lo largo de la historia, había existido una batalla fácil. Y lo consiguió.

Hoy, hasta la derecha lo aplaude; hasta los empresarios le dedican sus más sentidas palabras; hasta el Presidente del Gobierno y el Príncipe Felipe hablan de él dedicándole sentidos elogios. Esa es la grandeza que al final logran los hombres de buena voluntad, aunque demasiado tarde.

No he estado nunca afiliado a las siglas sindicales que él ayudó a construir, pero no ignoro a cuanta gente ayudó en situaciones realmente difíciles. Su ejemplo de reclusión en Carabanchel, por intentar conseguir los derechos sociales de la clase obrera, bien habla de este hombre. No le faltaron los reconocimientos en vida, hasta por parte del Rey Juan Carlos al entregarle la Medalla al Mérito Constitucional. Dejó sus memorias plasmada en cientos de folios con un nombre que era innecesario: "Confieso que he luchado", lo que todos sabíamos de más... Pero el mejor homenaje que podría recibir Marcelino, el de los célebres jerseys salidos de las manos de su mujer Josefina, tan sufrida compañera desde siempre, es que aprendiesen su gran lección, maravillosa, sin mácula, magistral, los sindicalistas de ahora, Cándido Méndez y Fernández Toxo: intentar devolver la dignidad a la clase trabajadora, sin la cual fenecería del todo este país ya medio muerto, figurar menos y trabajar más, poner a currar a tanto "liberado" y dejarse, ambos, de tanto bla-bla-bla, de tanta huelga general pactada y de tanto cursilismo.

A Marcelino Camacho le bastó y sobró con ser un hombre honrado, con él y con los que se comprometió desde su nacencia a representar. ¿Más sencillo?

Descanse en paz este hombre bueno al que nunca dejaron descansar en vida.

DESDE MI TORRE: CORRER ES DE COBARDES


Con la guisa de este título se dirigía el gran jugador bético Rogelio Sosa al "mister" Antonio Barrios cuando este le conminaba gritando a que tenía que correr más la banda izquierda. Esa expresión afortunada, "correr es de cobardes", aún llega a nuestros días, y ahora viene que ni anillo al dedo a quien, sin que nadie le indique que corra o que deje de correr, le ha quitado el cetro al jamaicano Usain Bolt.

Conozco a este joven ex-vicesecretario general del PSOE-A, y diputado de su Parlamento, de verlo en Córdoba, en muchas ocasiones, siempre acompañado de sus adláteres y él mandando la conversación desde una posición segura de poder y juventud, pero sabiendo escuchar. No me extrañó, pues, cuando pegó el salto a Sevilla llamado por quien le aupó, José Antonio Griñán. Se veía en su porte seguridad e inteligencia para la política. Llegar al todo desde la nada, con sólo 36 años de edad, suele ser por dos cosas: por potra o por amiguismo. En él se dieron ambas cosas: la potra de llegar a concejal de su pueblo, Palma del Río, jovencísimo, y la manita del entonces alcalde del mismo, Salvador Blanco, pasando más tarde por la de Mario Jiménez y la del propio Griñán.

Ahora, este hombre huye hacia adelante, hacia la nada, y sin explicar claramente el por qué, que es lo que nos hace dudar a todos. Y más sabiéndose que los políticos no dejan un sillón ni con agua hirviendo. Alega motivos familiares y que se han ensañado con él por una supuesta subvención que la Junta le otorgó a la empresa de su mujer por valor cercano a unos 800.000 euros, nada, una limosnilla para ayudar a la casa, como hizo Chaves con la empresa de su hija acogiéndose a aquello tan antiguo de que "la caridad empieza por uno mismo". Se han cerrado miles de pequeñas y medianas empresas en Andalucía por falta su subvención..., pero los otros son los otros.

¿De qué huye, por que huye Rafael Velasco si no ha hecho nada reprochable? ¿De qué y para qué echarle cuenta a las "malinas" intenciones de los partidos contrarios? Hay que aguantar el tipo, se debe aguantar, y para eso está la Justicia. Si lo ha hecho, y por voluntad propia o indicación del partido se tira a correr, cuando ha alcanzado lo máximo en esa nueva profesión de la política, tan rápida en ascenso y promoción, debe pararse, quedarse en el sitio, dar la cara a las posibles investigaciones si es que hay motivo para ello. ¿Para qué, pues, tanta prisa?

Correr -aunque Rafael Velasco sea un experto en "karts" por tierras cordobesas- es de una cobardía absoluta, al menos que existan razones que le obliguen a apretar el acelerador.

Mucho me temo que, tras lo que podría ser y entenderse como un ejemplo de dignidad de dimisión de un vicesecretario se oculten otras cosas. Ni denuncio ni defiendo. Pero tengo el más legítimo derecho a la duda.

Cuando una persona como Rafael Velasco, con tanto poderío en sus manos y con tanto porvenir por delante, huye, no ha sido seguro por esos motivos familiares a los que tanto se acude en etapas imprecisas. ¿Correr? No. ¡Dignidad obliga a quedarse en el sitio y dar la cara!

POR DISTINTOS CAMINOS (37)


Yo, Sir Winston Leonard Spencer, más conocido por Churchill, nieto del séptimo
duque de Marlborough, que fui primer ministro de mi gobierno y tuve el tesón,
la capacidad y diplomacia para afrontar los momentos más críticos de mi país,
sólo fui feliz cuando mis vivencias, relatadas a modo de Memorias,
fueron capaces de conseguir el premio Nobel de Literatura allá por 1953.

Hoy, corvo y cansado, desde este basamento que me acerca a los míos,
al pueblo por el que tanto luché, doy más la imagen de escritor que de político.

Con serenidad, y algunas veces con preocupación, observo sus destinos.
Pero no pueden oírme.

LIBROS CON SON FLAMENCO: EL FLAMENCO EN GRANADA


"El Flamenco en Granada" (Teoría de sus orígenes e historia), de Eduardo Molina Fajardo, es un libro principalísimo para conocer a fondo toda la gran historia del flamenco en esa ciudad. Desde los moriscos y gitanos en el cante jondo granadino hasta el cincuentenario del célebre concurso de 1922, el autor nos hace un recorrido de los fandangos comarcales, de las canciones granadinas, de los cantaores de finales del XIX, de los cafés cantantes, de los teatros, de la taberna de "El Polinario", los prepartaivos del concurso y de Manuel Salamanca y la peña "La Platería", entre otros apartados no menos interesantes, como las letras que se entremezclan dentro del texto general y del que incluye un apéndice final, así como un índice onomástico con los principales nombres del flamenco en Granada.

Libro muy recomendado, de gran interés para todos los estudiosos y aficionados.


Edita: Miguel Sánchez, editor
Ciudad: Madrid-1974
Páginas: 230
ISBN: 84-7169-030-6
Depósito Legal: M-19.997-1974

jueves, 28 de octubre de 2010

DESDE MI TORRE: LAS PALABRAS DE PÉREZ REVERTE


Cuando un escritor habla sin tapujos parece que España truena, como si no estuviésemos más que acostumbrados a los enfrentamientos verbales en las Cortes, en cuyas peroratas parlamentarias sí que suelen escucharse cosas infamantes, y no las que dicen los políticos cuando a ellos se les roza que las que ha dirigido Pérez Reverte al cesado Moratinos. Poca memoria tenemos si no nos acordamos de algunos ataques dialécticos desde el Congreso faltos del más mínimo respeto hacia el adversario y, con esa falta, hacia la propia democracia.

Los que tienen el deber de enseñarnos han convertido las aulas del Poder en un patio de vecinos de mal calaña, porque mejor y con más propiedad se hablaba en mi corral trianero de "Los Sargueros", en época de la posguerra, que en la Carrera de San Jerónimo, donde los congresistas, cuando es que asisten -que esa es otra-, subiditos de tono en la mayoría de las sesiones, tienen más mala lengua que una suegra ofendida.

No me dirán los congresistas que hablan mejor que alguien que ocupa un sillón en la Real Academia Española de la Lengua. En este espacio de nuestro lenguaje y modismos, es que no se hablaba, que los académicos tenían miedo de elevar sus palabras y hasta de aceptar diversos vocablos tan normales como la vida misma. Hasta que llegó un cartagenero de pro y unió a su juventud la valentía. Y dijo, con el diccionario en la mano, que a la mierda había que llamarla mierda, al cabrón, cabrón, y al descuidado ratero, no presunto, ni "posiblemente dejado en las funciones propias de la administración", sino ladrón, con acento portentoso en la última sílaba, para que a nadie llame a error. Cosas que las altas esferas de este país, tan engoladas en sus cargos, nunca habían escuchado -o querido escuchar-. ¡Pues ya era hora!

