Ignoro si es así como se le pone la cara a la cantante argentina-española María Laura Corradini, más conocida en este mundo como "Chenoa", cuando, según ella, en el programa "El Hormiguero", confesó que se unta yogur natural en sus parte íntimas al objeto de recuperar la flora. Ahí, que yo sepa, sólo hay una flora, de distintas tonalidades y espesor según las características de la hembra en cuestión. Hay madroñeras de todos los estilos. Lo que no comprendo es para qué quiere esta artista convertir sus partes pudendas en los bosques de Bolonia o en el brasileño Mato Grosso.
Su compañera Amaia confiesa que lo hace con el "Chili" mejicano, pero de menta, con lo que tiene que escocer eso. Me viene a la memoria aquellas picantonas letrillas que cantaba de joven con la tuna:
La infanta, la infanta Leocadia,
se tapaba el chiquichí con una dalia.
Y la infanta, la infanta Maribel,
se tapaba el chiquichí con un clavel.
La infanta, la infanta Sinforosa,
se tapaba el chiquichí con una rosa.
Hay que llamarle la atención a las infantas
por el uso que hacen de las plantas.
Eso está bien, eso está bien.
De esa opinión participo yo también.
Pero, digo yo, si se echan el Chili y el yogur para recuperar la flora del sótano, y algún día quieren tapar "aquello", no les bastará una dalia, ni un clavel, ni una rosa, sino una corona grande de las diversas especies florales.
Ellas, ya que saben de estos remedios milagrosos para la flora, espero que se enteren de qué puede valer para la fauna, al objeto de que a nuestra edad de jubilatas el bicho se recupere.
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