VEN
Ven, que el amor -ya beso- se me adentre
en ese inconfundible aliento, pura
insinuación, efluvio que me augura
que será fuego todo lo que encuentre.
Ven, que el amor más puro se me centre
en esa ensortijada gracia oscura,
cárcel de luz, recóndita angostura
y capitel airoso de tu vientre.
¡Oh surco de rubíes que sostienen
las dos altas columnas de tu templo,
que a mí también como a Sansón me tienen!
Vuelca ya sobre mí tu arquitectura,
tu derrumbe de amor y claro ejemplo
de la más catastrófica hermosura.
Rafael Montesinos
Bonitos versos.
ResponderEliminarIa
Excelente soneto de este poeta sevillano.
ResponderEliminar...buenos versos acompañados de una magnífica ilustración.
ResponderEliminarNo conozco a ningún poeta de cuantos he leído, que han sido muchos, que no hayan tenido algún poema de materia erótica. No me explico cómo hay tantos pacatos que se sonrojan al leerlos. Rafael Montesinos nos deja una hermosa muestra de esa cosmología tan desconocida.
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