Cuando Pérez Reverte hizo un artículo desde la acera frente al Congreso de los Diputados, publicado en su columna habitual del domingo, y en él decía claramente lo que pensaba sobre los que habitaban aquel edificio, nadie salió al paso, ningún político dijo aquello de: ¡Hay que ver cómo nos ha puesto este niñato al que hicieron académico! No lo dijeron porque no tuvieron valor, porque sabían que lo que decía el escritor estaba bendecido por la academia y el poder del pueblo, que siempre es soberano, que sus palabras estaban ungidas con la más legítima verdad. Habría que recordar aquí la letra de aquel famoso "Mirabrás" anónimo que han cantado casi todos los artistas flamencos desde principios del pasado siglo: A mí qué me importa/ que un rey me culpe/ si el pueblo es grande y me abona/ voz del pueblo/ voz del cielo/ no hay más ley que son las obras..., etc., etc.

En un país que se está amoldando a todo, que se traga sin disolver las piedras de molinos con las que nos obsequian los que nos gobiernan, que está tan hecho al embuste que no sabríamos distinguir las luces de las sombras, nos asombramos cuando alguien -al estilo quevediano- dice lo siente y lo que piensa. Mal síntoma de un país que siempre se distinguió, tanto en el Congreso, como en los campos de batalla y en las reacciones populares con una valentía a prueba de fuego.

De esto y de muchas cosas de una España perdida, sabe mucho este escritor de más que demostrada inteligencia, coraje y vergüenza. Hoy, cuando casi todos los que se dedican a escribir bailan para su coleto, bien se agradece una voz disidente, casi la única discordante con la uniformidad del nuevo "Régimen". Ha caído la lluvia en el terreno yermo, y eso siempre suele sorprender, como sorprenden los milagros. El alcohol sana, aunque escuece. Sentimos que al ministro cesado le haya sentado tan mal el escozor de unas palabras, y a sus compañeros, y a todos los que están viviendo sin demostrar nada positivo al pueblo, sin trabajar lo suficiente por él. Y, por otra parte, ante las grandes tonterías e insultos que pronuncian los ministros cada día, me quedo con las palabras, siempre valientes, de Arturo Pérez Reverte. En ellas, al menos, anida una gran parte de la verdad que no vemos por ninguna parte.

POR DISTINTOS CAMINOS (36)


Poco importa a los turistas de la City que Londres sea capital de Gran Bretaña y de
su imperio, y uno de los centros financieros y comerciales más importantes del orbe.
Apenas si después de un paseo recuerden las joyas pictóricas de la National Gallery
o la magnificencia del Covent Garden, la catedral de san Pablo, la Real Abadía
de Westminster y los gloriosos nombres del duque de Wellington
-aquel que venció a Napoleón- y del almirante Nelson.

Más que el recuerdo de Buckingham, de la Torre Victoria o del Big Ben,
las célebres cabinas telefónicas inglesas lograrán el triunfo de imponerse en la memoria.
El color rojo carruaje, con la corona como único pretexto de soberbia,
es el símbolo más constante para la efímera agenda de un viaje de placer.

LIBROS CON SON FLAMENCO: EL FLAMENCO EN EL ARTE ESPAÑOL CONTEMPORÁNEO


Este libro recoge la exposición que se programó con motivo de la inauguración de la Fundación Andaluza de Flamenco -hoy Centro Andaluz de Flamenco- en Jerez de la Frontera.
Con textos de Luis Quesada -Comisario de la muestra- y de Begoña Valdivieso, el catálogo muestra obras de G.O.W. Apperley, Venancio Blanco, Antonio Campillo, Antonio Cano, Capuletti, José Cruz Herrera, Giuseppe Gambino, Joaquín García Donaire, Amalio García del Moral, Goñi, Alfonso Grosso, Gutiérrez Montiel, Agustín Hernández, Francisco Hernández, José Hidalgo, López Mezquita, López Obrero, Elena Lucas, César Montaña, Moreno Galván, Moreno Romera, Fausto Olivares, Pérez Aguilera, Antonio Povedano, Carlos Pradal, Prieto Santos, Romero Ressendi, Torres Guardia y Juan Valdés.


Edita: Fundación Andaluza de Flamenco
Ciudad: Madrid-1988
Páginas:85
ISBN: 84-404-2203-2
Depósito Legal: m-16061-1988

miércoles, 27 de octubre de 2010

POR DISTINTOS CAMINOS (35)


A lo mejor es que la vida hay que observarla, amarla y despreciarla,
profundamente, como desde este balcón de Romancos, sarmiento de
Brihuega en la Alcarria de Guadalajara.

No se comparten tristezas
ni se cuentan emociones
en las horas, siempre lentas.

Pasa la vida. ¿Qué vida
pasa en la plaza desierta?

LIBROS CON SON FLAMENCO: EL FLAMENCO COMO PATRIMONIO


"El flamenco como patrimonio" (Anotaciones a la declaración de la voz de la Niña de los Peines como bien de interés cultural) es en realidad, más que un libro, un informe técnico para dicha declaración, encargado por la Junta de Andalucía a Cristina Cruces Roldán. En él se recogen todos los requisitos exigidos para tal fin.


Edita: Bienal de Arte Flamenco
Ciudad: Sevilla-2001
Páginas: 118
ISBN: 84-95020-65-3
Depósito Legal: SE-533-2001

martes, 26 de octubre de 2010

DESDE MI TORRE: UNA COMISARÍA DE ADORNO


No, este edificio, con muchos retoques, ya no es aquella especie de club nautico o escuela de piragüismo que montó la OJE en la calle Betis en los primeros años de la década del 50. Desde hace muchos años se convirtió en la comisaría de policía de nuestro barrio de Triana. Sin duda para los agentes en ella destinados, la de vista más hermosa de la ciudad, y la más fresquita en verano por aquello de la cercanía del río. ¡Chipén!

Mas leyendo el pasado día 22 el artículo de Ángel Pérez Guerra en el diario ABC, que él titula "Un paseo", sabrosísimo de principio a fin, me entero de que nuestra comisaría no tiene internet, que está todavía en la edad de piedra o peor de cuando estaba situada en la calle de San Jacinto. El periodista nos cuenta con una gracia profunda lo que sigue. "Vas por la calle Betis, a rebufo de la luz vespertina, y al pasar ante la comisaría oyes a un policía que gesticula en la puerta, con esfuerzo admirable por hacerse entender ante un extranjero no menos concentrado en descifrar el mensaje: "Es que aquí no tenemos Interné, ¿sabusté?". Y se te agolpan, como un panal, las incongruencias: ¿Que en la Andalucía de la noséyacuántas modernizaciones, de las TICs-tacs y los centros bilingües como rosquillas, de la fibra óptica, ernoventidó, la investigación genética de vanguardia, el AVE maría de mi arma lo que corre esto, y to pa llegá a Madrí, las comisarías de la Policía (científica o de letras)... los tentáculos de Rubalcaba no se han dotado todavía de la red de redes, la herramienta clave para progresar adecuadamente en las competencias boloñesas (qué rico) de la sociedad del conocimiento? En la comisaría de Triana no tienen Internet, pero el puente del mismo sobrenombre sí tiene dos carriles bici, y para separarlos de la calzada, unos bordillos que parecen diseñados por el urbanista de Drácula. Tienen el mismo color que el carril bici, por lo que son perfectos para que personas mayores o simplemente distraídas se despanzurren allí mismo, como le sucedió a una señora la tarde de mi paseo".

En Triana es que no tenemos de nada. La delegada del distrito aparece bien poco y está más escondida que el anterior delegado, Alberto Moriñas, el día 19 de octubre del pasado año, cuando aquella manifestación en contra de tantos desafueros como se están cometiendo en el barrio. Por no tener no tenemos ni el grito de la asociaciones, ni el de las hermandades..., sólo algún que otro colectivo vecinal se atreve a dar la cara. Eso sí, nos han cortado la entrada y salida al barrio y estamos modernizados (?) con inmensos carriles bici...

En cuanto a lo que comenta con gracia profunda Ángel Pérez Guerra, ¿no les parece a ustedes que una comisaría sin internet está más de adorno que los aros postizos del puente?

POR DISTINTOS CAMINOS (34)


Estos viejos
me saben a antiguas leyendas del tiempo.

Estos viejos
saben de memoria la historia del suelo.

Estos viejos
conocen el cielo mejor que el vencejo.

Estos viejos
supieron de guerras, de lutos e infiernos.

Estos viejos
amaron con ansias cien cuerpos morenos.

Estos viejos,
mis queridos viejos,
hoy nos miran como si nosotros
fuésemos los viejos.

LIBROS CON SON FLAMENCO: EL FLAMENCO A LA LUZ DE GARCÍA LORCA


Sin pretenderlo el autor, el gran crítico flamenco montillano Agustín Gómez, lo que en su inicio fueron una serie de conferencias, en las que incluía el célebre Concurso de Granada de 1922, y algunas colaboraciones en revistas y congresos sobre el tema de la estética flamenca en García Lorca, se convirtió en un extraordinario libro, con marcado estilo ensayístico, que cuajó en el título "El Flamenco a la luz de García Lorca", en el que el autor, con su incisiva y sincera escritura, nos va descubriendo muchas sombras producidas por las luces de la obra lorquiana en esta materia.

