Aunque estas lágrimas de la ilustración no pertenecen a su nuevo nombramiento, bien las pudo echar nuestra flamante Ministra cuando se enteró de la noticia del ascenso, como tenemos ganas de echarlas los béticos por la misma causa: estar en la División de Honor. ¿Qué mayor honor en la política -esta clase tan rara que nadie entiende- de llegar al súmmum de un ministerio?
Conozco a esta mujer desde hace mucho tiempo, y sé de su gran capacidad de trabajo, de su entereza ante las presiones de su antiguo partido, de su entrega como alcaldesa en una ciudad tan especial como Córdoba. Hablar con ella era una delicia por su sonrisa siempre pronta. Era una mujer fuerte, pero sencilla al mismo tiempo, blanda con las espigas y dura con las espuelas al estilo lorquiano que retrataba a Sánchez Mejías. Alcaldesa a la altura de todos los ciudadanos, aunque su partido no hubiese sido el más votado. Observarla en su trabajo diario, hasta con sus lógicas y humanas equivocaciones, era un ejemplo de entrega y honestidad. Tarde o temprano se veía venir la huida de sus primeras señas políticas de identidad. ¿Qué podía ofrecer ella en un partido roto como un viejo cántaro?
Y el salto fue hace año y medio a la Junta de Andalucía -de Rosa a rosa- como Consejera de Obras Públicas y Vivienda, aunque ella supiera de "metro" lo que yo de física cuántica, y las únicas viviendas nuevas que yo he visto construídas en este periodo -al menos en Sevilla- han sido las chabolas alzadas de cartón y chapa en los terrenos cercanos al puente de San Juan de Aznalfarache. Pero mucho tiene que saber doña Rosa de todas las materias, muy instruida y preparada debe estar, cuando nuestro Presidente la convierte en Ministra de su nuevo gabinete -llamado el de la "salvación" y le concede la cartera de Medio Ambiente, Rural y Marino.
Hasta lo de rural, vale, por aquello de que Córdoba capital es muy aficionada a hacer "peroles" en el Parque de los Villares y uno anual en la explanada del estadio El Arcángel, que organiza la Federación de Peñas, y porque toda la provincia cordobesa en sí tiene unos parajes rurales muy hermosos: desde Montoro a Cardeña, Villaviciosa, Pozoblanco, Dos torres, Hornachuelos..., y una bellísima y fértil campiña que atraviesa desde Fernán Núñez a la Subbética. Pero ¿marino? ¿Qué entenderá mi entrañable Rosa de ambiente marino si en Córdoba, donde ha permanecido casi toda su vida, sólo existía con alguna reminiscencia al mar el "Bar Playa", en el llamado jardín de "Los patos", oficialmente de "La agricultura? ¿Y qué Rosa es ésta que quiere cuidar el llamado "Medio ambiente" -que podría ser "entero"- que se cargó la muy célebre rosaleda de estos mismos jardines para levantar una biblioteca pública que se ha quedado sin rosas y sin presupuestos?
Por su grandes merecimientos personales me alegro de que Rosa Aguilar Rivero haya llegado a Ministra, aunque no creo que tenga mucha idea de su nuevo cometido. Genial sobre este tema el chiste de ayer de Mingote en ABC con el ejemplo de Leire Pajín como recién nombrada Ministra de Sanidad, que probablemente ignore lo que es el "Betadine". Lo de llorar por el nombramiento no es lógico. Los ministros sólo lloran al salir, como le pasó a Manuel Arburúa con Franco, y como le ha pasado a Moratinos con Zapatero.
Probablemente, España se ha quedado sin una buenísima alcaldesa para tener a una regular Ministra. ¡Ojalá y me equivoque, por el aprecio personal que le tengo!
¡Ay, Rosa, Rosita, Rosa
-rosa, rosae, en latín-,
Conozco a esta mujer desde hace mucho tiempo, y sé de su gran capacidad de trabajo, de su entereza ante las presiones de su antiguo partido, de su entrega como alcaldesa en una ciudad tan especial como Córdoba. Hablar con ella era una delicia por su sonrisa siempre pronta. Era una mujer fuerte, pero sencilla al mismo tiempo, blanda con las espigas y dura con las espuelas al estilo lorquiano que retrataba a Sánchez Mejías. Alcaldesa a la altura de todos los ciudadanos, aunque su partido no hubiese sido el más votado. Observarla en su trabajo diario, hasta con sus lógicas y humanas equivocaciones, era un ejemplo de entrega y honestidad. Tarde o temprano se veía venir la huida de sus primeras señas políticas de identidad. ¿Qué podía ofrecer ella en un partido roto como un viejo cántaro?
