martes, 30 de enero de 2018

DESDE MI TORRE: SEIS AÑOS YA DE QUE TE FUISTE


Cada vez que llega esta fecha es un trago de los gordos, de los más difíciles de tragar. Cuando llega el 30 de Enero ni quiero que me silbe el aire, que nada me moleste el tiempo, que nada estorbe ese pensamiento que sólo me lleva a ella, a esa mujer bonita con la que compartí más de cuarenta años de mi vida y con la que tuve tres hijos maravillosos: Myriam, Pablo y Emilio. La vida es un camino muy difícil, porque a uno se le queda la pena de que no ha hecho todo lo posible con su pareja para hacerla más feliz.

Ni puedo arrepentirme nunca de mi relación, de mis fallos y mis dudas, ni creo que deba autoanalizarme cada día pidiendo perdón a Dios por mis posibles errores. La quise con locura desde que yo tenía apenas 15 años. La amé como jamás he amado a otras tentaciones de la vida. Todos nos equivocamos en caminos tan largos. Pero ella fue la estrella que me guió y la esperanza que me mantuvo en los días de mi trayectoria., esa que se debería haber cortado antes que la de ella: tan jovial, tan alegre, tan cachonda en sus expresiones, tan Lola. ¡Lola pura!

Tendría que cumplir más de cien años para parecerme a ella en las más mínimas cosas. Fue todo un ejemplo para mí, para sus hijos -a los que dedicó sus últimas palabras-, y para sus nietos, aunque se perdió los nacimientos de su Lola y su Bruno. 

Mis hijos apenas si me han visto llorar a lo largo de mi vida, sólo cuando su madre, a la que no dejé de acariciar sus manos tras tres días de expiración, se me fue para siempre. A mí se me arrancaba la vida con su muerte.

Ya he rehecho un poco mi vida con una mujer que ellos han aceptado: por buena, por sensible, y por creer que ha sido la propia Lola quien me la ha puesto en el último camino, antes de que Dios quiera que cruce la oscura esquina en la que no sabemos qué encontraremos.

Cuando llega el 30 de Enero todo se me va a pique. Y sí sé porqué. No hace falta que nadie me lo pregunte.

Voy llorando por dentro
sin que nadie se entere.
No hay pañuelo en el mundo
para enjugar mi pena.
Aquel treinta de Enero
se me enfrió la vida
clavándome el puñal de su miseria.
Triste momento, para siempre imborrable.
Todos llevamos un dolor, o un misterio,
en la cruz de la vida.
No fue fácil la mía.


4 comentarios:

  1. La vida tiene capítulos muy dolorosos, tanto que dejan huellas perdurables. Te debió dar todo los ingredientes para ser un hombre muy feliz, tu verdadero complemento en esta vida. "No es más grande el que más espacio ocupa, sino el deja más hueco cuando se marcha".

    Lola formó parte principal en una larga etapa de tu vida, dejándote tres hijos estupendos y unos nietos adorables y el mejor de los recuerdos que como pareja se pueda tener. Por lo que intuyo, has aprendido a vivir con su ausencia y eso es muy meritorio. Has podido rehacer tu vida con otra buena mujer, que te hará más llevadera la vida, sin olvidar lo mucho y bueno que viviste con Lola, como debe ser.
    Es muy de agradecer que compartas tus sentimientos con nosotros. Yo después de leer esta entrada tan emotiva, te confieso que tengo un peñizco en el corazón y los ojos húmedos, pero aunque no te conozco físicamente, hace años que entablamos amistad a través de éste medio y sé de tu trayectoria y la calidad enorme humana que tienes y lo mucho que has aportado a la CULTURA, con mayúsculas. Has sido y eres un ejemplo muy valioso, y sé muy bien que has sufrido envidias y disparates de piraos que nunca faltan en esta sociedad.

    Sigues para adelante, Emilio, siempre para adelante, ahora ya será más fácil...

    Me he extendido mucho, pero tenía que manifestarme con el corazón en la mano.

    Recibes un fuerte abrazón y mi sincera amistad.

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  2. Un millón de gracias, Carmen. No, no es fácil este gran trago. Por mucho tiempo que pase siempre se queda ahí. A la vida se le pone una gasa, un esparadrapo, pero jamás se cierran sus heridas por mucho que uno intente recomponerla.

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  3. ¡Que bonito es poder expresar así un sentimiento tan íntimo!

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  4. No sé si es bonito, pero sí es ciertamente difícil y doloroso.

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