A través de cinco capítulos, más el colofón de un remate final sin desperdicio, el escritor nos va llevando de la mano de sus interesantes opiniones desmontando muchos lugares comunes que, de tan repetitivos, siguen dándose por válidos en la literatura dedicada al flamenco.

Libro ciertamente muy recomendable. El prólogo es del poeta Manuel Gahete, correspondiendo las ilustraciones al pintor Antonio Povedano.


Edita: Ateneo de Córdoba
Ciudad: Córdoba-1999
Páginas: 189
ISBN: 84-88175-20-5
Depósito Legal: CO-163/1999
Adquisición: Ateneo de Córdoba. Apdo. de Correo 3159. 14008-CÓRDOBA

lunes, 25 de octubre de 2010

POR DISTINTOS CAMINOS (33)


Silencio en Valldemosa.
Silencio y nada más.

Juega el sol a tornaluz del muro
duplicando su afán.

Juegan los mirlos con la fuente quieta
y el claustro con la cal.

Una celda vacía. Un piano callado.
El aire silba nombres...
Chopin y George Sand.

Quebradas las octavas,
silencio y nada más.

LIBROS CON SON FLAMENCO: EL DUENDE TIENE QUE SER MATEMÁTICO


Este libro, subtitulado "Reflexiones sobre el estudio analítico de las bulerías", del escritor, profesor y guitarrista francés Philippe Donnier, consiguió el Premio de Ensayo González Climent del año 1985, que estaba patrocinado por el cantaor Luis de Córdoba.

Con prólogo del crítico Agustín Gómez, el escritor divide su ensayo en cuatro apartados: "Una experiencia vital", "Análisis estructural del compás de la guitarra", "Análisis estructural de las falsetas de bulería" y "El flamenco hoy".

Aunque yo soy muchísimo más del flamenco vivencial que del teórico, tengo que reconocer que en algunas cosas, no en todas, sus valoraciones son perfectamente asumibles, sobre todo para el estudioso o profesional de la guitarra.


Edita: Virgilio Márquez, editor
Ciudad: Córdoba-1987
Páginas: 70
ISBN: 84-86090-06-7
Depósito Legal: CO-70/1987

domingo, 24 de octubre de 2010

SAN RAFAEL, EL GRAN CUSTODIO DE CÓRDOBA


Cuando llega este día, Córdoba se hermosea y se arcangeliza para acercarse a san Rafael, su gran Custodio y patrón extraoficial, ya que nadie se acuerda nunca de sus dos titulares: san Acisclo y santa Victoria. Rafael ganó la batalla a estos dos mártires hermanos y hasta a la copatrona de la ciudad, la Virgen de la Fuensanta. Hasta la misma copla lo canta:

Si dice que es cordobés,
no preguntes por su nombre:
que se llama Rafael.

Rafael está presente en todos los rincones, plazas, calles y patios de Córdoba. Hasta en su puente romano está Rafael presente forjándose en su más antigua iconografía de las manos de Bernabé Gómez del Río, el Rafael más cercano a las miradas, el más humilde, el más a la altura del pueblo y, sin duda, al que los cordobeses profesan mayor y más sencilla veneración uniendo con sus rezos a la gran urbe y al Campo de la Verdad. Un Rafael con una floresta de velas alrededor, y de promesas, y de miles de avemarías por el aire de la ribera... Ante él, siempre recuerda uno la hermosa soleá que le dejase a manera de ofrenda nuestro amigo y poeta, tristemente desaparecido, Joaquín González Estrada:

En la madrugá del puente,
a ver si se atreve el viento
a soplarle las velillas
que a San Rafael le enciendo.

O la no menos bella de Miguel Molina Campuzano:

Por cima el Puente Romano
¡Córdoba de los molinos!
San Rafael custodiándolo.

Desde la torre alberada, desde la más alta espadaña que vigila el antiguo caserío y las morenas carnes de la cercana sierra, el Rafael tallado en piedra de Pedro de Paz observa atento hace más de 350 años el afán de su gente, y dede el Puente Nuevo a la campechana Plaza del Potro, desde Puerta Nueva a la Plaza de Aguayos, desde la antigua estación que venía venir a los pasajeros de todo el orbe, desde la Plaza de la Compañía a los zaguanes de las casas, por la tierra y por el cielo, Rafaeles, Rafaeles...

Rafaeles en el aire,
Rafaeles custodiando
Córdoba de parte a parte.

Rafaeles por plazuelas,
Rafaeles por los patios,
Rafaeles por las calles.

En mil retablos vidriados
que hablan de su señorío,
Rafaeles por la sierra,
Rafaeles por el río.

Rafaeles,
Rafaeles,
Rafaeles...

En un vuelo, añil y oro,
Rafael desde la altura
vigila bien su tesoro.

Córdoba duerme serena
porque Rafael la guarda
en un estuche de almenas.

Y a mi mirada, tan nueva,
arcángeles van y vienen
todos con el mismo nombre:

Rafaeles,
Rafaeles,
Rafaeles...

A todos nuestros blogueros "Rafaeles", cordobeses o no, mi más sincera felicitación.

POR DISTINTOS CAMINOS (32)


Todo es como un nuevo Génesis que se duplica en el espejo del mar.
Nace Mallorca -cual perfil de un recortable- bañada en oros del
Naciente por el cielo y por el agua.
Es, sin duda, el milagro mediterráneo de cada amanecida.

El sol que amanece.
La ciudad que despierta.
Mallorca se agiganta.

Su catedral se esbelta
bañada de naranjas que presagian
un cielo y mar azules
que den color y vida a su silueta.

LIBROS CON SON FLAMENCO: EL CÍRCULO MÁGICO


Este libro de Francisca García Redondo se publicó con motivo del centenario del nacimiento de tres grandes artistas del baile: Antonia Mercé "La Argentina", Vicente Escudero y Pastora Imperio, todos nacidos el año 1888.

En realidad se trata de un librillo de biografías breves en el que se nos muestra los perfiles más interesantes de esta triada.


Edita: Institución Cultural "El Brocense"
Ciudad: Valladolid-1988
Páginas: 83
ISBN: 84-86854-07-5
Depósito Legal: VA-287-1988

sábado, 23 de octubre de 2010

DESDE MI TORRE: ¿LÁGRIMAS POR UN ASCENSO?


Aunque estas lágrimas de la ilustración no pertenecen a su nuevo nombramiento, bien las pudo echar nuestra flamante Ministra cuando se enteró de la noticia del ascenso, como tenemos ganas de echarlas los béticos por la misma causa: estar en la División de Honor. ¿Qué mayor honor en la política -esta clase tan rara que nadie entiende- de llegar al súmmum de un ministerio?

Conozco a esta mujer desde hace mucho tiempo, y sé de su gran capacidad de trabajo, de su entereza ante las presiones de su antiguo partido, de su entrega como alcaldesa en una ciudad tan especial como Córdoba. Hablar con ella era una delicia por su sonrisa siempre pronta. Era una mujer fuerte, pero sencilla al mismo tiempo, blanda con las espigas y dura con las espuelas al estilo lorquiano que retrataba a Sánchez Mejías. Alcaldesa a la altura de todos los ciudadanos, aunque su partido no hubiese sido el más votado. Observarla en su trabajo diario, hasta con sus lógicas y humanas equivocaciones, era un ejemplo de entrega y honestidad. Tarde o temprano se veía venir la huida de sus primeras señas políticas de identidad. ¿Qué podía ofrecer ella en un partido roto como un viejo cántaro?

Y el salto fue hace año y medio a la Junta de Andalucía -de Rosa a rosa- como Consejera de Obras Públicas y Vivienda, aunque ella supiera de "metro" lo que yo de física cuántica, y las únicas viviendas nuevas que yo he visto construídas en este periodo -al menos en Sevilla- han sido las chabolas alzadas de cartón y chapa en los terrenos cercanos al puente de San Juan de Aznalfarache. Pero mucho tiene que saber doña Rosa de todas las materias, muy instruida y preparada debe estar, cuando nuestro Presidente la convierte en Ministra de su nuevo gabinete -llamado el de la "salvación" y le concede la cartera de Medio Ambiente, Rural y Marino.

