viernes, 20 de agosto de 2010

CUADERNO PARA NO LEER: SEÑAS DE IDENTIDAD

SEÑAS DE IDENTIDAD

Nunca sabría mi identidad.
Saberlo sería naufragar a cada instante,
demoler mis esencias.

Querer saber quién soy,
el por qué y por qué no de mi existencia,
sería como acabar de un solo tajo
con tanto nombre y tiempo junto
desde el principio al fin de la partida.

No podría, lo juro,
ser uno eternamente
en esta trayectoria de embestidas
frente al toro de sangre
en la corrida diaria de la vida.

Idéntico a diario,
ciñéndome a un recuadro de mentiras comunes,
fechas inamovibles,
no podría estar yo.
Me es imposible ajustarme a un horario
en que no habite el aire.

No tengo nombre yo: ¿Ansia, pasión, amor,
sacrificio, rencor, sonrisa, olvido, llanto, vicio, virtud...?
No tengo nombre yo, lo reconozco.

¿Y edad, mi edad, la edad? ¡Ay, qué difícil,
qué pregunta sin respuesta posible!
No la supe a los quince,
ya os la diré a los treinta,
o cuando algún invierno, gris y frío,
ponga el sable final sobre mi alma.

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