Y el salto fue hace año y medio a la Junta de Andalucía -de Rosa a rosa- como Consejera de Obras Públicas y Vivienda, aunque ella supiera de "metro" lo que yo de física cuántica, y las únicas viviendas nuevas que yo he visto construídas en este periodo -al menos en Sevilla- han sido las chabolas alzadas de cartón y chapa en los terrenos cercanos al puente de San Juan de Aznalfarache. Pero mucho tiene que saber doña Rosa de todas las materias, muy instruida y preparada debe estar, cuando nuestro Presidente la convierte en Ministra de su nuevo gabinete -llamado el de la "salvación" y le concede la cartera de Medio Ambiente, Rural y Marino.
Hasta lo de rural, vale, por aquello de que Córdoba capital es muy aficionada a hacer "peroles" en el Parque de los Villares y uno anual en la explanada del estadio El Arcángel, que organiza la Federación de Peñas, y porque toda la provincia cordobesa en sí tiene unos parajes rurales muy hermosos: desde Montoro a Cardeña, Villaviciosa, Pozoblanco, Dos torres, Hornachuelos..., y una bellísima y fértil campiña que atraviesa desde Fernán Núñez a la Subbética. Pero ¿marino? ¿Qué entenderá mi entrañable Rosa de ambiente marino si en Córdoba, donde ha permanecido casi toda su vida, sólo existía con alguna reminiscencia al mar el "Bar Playa", en el llamado jardín de "Los patos", oficialmente de "La agricultura? ¿Y qué Rosa es ésta que quiere cuidar el llamado "Medio ambiente" -que podría ser "entero"- que se cargó la muy célebre rosaleda de estos mismos jardines para levantar una biblioteca pública que se ha quedado sin rosas y sin presupuestos?
Por su grandes merecimientos personales me alegro de que Rosa Aguilar Rivero haya llegado a Ministra, aunque no creo que tenga mucha idea de su nuevo cometido. Genial sobre este tema el chiste de ayer de Mingote en ABC con el ejemplo de Leire Pajín como recién nombrada Ministra de Sanidad, que probablemente ignore lo que es el "Betadine". Lo de llorar por el nombramiento no es lógico. Los ministros sólo lloran al salir, como le pasó a Manuel Arburúa con Franco, y como le ha pasado a Moratinos con Zapatero.
Probablemente, España se ha quedado sin una buenísima alcaldesa para tener a una regular Ministra. ¡Ojalá y me equivoque, por el aprecio personal que le tengo!
¡Ay, Rosa, Rosita, Rosa
-rosa, rosae, en latín-,
rosa tú, la más hermosa,
que dejaste a Izquierda Unida
que dejaste a Izquierda Unida
por un colchón Pikolín
y tu hoz y tu martillo
diciendo alegre: -A mí, plim!
¡Ay, Rosa, la cordobesa,
que ahora te vas a Madrid
¡Ay, Rosa, la cordobesa,
que ahora te vas a Madrid
con tu chaqueta frambuesa
a cuidar del medio ambiente
tanto rural o marino,
a cuidar del medio ambiente
tanto rural o marino,
sin saber qué son los peces,
sin saber qué son los pinos!
No llores, rosa temprana.
Pediré a Dios que te asista.
¿Sabes lo que yo daría
No llores, rosa temprana.
Pediré a Dios que te asista.
¿Sabes lo que yo daría
por tu sueldo de Ministra?
(Foto: Diario El Mundo)
(Foto: Diario El Mundo)
Magnífico comentario, Emilio. Parece mentira la habilidad de estos políticos por conseguir lo que parece imposible: bajar el nivel en los gobiernos de todo tipo: nacional, autonómico municipal... ¡Aliop! ¿Y la de Asuntos Exteriores...? Ahora que Moratinos se estaba enterando de qué iba... Y, desde luego, no hay color en el cambio, por muy rubia que sea la muchacha (como casi todas; tu amiga es la excepción; en esto no hay "paridad") de la risa tonta y encantada de la vida... Ahora no le echamos demasiada cuenta a esta pléyade de afortunados para nuestro desfortunio, pero van a conseguir que después de cada nombramiento de nuevos gabinetes y similares, y ya que nos hemos acordado del circo, los recibamos como lo hacíamos con la aparición de los payasos: señalándolos con el dedo y hartádonos de reir. Luego quieren que nos tomemos la política en serio.
ResponderEliminarSi algún día cayesen en desgracia -lo que no sucederá- posiblemente habría que preguntarles lo decían aquellos payasos de la tele: ¿Cómo están ustedes?...
ResponderEliminarY habría que hacerlo porque ellos, ni por asomo, saben, ni les preocupan, cómo estamos los demás.