Hasta lo de rural, vale, por aquello de que Córdoba capital es muy aficionada a hacer "peroles" en el Parque de los Villares y uno anual en la explanada del estadio El Arcángel, que organiza la Federación de Peñas, y porque toda la provincia cordobesa en sí tiene unos parajes rurales muy hermosos: desde Montoro a Cardeña, Villaviciosa, Pozoblanco, Dos torres, Hornachuelos..., y una bellísima y fértil campiña que atraviesa desde Fernán Núñez a la Subbética. Pero ¿marino? ¿Qué entenderá mi entrañable Rosa de ambiente marino si en Córdoba, donde ha permanecido casi toda su vida, sólo existía con alguna reminiscencia al mar el "Bar Playa", en el llamado jardín de "Los patos", oficialmente de "La agricultura? ¿Y qué Rosa es ésta que quiere cuidar el llamado "Medio ambiente" -que podría ser "entero"- que se cargó la muy célebre rosaleda de estos mismos jardines para levantar una biblioteca pública que se ha quedado sin rosas y sin presupuestos?

Por su grandes merecimientos personales me alegro de que Rosa Aguilar Rivero haya llegado a Ministra, aunque no creo que tenga mucha idea de su nuevo cometido. Genial sobre este tema el chiste de ayer de Mingote en ABC con el ejemplo de Leire Pajín como recién nombrada Ministra de Sanidad, que probablemente ignore lo que es el "Betadine". Lo de llorar por el nombramiento no es lógico. Los ministros sólo lloran al salir, como le pasó a Manuel Arburúa con Franco, y como le ha pasado a Moratinos con Zapatero.

Probablemente, España se ha quedado sin una buenísima alcaldesa para tener a una regular Ministra. ¡Ojalá y me equivoque, por el aprecio personal que le tengo!

¡Ay, Rosa, Rosita, Rosa
-rosa, rosae, en latín-,
rosa tú, la más hermosa,
que dejaste a Izquierda Unida
por un colchón Pikolín
y tu hoz y tu martillo
diciendo alegre: -A mí, plim!

¡Ay, Rosa, la cordobesa,
que ahora te vas a Madrid
con tu chaqueta frambuesa
a cuidar del medio ambiente
tanto rural o marino,
sin saber qué son los peces,
sin saber qué son los pinos!

No llores, rosa temprana.
Pediré a Dios que te asista.
¿Sabes lo que yo daría
por tu sueldo de Ministra?


(Foto: Diario El Mundo)

POR DISTINTOS CAMINOS (31)


Bien pudiera ser una de las largas y solitarias carreteras de Arkansas, pero este milagro de color, esta paleta cromática, sólo puede encontrarse en cualquier camino de Andalucía la Baja.

No hay primavera sin luz
ni verdes sin primaveras.
Hasta en las gasolineras
el cielo vuelca su azul.

Blancos, naranjas y rojos.
¡Qué placer en las retinas
siempre niñas de los ojos!

Mancha de color bendita
de los bidones usados
que sólo el sol resucita.

LIBROS CON SON FLAMENCO: EL CHATO DE LA ISLA ENTRE LA VIDA Y EL CANTE


En el terreno de las biografías de personajes flamencos, este libro es uno de los mejores en la materia. De la mano experta de Salvador Aleu Zuazo, que va dando interesante pie a cada capítulo, el protagonista, José Llerena Ramos "El Chato de la Isla", nos va desgranando su vida, los malos tiempos, su memoria de las ventas de la Isla de San Fernando, los recuerdos de sus compañeros de arte, su llegada a Madrid, su vida en "Las Brujas" y sus valoraciones de artistas como Caracol, Camarón, Antonio Mairena, su compadre Fernando Terremoto, Marchena, Farina...

Salvador ha tenido la habilidad de dejar hablar a su personaje en su propio lenguaje sin ponerle un acento y sin quitarle una coma, lo que nos hace acercarnos con más fidelidad y cariño a este cantaor singular.

El libro, dividido en dos partes, y prologado por Manuel Martín Martín, con una amplísima e interesante colección fotográfica, recoge al final una serie de testimonios sobre el protagonista, así como una lista completa de su discografía.

Libro interesante para los amantes de este género literario y para todos aquellos que quieran conocer la vida y obra de este artista de la antigua Isla del León.


Edita: ISPREN, S.L.
Ciudad: San Fernando (Cádiz)-1995
Páginas: 233
Depósito Legal: CA/508/95

viernes, 22 de octubre de 2010

TRIANA EN MI MEMORIA (4)


Nací casi a la sombra de Santa Ana y a ella me llevan siempre mis pasos cada vez que vuelvo al arrabal. Es el centro y fiel de mi memoria desde la nacencia. Ante su altar mayor se casaron mis padres, y mis tías, y yo y mi hijo Pablo. Y en su pila bautismal -que se colocó en la víspera de Señora Santa Ana del año 1499- recibí el primer sacramento de manos de José María Arroyo Cera, como más tarde lo recibieron mis primos y mis cuatro nietos. El alma siempre me vuela hacia su recinto cuando pongo el norte hacia mi barrio. Es, por una parte, como una descarga de sentimientos; por otra, la aspiración del gozo más profundo para otro tiempo de ausencias.

No hablo ya de ella como corazón de las más entrañables obras artísticas -que hoy de nuevo están reluciendo gracias al tesón de su párroco, Manuel Azcárate, y de la creación de la escuela taller que conduce como monitor Enrique Lobo Lozano-, sino como centro de gravedad de mi vida, como veleta física de mi fe. Cuando desde lejos veo su torre -esa torre cobalto que da nombre a este blog- sé que a sus pies están condensadas casi todas mis emociones: las alegres y las que te dejan luto en el alma. Por su plazuela de la Sacra Familia, a la que la propia Santa Ana borró el nombre, corría cuando niño, y jugaba al turco y al escondite, y chillaba con mi charpilla al término de los bautizos para que el padrino lanzase un buen puñado de monedas al aire: ¡Padrino, no te lo gaste en vino, échalo a pelón...!, y allá que nos lanzábamos como albatros en la bocana de la puerta de Vázquez de Leca para conseguir unas perrillas con las que comprar algunas estampas, algún palmito de Hinojos o una manzana caramelizada con un palillo hundido en su pulpa...

Ya de mayor, no me canso de admirar sus grandezas: la maravilla del retablo de Pedro de Campaña -tan felizmente restaurado-; las imágenes de sus titulares -encargadas por Alfonso el Sabio-; a Madre de Dios del Rosario -Patrona de los capataces y costaleros de Sevilla-; la custodia de Andrés de Ossorio que se asienta sobre el basamento ejecutado por Blas Amat; la Pura y Limpia de la capilla sacramental, que dicen nacida de las manos de Duque Cornejo; la hermosísima Virgen de la Rosa de Alejo Fernández, que siempre me acerco a contemplar en el trascoro; la Virgen de la Victoria...

Cuántas veces habré entrado por las mismas puertas por la que entraron santa Teresa de Jesús, conquistadores, almirantes, capitanes de naos, y hasta reyes. Todos, como yo cada vez que tengo la suerte de cruzar el puente, se postraron ante la gran abuela del viejo arrabal: esa Señá Santa Ana que sigue vigilando a sus hijos desde hace siete siglos largos, y a la que habla cada día, en la soledad del templo, pidiéndole salud para estar siempre a su lado, Francisco Rodríguez Moreno "El Mudo".

POR DISTINTOS CAMINOS (30)


En la cal, herida de cuchilladas, se observa la huella de mi vida:
fui casa de labranza y mesonera luego, refugio de bandidos de las cercanas sierras,
hospital de campaña de aquellos días de odio...
Hoy, en Lozáina, sencilla y vieja casa que se muestra al forastero
como ejemplo rural y muestra antropológica. ¡Qué cosas!

Ayer calle de la Villa
y hoy calle de sentimientos
bajo las tejas que cubren
el corazón que va adentro.

Fui rubia de fuertes soles.
Mi portón, puerta del cielo.

Ayer casa de la Villa
y hoy villana de los tiempos.

LIBROS CON SON FLAMENCO: EL CARTEL MALDITO


Hasta ahora es el último libro del prolífico Manuel Bohórquez Casado que, aparte de ser crítico flamenco del diario El Correo de Andalucía, se ha dedicado en cuerpo y alma a la labor de investigación sobre personajes antiguos del flamenco. Desde "La Sonanta", su primer libro, editado en 1992, dedicado a descubrirnos la figura de Fernando el de Triana, hasta este último sobre "El Canario", en el que disecciona meticulosamente la vida, obra y muerte del cantaor de Álora, ha sacado al mercado de la literatura flamenca "El Carbonerillo" (1996), "Manuel Escacena. Viaje a la memoria de un clásico del cante sevillano" (1998), "La Niña de los Peines en la Casa de los Pavón" (2000), "Clásicos del cante flamenco" (2002), "A palo seco" (2006), "Tomás Pavón, el Príncipe de la Alameda" (2007) y el mismo año "La voz prohibida", biografía del cantaor morisco Manuel Gerena.

