Muchas veces me he preguntado por la existencia de estas organizaciones llamadas no gubernamentales, que cubren con cuotas internacionales aquellos huecos, muchos, que deben subsanar y cubrir los propios gobiernos de cada país. Nunca me he fiado de ellas. Y son tantas... ¿Quién vigila al vigilante? ¿Qué policía controla a su propio compañero ladrón?
La voz ha saltado por unos casos de prostitución de algunos miembros de la entidad tras el terremoto de Haití. En cualquier otra ocasión, pueden que vayan parejas, porque algunos metan la mano donde no deben, donde las personas solidarias se entregan por una causa para verse, como en este caso, totalmente engañados.
La voz ha saltado por unos casos de prostitución de algunos miembros de la entidad tras el terremoto de Haití. En cualquier otra ocasión, pueden que vayan parejas, porque algunos metan la mano donde no deben, donde las personas solidarias se entregan por una causa para verse, como en este caso, totalmente engañados.
Jamás, y no es por mezquindad -porque mi dinero lo empleo en otras cosas-, he dado un solo céntimo a estas sociedades caritativas (?) a las que nadie controlaba. Ni lo he dado ni lo voy a dar nunca. Ni un céntimo en el día llamado de la "banderita", ni para el Domund, ni para Cáritas, ni para el día del Cáncer, ni para Amnistía Internacional, ni para Greenpeace, ni para Unicef, ni para Oxman, ni para nada...
Cuando crecen las ONGs como hongos es que hay muchos intereses detrás de cada sigla. Esta organización internacional, Oxman, le ha dado un palo de los gordos a todas las ONGs, y es que en todos los pucheros pueden cocerse habas, y hay gente de buena voluntad y cabrones con los cuernos muy afilados en las finanzas y en el aprovechamiento del prójimo.
Todas estas cuestiones son políticas. Los gobernantes son los que deben solucionar todos estos temas graves que asolan al mundo. Si no saben solucionarlos, que se vayan. Antes, La Cruz roja era un ejemplo para los pobres, y así lo decidió su creadora, la reina Victoria Eugenia. Hoy, desgraciadamente, son hospitales de lujo que sólo pueden permitírselo los muy ricos. ¿Y me piden para La Cruz Roja en la Fiesta de la Banderita? Los políticos iluminan de rosa sus fuentes públicas y convocan actos de parafernalia y músicas en el día del cáncer de mama. Mi mujer murió de un cáncer de este tipo por un descuido médico en la radioterapia y aún sigo esperando la respuesta. ¿Donde el SAS y dónde las ONGs? Y así, así, así, miles de ONGs se forran con nuestro dinero caritativo. Ni un céntimo, ni uno.
Los gobiernos son los responsables de que todo lo que está pasando pase. Pagamos nuestros impuestos, muchos, para que todo deba funcionar bien. Pero nada funciona. Y, encima, el llanto de las ONGs, de la Iglesia, de Cáritas, del moño de mi hermana, la de Huelva...
¿Por qué los obispos no viven un poquito peor, abandonan sus grandes palacios y sus muchas prebendas y se dedican de verdad a la caridad? Pues porque, para ellos, es imposible: son Príncipes de la Iglesia. Para salvar a los pobres, sólo están los pobres. ¿Eso es caridad?
Oxman se ha dado un palo muy grande a sí misma y se lo ha dado a los muchos vividores a costa de la pobreza de los demás. Espero que aprendamos de este ejemplo de sinvergonzonería y la Iglesia cumpla con lo que debe, así como el Gobierno y el Estado, porque nuestros gobernantes están más parados en sus gestiones que un reloj de caramelo.
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