Publicado en la Colección Ángaro, en su número 152, este libro del poeta sevillano de Coria del Río, Daniel Pineda Novo, es un canto amantísimo a sus padres y una clara rememoración de sus años de infancia y juventud. Con importantes libros de ensayo e historia, en materia poética debemos destacar, entre otros, sus libros: "Amaneceres. Poemas y cantares" (1969), "Enigma grave" (1973), "Bajo la piel del amor" (1979), "Sonetos para un cuerpo" (1990), "Cantes flamencos" 1991) "Poemas con nombre" (1998), "Poemas a Vasconia" (2004), "Alma de Nueva York" (2006) y "Joselito El Gallo. Antología" (2009. Como ilustración para esta fiche, he elegido el soneto que dedica a su padre, don Ángel Pineda de la Carrera.
Ya casi tengo un retrato
de mi buen padre en el tiempo...
ANTONIO MACHADO
MI PADRE
Recto, cabal, trabajador, humano,
justo, viril, profundo en la alegría;
salvando tantas vidas cada día
con la experiencia de su sabia mano.
Fue un médico ejemplar, gran cirujano;
no hizo del trabajo mercancía,
y el árbol de su gran sabiduría
al enfermo entregó como a un hermano...
Claro en su concepción, inteligente,
sencillo, liberal, indepediente:
un hombre enamorado de la ciencia...
Gozaba en sus despacho, dialogaba
con todos sus pacientes, y aliviaba
el dolor con su clara inteligencia.
Autor: Daniel Pineda Novo
Edita: Ángaro
Ciudad: Sevilla-2009
Páginas: 42
ISBN: 978-84-613-6288-2
Depósito Legal: SE-6569-2009
El soneto me parece precioso. He leído mucho a Daniel Pineda Novo y algunas de sus cosas me parecen sumamente interesantes.
ResponderEliminarIgual me pasa a mí con Daniel. Me encantan algunas cosas suyas, que suelen ser interesantes.
ResponderEliminarPero no sé qué pasa en Sevilla con Daniel... Por muchos libros que escriba, por mucho que se deje la piel de los ojos, creo que no acaba de recoger los frutos que merece. A lo mejor lo que no se le perdona (determinados sectores de la intelectualidad local) es, eso, que escribe demasiado. Algo así -pienso, también- le ocurrió al maestro Manuel Barrios.
ResponderEliminarCreo que a Daniel, en materia poética, lo único que le ha pasado es que ha ido a salto de mata, y nunca se ha fijado un lenguaje propio. A mí, que tanto lo aprecio desde que yo era un niño e iba a mi casa a charlar con mi padre, me gusta más como historiador. Es puntilloso para presentarnos la historia. El libro sobre "Demófilo" lo demuestra con creces.
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