Su pasión por el tema investigador le llevó a escribir este interesante libro, tras hacer un enorme esfuerzo en archivos, hemerotecas, legajos judiciales, ayuntamientos, etc. A su título de "El cartel maldito", el autor añade el largo subtítulo "Vida y muerte del Canario de Álora. El secreto mejor guardado del flamenco" y sobre ests premisas va desarrollando su historia hasta llegar a la muerte, por puñalada, en el Café Cantante de Manuel Ojeda, situado en la orilla sevillana del puente trianero.

El libro, compuesto por nueve extensos capítulos, y acompañado por un Cd con grabaciones de cantes por malagueñas de "El Canario" en las voces de diversos artistas, desde El Mochuelo hasta Arcángel, no se deja atrás ningún dato que haya podido ser verificado para conocer en profundidad a tan enigmático como extraordinario malagueñero.

Libro muy recomendable.


Edita: Pozo Nuevo (sello del autor)
Ciudad: Sevilla-2009
Páginas: 245
ISBN: 978-84-603-1937-4
Depósito Legal: SE-2708-2009
Adquisición: Librerías.

jueves, 21 de octubre de 2010

DESDE MI TORRE: ¿NO HAY NUNCA UN DÍA DEL POBRE?


No, no debería existir nunca el día del pobre, porque sería clara señal que la pobreza estaría erradicada de todos los rincones de la tierra y que los hombres, por fin, alcanzaron su dignidad humana. Ojalá esta palabra estuviese eliminada de todos los diccionarios del mundo. Se sabe cómo, pero nadie quiere hacerlo porque siempre son convenientes los esclavos. Cuantos más, mejor. La historia de la humanidad, por desgracia, está llena de ejemplos de todos los colores.

Pero al no ser así, al señalarse cada vez más y con más fuerza la pobreza, en ese calendario que no sé quién propone de "días del...", dería incorporarse el "Día del Pobre" para que todos sintamos en nuestras carnes la gran vergüenza de una sociedad que propicia una nueva lepra que empieza en las manos pedigüeñas y termina con la muerte en soledad en cualquier portal de las ciudades.

Tenemos el día sin coches -al que nadie, evidentemente, toma en cuenta-; el día sin tabaco, que es cuando más se fuma; el de la arterioesclerosis, la fibromialgia, el cáncer, el de la Cruz Roja, el de los enamorados -aquel invento de Pepín Fernández que cuajara Galerías Preciados-; el de las fuerzas armadas, el del padre, el de la madre, el de la cuñada buenorra, el de los trabajadores, el de los difuntos, el del club.... Pero no hay un "Día del Pobre" en el que todos, en legiones, salgan a las calles y las inunden, no para pedir, sino para mirarnos fijamente a los ojos; no para limosnear, sino para que los políticos vean los resultados de las tantas milongas que cuentan de sus enormes esfuerzos "a favor de los más desfavorecidos"; no para que los sentemos a nuestras mesas en el "Día del Señor" -como hacía la falsa beatería de un tiempo no muy lejano-, sino para exigir un puesto digno de trabajo.

No estoy en contra de los demás días; ni de que se iluminen de color de rosa nuestros monumentos más representativos cuando el llega el Día del Cáncer; ni que de la duquesa de Alba se siente a las puertas de los ayuntamientos cuando llega el de la Cruz Roja, acompañada por señoras de la alta nobleza... Estoy en contra de que nos dé miedo mirar cara a cara a cuantos sufren la más ignominiosa de las enfermedades de la sociedad: la pobreza, esa que queremos quitar de nuestra conciencia echando al cestillo una moneda de euro en los casos más generosos, pero para la que nos falta el valiente grito de la denuncia.

¡Qué hermoso y necesario y justo un "Día del Pobre" sin pobres!

POR DISTINTOS CAMINOS (29)


Pasaron por Alozáina...

Dicen que pasó la historia,
dicen que pasó la vida,
cuentan que pasó y pasó
le verdad y la mentira,
la esperanza y el rencor.

Y hasta el amor
dicen que pasó.

Siempre esperando el mañana
y se me pasó la vida
en el portón de la casa.

Y yo me quedé soñando
una historia, una verdad,
un no sé qué y no sé cuándo.

LIBROS CON SON FLAMENCO: EL CARBONERILLO


Es una delicia leer y releer estas historias, con marcados tintes biográficos, del que fuera uno de los mejores fandangueros de la historia del flamenco: Manuel Vega García "El Carbonerillo". Detrás de estas páginas cuajadas de emoción hay una gran labor de investigación porque, como dice el autor, Manuel Bohórquez, eran pocos los que podían aportarle algún dato desconocido de interés y los que podían ofrecerle algunos, como las hermanas del cantaor, desconfiaban de la juventud del investigador.

El libro está escrito en un lenguaje muy coloquial y poco a poco nos va acercando al cantaor de La Macarena, a sus éxitos, a los espectáculos que compartió con las mejores figuras de su tiempo y a su completa obra discográfica, a las anécdotas que le ocurrió -graciosíma una ocurrida en Cantillana- y a su pronta muerte, con 31 años, en 1937.

La publicación goza de una excelente y añeja colección fotográfica que aún hace más agradable la lectura de este libro singular.


Edita: Diputación de Sevilla
Ciudad: Sevilla-1996
Páginas: 152
ISBN: No consta
Depósito Legal: SE-1256-96

miércoles, 20 de octubre de 2010

DESDE MI TORRE: ¿PARA CUÁNDO UNA LEY AGRADABLE?


Yo soy fumador y no me alegro de ello, pero de ahí a que me tengan como un apestado va un abismo. Sé, sin que me lo tenga que decir el gobierno, donde puedo y no puedo fumar. Y me chincho y aguanto. Pero no soporto la manía persecutoria de un gobierno que sí que no nos deja respirar con tanto falso intervencionismo. Se sentaron las bases de los lugares en los que se prohibía el uso del tabaco, los hosteleros cumplieron las leyes gastándose un pastón en acondicionadar los reservados de sus locales: mamparas, extración especial de humo, nuevos acondicionadores de renovación de aire, etc. Pero no, esto no bastaba. Había que empeñarse sí o sí en quitar a los fumadores de enmedio de la forma que fuese, que siempre se suele hacer de una forma coercitiva: por decreto ley.

Ya, cuando todos nos habíamos acostumbrados a estas normativas, más leña al mono. No se puede fumar en ningún bar, aunque se hayan hecho obras costosas para el espacio de fumadores, pero, además, no nos dejarán fumar fuera de los recintos hospitalarios por aquello del mal ejemplo comparativo. Ahora bien, si usted va a los toros o al fútbol, se fastidia con el fumador que tiene al lado, porque eso no se prohibe. ¿Cómo se va a prohibir fumar el clásico puro en los toros, ni el cigarrillo en el fútbol para calmar los nervios? Pero si usted estos nervios los tiene destrozados porque está acompañando en el hospital a un familiar durante dos o tres semanas, con sus días y su noches, y aprovecha la visita de alguien para bajar a fumarse un pitillo en las grandes explanadas que tienen los hospitales: nati turati, y como tampoco lo dejan en el bar..., pues eso: a joderse por decreto ley o a coger por el cuello al guardia de seguridad que le llama la atención en ese gran espacio al aire libre.

Dejan abortar a tutiplén sin que los padres puedan intervenir, y en contra de todas las asociaciones antiabortistas; permiten todas las más grandes aberraciones que nos podamos imaginar; tienen en las puertas a más de seis millones de parados..., y los que te rondaré, morena; están dejando el país hecho unos zorros; roban por todos los lados y bajo las siglas de todos los partidos..., pero eso no cuenta. ¿Cómo van a dictar ellos un decreto ley para suprimir la inmunidad parlamentaria, para que quien toque el "cazo" vaya a la cárcel por aquello también del "mal ejemplo comparativo", para eliminar los miles y miles de teléfonos corporativos, los coches oficiales, los amuerzos y cenas con sus "pinceladitas" roblenianas a costa del tesoro público...?

El lema es joder al personal de una u otra forma. Cuando lleguen las elecciones todo volverán a ser promesas que jamás se cumplirán, volverán los descamisados como las golondrinas de Bécquer, se pondrá de moda nuevamente la pana proletaria, chillarán en los estrados de los estadios como jamás gritaron contra las injusticias que ellos mismos propician... Y vuelta a empezar.

¿Para cuándo una ley agradable como la de que el paro no exista bajo ningún concepto? ¿Nos pondrán, por fin, después de tantas promesas en este sentido, una policía de barrio para que no se multipliquen los robos ni las palizas callejeras como hoy pasa? ¿Seremos respetados por los burócratas de turno cuando necesitemos de su asistencia? ¿Seremos algunas vez hombres libres sin que el gobierno nos demuestre tanto cariño con la dictadura del intervencionismo?

Está claro que nos van a quitar de fumar, pero cuando esto pase en enero, con lo cabreado que está ya el personal, se nos va a poner una cara de mala leche que veremos si no se refleja en las urnas.

