¿Te acuerdas, hombre? Quizás no.
Difícil que recuerdes los pasos que dejaron,
Difícil que recuerdes los pasos que dejaron,
las huellas que se hirieron,
como impresiones secas, bordeando los caminos,
la sangre derramada, enterrada,
la sangre derramada, enterrada,
durmiendo sus sueños de fe y vida,
los rastrojos de huesos
que un día fueron hombres
de revoluciones en sus manos y labios,
siempre vociferantes, inquietos,
amenazadores y amenazados.
No. Quizás lo que no quieres es recordar,
No. Quizás lo que no quieres es recordar,
porque te viene el miedo a la memoria
o te jode de nuevo atrasarte a la historia
y saber que vivimos porque detrás hay muertos,
que vivimos de cópulas de muertos,
de recuerdos de muertos,
y de dinero, para seguir viviendo,
que nos legaron a algunos nuestros muertos.
¿No quieres recordar la casa aquella,
¿No quieres recordar la casa aquella,
el vencido despacho de nogal,
los libros viejos,
esa alfombra, el quinquel, la foto sepia
que duerme en el estante herido de carcoma,
la tabaquera de oro,
el sobado rosario de marfil añejo,
la placa rimbombante que decía:
"Al Muy Ilustre Señor...",
la chimenea...?
Intenta recordar al menos aquel verso
Intenta recordar al menos aquel verso
de un muy lejano amor frustrado de tu padre,
la agonía de herencias y blasones
que aún viven en tu sangre,
el secreter oscuro de miles de recuerdos,
el amor y desamor de los tuyos,
los lutos y esperanzas compartidos.
¿Te acuerdas, hombre? Quizás no.
Puñetera memoria que, de seguir fallando,
¿Te acuerdas, hombre? Quizás no.
Puñetera memoria que, de seguir fallando,
te llevará a la tumba sin que nadie recuerde
ni un gesto, ni tu paso, ni tu nombre.
Magnífico poema, Emilio. Promete tu "cuaderno para no leer". También el verano es buen tiempo para la poesía, a pesar de su "mala prensa".
ResponderEliminarEste librillo fue el primero de mi vida. Ruego me perdonéis los defectos.
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