Hay que tenerla más dura que "Panseco", el de la Murga, y que Pujales, Manolín, Escalera, Pepineti, Carabolso..., más dura que el cemento de Alcalá, que el que tiene la Iglesia para zafarse del IBI que todos tenemos que pagar, que los grillos-tertulianos que quieren enseñarnos a todos sus escasos conocimientos. Más dura que un adoquín de Gerena, que la palabra de una suegra borde. El señor, o duque, o como quieran llamarlo los amantes de esta parafernalia anacrónica, Carlos Fitz-James Stuart, con más chatarra en la pechera que la que tenía Florencio Quintero en su chatarrería poética de El Arenal, quiere que los estudiantes de Ingeniería Agrícola de la Universidad le rediseñen los jardines de la Casa de las Dueñas, pero gratis, como ha sido costumbre "marca de la Casa" durante toda la vida, a cambio de pan y tocino, a lo largo de su larga historia en los muchísimos latifundios que poseen por todas las tierras de España.
Gasto cero para la remodelación de los jardines de Dueñas. Cero patatero. A los esclavos de hoy se le llaman becarios, que suena mejor. Pues nada, don Carlos, a mandar, que al fin y al cabo soy tataranieto y biznieto y hasta nieto de aquellos que trabajaron casi gratis en algunas de sus posesiones, y a la fuerza, porque el hambre mandaba. No se le ocurra a usted cavar una zanja para que yo plante un nuevo jazmín. Ni se le ocurra, no vaya a ser que se arañe y coja el tétanos. Usted a lo suyo: a mandar, a ordenar, a querer seguir teniendo esclavos-becarios. No se agache, señor duque o lo que sea, que son malos los esguinces. ¿Le puedo podar ya la buganvilla roja, esa que tanto le gustaba a su madre?
Ante el cachondeo que se ha formado en las redes, la Casa de Alba se ha visto obligada a dar marcha atrás en esta operación, a dar el paso para la retambufa. ¿Es lo menos, no?
¡Vaya gente! Y nadie dice nada cuando se acerca otra nueva esclavitud. ¿Dónde queda la credibilidad de los periodistas -antes de izquierdas- que se quedan mudos ante estos desmanes?
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