TRIANA EN MI MEMORIA (3)


Entre los días más hermosos de mi infancia se encuentran aquellos en los que mis padres me llevaban al cine de verano, normalmente los sábados. Triana, con los nuevos tiempos, se ha ido quedando huérfana de estos solares de esparcimiento y gozo donde las familias se quitaban, en aquellos años de posguerra, y por un escaso par de horas, parte de las miserias que rodeaban sus hálitos de vida.

En nuestro arrabal, de los que yo recuerde, estaban el San Jacinto, donde hoy se inicia la avenida de Santa Cecilia; el Giralda, frente a las antiguas cocheras de tranvías, lugar que hoy ocupa el ambulatorio Amante Laffón; el Estrella, junto al colegio San Jacinto, en el solar donde hoy se alza el Hotel Zenit; el Evangelista, en la calle del mismo nombre; el San Telmo, en Plaza de Cuba; el Emperador, en la Cava de los Gitanos; uno que no recuerdo su nombre en la Avenida de Alvar Núñez..., pero los dos cines de verano por excelencia eran el Avenida, junto al cuartel de la guardia civil en la calle Pagés del Corro, y el Alfarería, el más señorito y cómodo, con el anuncio de su "selecta nevería".

Lo de menos eran las películas. Lo de más el papelón de pescaíto frito, acompañado de sus roscas y su manojo de rabanitos frescos. A mi padre sólo le gustaban las películas de humor, "las de risa", como así se les decía: Antonio Riquelme, Fernán Gómez, Antonio y José Luis Ozores, Tony Leblanc, Pepe Isbert, Gómez Bur, Manolo Morán..., estos eran sus actores, más un italiano al que él apreciaba mucho, no sé por qué, llamado Aldo Fabrizi, del que me hizo ver tres o cuatro veces una película llamada "El maestro" que aún guardo en mi memoria, y que era la única que no era precisamente de humor. Las demás, entrañables cuando he podido visionarlas de mayor, "Bienvenido, Mr. Marshall", "Once pares de botas", "El fenómeno", "Historias de la radio", "Los ladrones somos gente honrada", "Manolo guardia Urbano", "El tigre de Chamberí", "Los tramposos", "Los económicamente débiles", "El cerro de los locos", "Recluta con niño", "Marcelino pan y vino"... Las del Oeste, las reservábamos mi primo y yo para el cine Rocío, disfrutando con el general Custer y con los sioux y los cheyenes en "El Séptimo de Caballería", mientras hacíamos compás levantando y dejando caer los asientos de maderas cuando volaban los caballos hasta el fuerte Lincoln...

La vida se nos colaba a través de la pantalla. Nos gustaban hasta los anuncios proyectados de cristales tintados con la publicidad de Muebles Rodry o Ferretería Lázaro, realizados por los publicistas de las agencias Alas o Baltri. Se nos avivaban los ojos y olvidábamos los malos ratos de las vacunas antituberculosas, del alcohol de las heridas y el espulgo diario de los piojos cuando volvíamos del colegio. La vida, ante la gran pantalla de un cine, se nos llenaba de sensaciones y terminaba por alegrarnos las muchas horas en las que habitaba la miseria.

POR DISTINTOS CAMINOS (28)


Blancos mis costados,
blancas mis fachadas,
subiendo los blancos
la cuesta empinada,
bajando la cuesta
blanca mi mirada.

Blanco, blanco, blanco.
Ante tanto blanco
se encala mi alma.
Blanca Álora bendita.
Sobre la cuesta empinada
los blancos se resucitan.

LIBROS CON SON FLAMENCO: EL CANTE POR DERECHO

"El cante por derecho" (Semblanza del cantaor Miguel Vargas) es un sentido homenaje literario que llevaba fragüando desde hace años el poeta, escritor y profesor José Cenizo Jiménez. A partir de la publicación de este libro, cualquier estudioso o aficionado que quiera adentrarse en la vida, obra y discografía del cantaor de La Puebla de Cazalla, avecindado desde su infancia en Paradas, no tendrá más remedio que recurrir a él, ya que nada ha escapado al biógrafo en este trabajo lleno de pasión pero no exento de rigor, tal como Cenizo nos tiene acostumbrados.

Con presentación del Alcalde de Paradas y del Presidente de la Peña Flamenca de la localidad, y prólogo de Emilio Jiménez Díaz, el autor hace una precisa introducción sobre el cantaor, que termina con un agradecimiento general a cuantos le ayudaron a rematar felizmente la obra. Tras este preámbulo se pasa a analizar las coplas de las grabaciones de Miguel, trabajo que realizan Máximo López Jiménez y Antonio Bascón Torres, continuando con el apartado "Vida y poesía en el cante de Miguel Vargas", "Miguel Vargas en la memoria de la afición y de la crítica", "El artista y el hombre en la intimidad", "Corona poética", "Antología de letras grabadas por Miguel Vargas", "Cronología vital y artística", "Discografía", "Bibliografía y hemerografía" y "Clasicismo y actualidad de Miguel Vargas", terminando con un interesante álbum fotográfico.

Libro necesario para conocer todo cuanto en la vida y en el cante nos dejó este gran hombre y este gran cantaor que la vida quiso arrebatarnos demasiado joven.


Edita: Ayuntamiento de Paradas
Ciudad: Paradas (Sevilla)-2010
Páginas: 236
ISBN: 978-84-693-0384-9
Depósito Legal: SE-999-2010
Adquisición: Librerías

martes, 19 de octubre de 2010

DESDE MI TORRE: MAL SE LE PONE EL OJO A LA YEGUA


El personal está un pelín silbador y revienta actos oficiales. Y van dos seguidos: el del Día de las Fuerzas Armadas -achacado desde el Poder a la derecha, ultra o no- y el de la inauguración de remozamiento, el pasado domingo, de la Plaza de España de Sevilla, el gran legado de Aníbal González a una ciudad que nunca después lo tuvo en cuenta.

Como siempre pasa, aunque con más frecuencia en el tema taurino, división de opiniones. Unos a favor, porque todo el mundo tiene derecho al pataleo cuando lo privan de sus más elementales derechos; otros, en contra, porque nadie tiene ese mismo derecho de reventar un acto, sea de la naturaleza que sea. Claro está que esta vara de medir es un metro subjetivo que maneja uno u otro a su antojo depende de quien sea el silbado o abochornado. Y, si es un periodista, de en qué medio escriba, o hable.

En esta ocasión sevillana, no han salido banderas rojas y gualdas con el águila franquista, ni siquiera la constitucional, ni las "desesperanzadas" andaluzas. No, no. Ni las de CCOO, ni las de la casi extinta CNT, ni las republicanas, ni las de el Betis -que sí que se vieron por miles en las avenidas de la ciudad cuando el último segundazo-. En la inauguración del mayor recinto cerámico del mundo, nacido de los alfares de Triana, los silbidos y abucheos, las banderas expandidas al aire, salían del corazón y los brazos de los del mismo equipo: UGT=PSOE, que para eso el Poder le arrima tela marinera del telón de euros para que se muevan lo mínimo y pongan la voz con sordina como hacía el trompetista de Machín cuando cantaba "Dos gardenias" en directo en el minúsculo espacio del salón donde se hacían las mañanas dominicales de Radio Sevilla.

Si hubiese sido la derecha, los gritos hubiesen llegado a Pensilvania. La voz de los pobres es un aparte, porque estos pobres de solemnidad nunca se escuchan, ya que jamás hablan de sus miserias. Y porque ni siquiera tienen bandera, sólo un cercano comedor social de Cáritas o de unas monjitas solícitas. Pero es la misma izquierda quien ha gritado, quien ha echado en cara a su propio partido, como nosotros a Lopera, la injusticia de un bajonazo.

Algunos dicen, y puede que sea verdad, que no son actos para chillar y para silbar y para cagarse en los muertos de quienes no se acuerdan de nadie, y que hay otros sitios para hacerlo. Yo, que no le silbé jamás a Curro Romero en sus tardes malas, cuando me había arrancado diez mil pelas del bolsillo; y que ya no grito, porque sería predicar en el desierto y, además, flaquea mi voz, que no está ni para un liviano fandango, sólo pregunto: ¿Y cuándo es la ocasión que dicen algunos periodistas para chillar a esta gente? ¿Cuando se meten en sus "audis" de lujo con los cristales tintados? ¿Cuando en un acto informal llevan más guardaespaldas que Berlusconi? ¿Cuando se descamisan y se panizan en mítines a los que sólo acuden los afectos?

No, no estoy a favor de silbidos, gritos e insultos. Pero bien es verdad que a nadie silban, gritan e insultan si no se lo merecen. Y menos cuando estas réplicas sonoras vienen de sus propios hermanos.

Mal, muy mal se le está poniendo el ojo a la yegua.


