Lo sabía, estimada juez Alaya. Sabía, desde el inicio de su esfuerzo por esclarecer la verdad sobre tanta porquería de corrupción política en Andalucía, que no llegaría usted al último peldaño de las escaleras. Estoy seguro que usted no ha subido nunca los peldaños de esta torre cobalto, pero en ella se ha escrito mucho de usted y, por supuesto, para darle la razón y animarla en su trabajo cotidiano. Usted mejor que nadie sabe de esos poderes fácticos de nuestra tierra -muy señalados en Sevilla- y del Poder desmesurado de los partidos gobernantes, aunque quieran por activa y pasiva demostrarnos que estamos en una democracia. Ellos, y lo digo con mucha tristeza, son los que la han echado de esos casos en los que se ha dejado la vida para que la Justicia resplandeciera y para que los andaluces, al menos por una vez, creyésemos en ella.
Todos los andaluces, menos los implicados, estábamos con usted. Ya era hora de que alguien se tomara el empeño de aclarar el "Caso Betis"; el gran fraude y corrupción política de los EREs, propiciado desde la propia Junta de Andalucía; el tema de Mercasevilla, anexo al mismo... Ya era hora de que alguien -en este caso una mujer tan valiente y trabajadora como usted-, nos ofreciera la esperanza de saber quiénes han dejado mermadas las ubres de esta tierra que no merece, de ningún modo, este tratamiento por estos politicastros nacidos de las urnas. Nos vamos a quedar con las ganas de qué presuntos depredadores de la hacienda pública van a sentarse en el banquillo y van a ser condenados y obligados -que es lo propio- a devolver la "pasta" que se llevaron, aun sabiendo de que Andalucía está en la cola de todas las encuestas del bienestar del país: mayor índice de desahucios, mayor cantidad de parados, mayor número de personas que están en extrema pobreza, mayor número de analfabetos...
Sabía, estimada juez Alaya, que a usted no la iban a dejar llevar al final de este ingente trabajo que se tomó con verdadero interés sin importarle horas ni fines de semanas ni días de fiesta. Este tristísimo Poder andaluz -compuesto por una gran mayoría de advenedizos a la política- no quiere perder sus privilegios, y tiene la suficiente fuerza para eliminar a un ciclón que se le ponga por delante, y usted sólo era una nube que podría ocasionar problemas.
El TSJA y el CGPJ le han ganado la partida en una tabla de ajedrez en la que participaban todos los jugadores contra usted. No se desanime, estimada Mercedes, siga en el puesto a donde la hayan relegado y continúe haciéndolo como hasta ahora. Y si algún día la llama Jordi Évole para hacerle una entrevista, no lo dude y acuda, y cuente toda la verdad, al menos para que a muchos políticos andaluces se les caiga, públicamente, la cara de vergüenza, aunque no sepan mucho de esa palabra. Y a los andaluces se nos ponga de nuevo la cara de felicidad que nos han robado nuestros representantes.
Me imagino un pais de gente tan entusiasta como Mercedes. O mejor, un país en el que, simplemente, todo el mundo hiciera su trabajo. Magnifico punto de vista, Emilio, un abrazo.
ResponderEliminarDesgraciadamente, no caerá esa breva, amigo José Luis. Existen muchos intereses creados y muchos arrumbadores de una política barata, y muchos votantes con la justa inteligencia para arrear pavos. Esos son los que a ellos les interesan.
ResponderEliminarLo cierto es que han conseguido liarlo todo de tal manera que ya hace tiempo que me he perdido con ese asunto. Así que doy por sentado que será uno más en los que la impunidad saldrá triunfante.
ResponderEliminarPues tienes mucha razón, Joaquín: han logrado lo que querían, que era echar tierra sobre el asunto. La impunidad, una vez más, ha triunfado en un país que se nombra democrático. ¡Cosas...!
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