(Foto: Diario ABC. Kako Rangel)

TRIANA EN MI MEMORIA (2)


Si la calle Torrijos -tan cercana al río- fue la calle de mi nacencia y la de Pureza la de mi crianza junto a mi abuela, la del Betis fue la gran calle de mis juegos infantiles y de mis primeros gozos. ¿Qué mejor visión podía tener un niño viendo los barcos a orillas de su casa, las riadas puntuales mirando a la boca del león, las aperturas del levadizo puente de San Telmo y la libertad de sentarse bajo la gran chopera que formaba un bosque desde la zapata al bar Puerto?

A aquella edad desconocía toda la historia de esa calle. Me paseaba, sin saberlo, por los mismos sitios donde lo hicieron Colón, y más tarde Magallanes y Elcano, donde trabajaban los carpinteros de ribera que tanto llamaban mi atención, y los calafates, y los marineros más expertos de toda la historia náutica. Mi placer era que la hermosa y juguetona "Yola", la perrita que tenía mi abuela, se pasease libremente por entre la chopera y los ancianos eucaliptus, y, además, con la recompensa de unas monedas para algunas chucherías. Tenía enfrente el paisaje más hermoso del mundo, y aunque mis ojos niños se clavaban en aquella gigantesca torre, hasta cuyo cuerpo de campanas me subía mi padre en alguna ocasión, no sabía aún valorar la importancia de aquel visionado de cada tarde.

Si recuerdo que me quedaba ensimismado viendo desde la cercana lejanía el trasiego del muelle de la sal, en el que entraban y salían con un ritmo endiablado barcos y más barcos de mediana eslora para descargar el elemento que se amontonaba sobre los adoquines en grandes montañas que de nieve parecían, mientras docenas de obreros, con unas grandes palas de madera, volteaban y seguían volteando aquellos prismas que casi de seguro vendrían de las salinas de San Fernando. Y cómo, de tarde en tarde, pasaba un tren exhalando su humo negro por la boca de la chimenea que se iba tragando lentamente el tunel del estribo del puente de Triana.

Eran tardes deliciosas, junto a "Yola", jugando al aro que me había hecho un amigo de mi padre que era fresador en la Hispano. Puede ser que fuese entonces cuando fui dándome cuenta de que era un niño solitario, pero no solo. Siempre me gustaba tener bien abiertos mis ojos, mirándolo todo, y me distraía con cualquier cosa: viendo pasar las barquillas que preparaban sus redes entre dos palos para la faena de la noche; observando cómo la Giralda se vestía de oros y violetas al caer el poniente; los penúltimos piares de los pájaros antes de la "queá" por la fronda cercana; las voces de los hombres que pasaban buscando la taberna de siempre...

Ese era mi mundo de los primeros años del 50: mi corral de la calle Torrijos con mi inolvidable abuelo, las caricias y meriendas de mi abuela Emilia -separados desde que yo tuve memoria de ellos-, y mis paseos con aro y perrita por esa calle que no gozó de su nombre actual hasta el año 1859, y a la que llamaban antes como Orilla del Río, Lado del Río o Derecha del Río, y que desde siempre ha sido y sigue siendo la calle de mis mejores sueños y recuerdos.

Memorias aparte merecen sus días de Velá, en los que, agarrado a mis padres, la vida se me colaba con la misma intensidad que el sol se cuela tras los visillos de las casas. Mi madre con su moña de jazmines sobre su hermoso pelo cobrizo y su vestido de piqué blanco floreado de grandes rosas azules, mi padre con la risa en los labios, las tapitas de barbo en "La primera del puente"... Y después, para rematar la noche, tras haber tomado un caldo Maggi en "La Cabaña", en la puerta del gran edificio de la telefónica trianera, los sainetes del "Quinto", "Sirenitis" y "Mi guitarra y yo" con las ocurrencias de Manolín, Escalera y Pepineti, mientras el niño que yo era se quedaba dormido sobre las faldas de su madre sin soltar el botín de unas avellanas verdes...
¡Calle del Betis! ¡La aurora de mi infancia, la acera de agua por donde creció este niño ya viejo que sigue mirando con devoción al río de su propia historia!

POR DISTINTOS CAMINOS (27)


Quien quiera hacer más blanca la cal, se equivoca.
Quien quiera hacer más verde y hermoso el monte, confunde la alquimia con la realidad.
Quien quiera vivir en esta calle de Ojén, póngase a la cola
de los que ansían alcanzar la felicidad de la belleza.


Cal y ventana,
ventana y cal.

El verde va sobre el blanco.
La esperanza sobre el alma
de la fachada de adobe,
pobre pero inmaculada.

LIBROS CON SON FLAMENCO: EL CANTE JONDO EN ANTONIO MACHADO


Manuel Urbano, el poeta y escritor jiennense, intenta desmontar en este ensayo la visión de un Antonio Machado con más espíritu castellano que andaluz, cuando en gran parte de su obra se pone de manifiesto y traslucen sus coplas un sevillanismo auténtico.

Por medio de sus poemas, de los sustanciosos párrafos de "Juan de Mairena" y de la obra conjunta con su hermano Manuel "La Lola se va a los Puertos", Urbano va analizando cada posible expresión flamenca en cada una de sus composiciones más andaluzas. Todos sabemos que Antonio no era el clásico sevillano jaranero, tal como él retrató a don Guido. Era un andaluz serio, sobrio en su vida y sus modales, aunque con un sentido exquisito e irónico, y aunque no emplease la copla flamenca como eje principal de su obra, lo que en parte hizo su hermano Manuel, recordemos lo que a través de "Juan de Mairena" decía a sus alumnos: "Si vais para poetas cuidad vuestro folklore. Porque la verdadera poesía la hace el pueblo. Entendámonos: la hace alguien que no sabe quien es o que, en último término, podemos ignorar quien sea, sin el menor detrimento de la poesía."

Merece la pena leer este ensayo para reencontrarnos con el Antonio tocado por la sabiduría de la copla en su propia obra poética.


Edita: Ediciones Demófilo
Ciudad: Córdoba-1982
Páginas: 98
ISBN: 84-85157-30-3
Depósito Legal: CO-516-1982
Adquisición: Librerías de viejo.

lunes, 18 de octubre de 2010

TRIANA EN MI MEMORIA (1)



Esta palabras salieron a la luz en el año 1988, cuando, con textos de Ángel Vela, Manuel Macías y yo, pusimos palabras al libro-catálogo de la maravillosa exposición que montaron Paco Molina y el propio Vela en la sala de Villasís del Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Sevilla. Mi querido paisano me pidió una colaboración que, en contra de mi costumbre, llevaba un título muy largo: "De cuando el Arte se convierte en magia por Triana", y ahí quedaron esas páginas para siempre dedicadas de esta forma: "A todos los trianeros que por la fuerza de una ley, injusta y sospechosa, tuvieron que abandonar Triana, su ambiente y sus costumbres, pájaros y azoteas, cuando en su paisaje de isla recluída hizo entrada el moderno fantasma de la especulación".

Hoy, sin ningún guión previo, me he propuesto acercaros la Triana que aún retengo en mi memoria, cada día más frágil y menos precisa. Una Triana más moderna, sin duda, pero que a mí se me quedó en su ancianidad, en los años infantiles cuando rodaba el aro por sus calles; en sus plazoletas de limas por el entonces húmedo septiembre; en sus juegos de "piola" -con o sin espoliniqui-; en sus panderos al aire por el ventoso agosto y en su caza de "zapateros" al pie de una caña a la que habíamos creado una charca a su alrededor, eso que ahora llaman los modernos con la palabra de "bioclima". Una Triana infantil de juegos de trompos y de bolas -nicle, nacle, cholacle-; de huesos de damascos, de álbumes futbolísticos en los que la estampa más coticiada era la de Antoni Ramallets -desde estonces me tira sentimentalmente el Barcelona-; de guerreas en el campo de orazú de El Tardón, frente a lo que es hoy la avenida Juan Díaz de Solís; del "al cielo voy", del juego de la banderita, del correazo, del turco, de los recortables del séptimo de caballería, de los tebeos de Jaimito, Balalín, El Guerrero del Antifaz, El Capitán Trueno, El Jabato, Roberto Alcázar y Pedrín, Carpanta, la Familia Ulises, los inventos del profesor Franz de Copenhague...

La Triana del "José María Izquierdo" -alias Procurador-, con don Antonio Sánchez Lafuente de director, y las caras de "esmayaítos" de don Arturo, don Fermín, don Ángel..., que se alimentaban, igual que nosotros, de leche en polvo y queso americano. La Triana que se abrazó a mi memoria para nunca irse, como si mis recuerdos fuesen un cordón umbilical que siempre me tendrá unido a ella.

En aquella oacasión de "Triana, semblante y genio", mis palabras se desgranaban así:

Tres sílabas amarradas siempre al corazón de un río. Tres golpes de voz, anchos y abiertos, orillados de por suerte y por historia a la mágica singladura del nombre de Sevilla: Triana.

Son dos. Par. Ciudad y cortijada.

Como en el amor, de tanta confidencia conjunta, separadas. Mejor así. Tal vez, Sevilla nunca perdone a Triana sus aires de independencia. Pero la quiere enfrente, como espejo que le devuelve en la memoria sus tiempos de conquista.

Como en el amor, de tanto trato confidente, siempre unidas: riberas de agua y sol en cada borbollón de sangre compartido.

Como en el amor: dos en uno en esa cruz de carne, violenta y fértil.

Como en el amor: enfrentadas siempre, cuerpo a cuerpo, en una lucha eterna de celos y amoríos. Ella, Sevilla, es ciudad. Él, con nombre de mujer -la ciudad de Trajano, la de los tres ríos, la que está más allá de un río- siempre será un barrio, por más que pretenda agigantar sus vuelos de hija predilecta.

Serán siempre, una y otro, ciudad y barrio arrabalero: un frente a frente, mano a mano, sombra y luz, un codo a codo, una serena majestad y una alegre algarabía, guiño constante, cara y cruz de una misma moneda...

Siempre, por dictadura del paisaje, estarán enceladas y, narcisistas las dos, la ciudad y su "guarda", disfrutarán eternamente del tópico o verdad de la copla, del verso y el piropo...

Mientras que Sevilla se yergue señorita y señorial en todos sus perfiles, Triana la mira embelesada, titubea en su lidia amorosa ante esa rosa de piedra llamada Giralda, y vuelve su vista atrás -como defensora de su ciudad-, hacia las blandas colinas aljarafeñas, revestidas años ha, según los cronistas, de almendros, vides, naranjos y olivares...

Sevilla es la luz. Triana -de tanto dorado en hermosos ponientes-, el sueño de esa luz: el ensoñamiento.

Sevilla es el fiel. Triana, la duda del equilibrio conjunto.

Sevilla es el barroco de límites exactos al que nada falta o sobra para una contemplación también barroca de la vista y de la vida. Triana, en cambio, es desbordamiento contínuo de la vida sin necesario temor a las justas proporciones: de arrabal a barrio, y vigía, y espejo blanco y oro florentino para que en él se acicale, con parsimonia, la mujer más llana y esbelta de todos los tiempos.

Si Sevilla es maestra fecunda de las grandes Artes, siempre ha sido Triana aprendiza aventajada de los grandes talleres de Sevilla, meritoria, autodidacta a veces y, en su afán por los caminos de la creatividad, noble y artesana en algunos oficios y artista prima en otros que salieron y tomaron vuelo desde sus fronteras naturales.

Todavía, perdidos ya retazos y jirones de antiguas historias, el Arte se convierte en magia por el barrio: en cualquier rincón; en el recuerdo de sus ilustres nombres; en la memoria de unas gestas mareantes que dieron resplandor a medio mundo; en la añorada y aún próxima visión de sus carpinteros de ribera; en el reflejo oro y verde de sus vidriados; en la cincelada plata de sus orfebres; en el olvidado macillo o martinete sobre el yunque pariendo filigranas en las fragüas; en las estampas rancias y amarillas que, como imágenes de otro tiempo, nos devuelven de pronto, una vez más, la estampa pinturera de un torero que viene a hombros hasta ella desde el anillo dorado de Sevilla; en el grito abierto de una toná -sangre solitaria del primer grito libertario-, en la templanza acompasada de una soleá o en el llanto desgarrador de un ¡ay! por seguiriyas...

Por medio de ese Arte en todas las facetas, que le dieron justa fama, hay que encontrar su magia con ayuda de la imaginación, intentando revivirla en cada golpe de voz, en cada mirada a sus esquinas y calles y plazas, soñando de nuevo el río...

Tras tanta entrada a saco de la especulación por este enclave singular en lo geográfico, hoy es obligado imaginar a Triana y casi reinventarla, para que sea la propia memoria, la de nuestros padres y abuelos, y la de muchos escritores que de ella exaltaron su valía, la que nos devuelva a las raíces de sus sentimientos y orgullos étnicos.

Y es obligación hacerlo así para mejor comprenderla, ya que, además, es la única manera posible de encontrarnos de nuevo -aunque tan sólo sea en el corazón-, con una Triana en esa plenitud de la que jamás debió ser desposeída; de saborearla paso a paso para beber la vieja y rancia solera de su envinado odre; de recorrerla, con vista mágica, para poner sobre sus aguas: galeones, zabras, pataches, arrogantes carabelas, nocturnas y entrañables cuchareras, vapores de tránsito y barcos para la sal..., y, en las redes perdidas, lampreas, sábalos, sabogas, picones, barbos, carpas, machuelos y albures...

Para intentar la belleza y alegría en sus calles, la hermosura en su paisaje de siempre, su señorío y espíritu noble sin nobleza afincada, habría que soñarla como la vivió Ariño, estudiarla a fondo como Justino Matute, gozarla a tope como Diego Cuelvis en el XVI y Davillier y Borrow y muchos otros en el XIX, sentirla íntimamente como el gran maestro Rafael Laffón, recorrerla de vagabundo como Cela, o entusiasmarse con ella, una y otra vez en nuestros días, como Ángel Vela, Manuel Macías y un manojo de trianeros que, en estos tiempos difíciles para la memoria colectiva, están haciendo posible que Triana resurja, vivamente, en el recuerdo de su nombre, de sus tradiciones, de su gente laboriosa, de las viejas profesiones desaparecidas y de esas artes que fueron magia a la orilla derecha del río grande...

Afortunadamente -aunque pocos trianeros quedan ya en el barrio-, el sentimiento del lugareño es profundo y aún se presume de haber nacido en el corral de La Parra, de La Hormiga, del Cura o de Montaño, en la calle Pureza, Fabié, Alfarería o Covadonga. No es arte mayor este del lugar exacto del nacimiento, pero también es arte, al menos, para los trianeros de cuatro cuarterones. Vuelven sus habitantes de los "polínganos" de la periferia en las grandes efemérides y, rara vez, no cruzan el puente una vez por semana para empaparse de los acontecimientos cotidianos del barrio. Triana pesa mucho en la estructura y tejido interno de la propia ciudad. Aniquilaron sus calles, corrales y casa de vecindad, sus formas de vivir y entenderse, pero jamás pudo la especulación y el destierro con su espíritu de pueblo conjunto...

Corpus Chico, Rocío, Estrella, Salud, Esperanza, Cachorro -sobre todo El Cachorro-, la O..., son reclamos fieles de una feligresía en la diáspora para la vuelta a los sitios comunes: a sus calles, al recuerdo de sus vivencias, a sus tabernas de siempre, al reencuentro con sus compadres para la conversación del mediodía. Este reencuentro en grandes ocasiones, sí es para el trianero Arte mayor, Arte del bueno, Arte del que necesitan más cada día, para que el barrio no se les difumine nunca en una vivienda vertical de polígonos extraños que ellos nunca quisieron poseer...

Es por eso que buscan el encuentro con el terreno cada vez que pueden, con esa luz distinta de Triana, con ese amor de otros tiempos en las esquinas de los amores y desamores de siempre, con sus azoteas de antiguas canarieras y palomares, con las mimadas macetas de geranios en las albas paredes de sus patios de vecindad...

Por medio y por dentro: el río. Por ese sentimiento interior, que nunca razón justificada, aunque el Padre Flores dejase para la historia la célebre frase: "El que un río corra por medio de un pueblo, no basta para decir que son dos...", Triana, también Sevilla, sabe que sí, porque el río, desde antiguo, ha sido miembro diferenciador entre la ciudad y el antiguo arrabal.

El escritor Antonio Burgos -puede decirse que cronista oficial del sentimiento de Sevilla-, decía en un artículo que no sólo admiraba a los trianeros por su sentido de barrio, sino por el de calle, de corral y escalera. Para mí, esa admiración de tan prolífico como buen escritor, se traduce en que el trianero tiene arte y magia al mismo tiempo. No hay mayor fe -sin religión impuesta- que la que tiene el trianero para defender las cosas de su barrio, la que tiene para demostrar sus instintos naturales. Él, sin duda, jamás sabrá explicar por qué, qué siente, por qué vuelve, por qué le duele Triana, y sus cosas, y su gente..., pero intuye que mantiene en sí el peso de una casta de barrio, las constantes vitales de los demás desheredados.

El peso del amor, también es Arte.

Si Sevilla es la ciudad, Triana, amante de ella, nunca debió ni debe sentirse insatisfecha. Ellas, frente a frente, son como cosas diferentes, pero la misma cosa. Magia en las dos. Y la luz y el Arte por las mismas riberas, por las mismas orillas de gloria.

Una y otra, si no se correspondieran, nunca, jamás, serían la magia y el Arte en los que hoy nos retratamos.