RELOJ DE LA INFANCIA
Nace un niño. El reloj ya le acompaña
cuando abandona el vientre y llega el grito
que lo lanza a la vida, a este maldito
valle de tanta lágrima. A la hazaña
de ese llanto primero, ya se ensaña
con su vida el tic-tac. Parece escrito
que desde la nacencia al infinito
siempre vaya con él, cual cosa extraña.
Va la infancia del cero hasta la Nada
mecida entre los mimos y los besos
desde el Poniente a una nueva mañana.
Sólo un reloj lo hace feliz en cada
sorbo materno diario de los pechos
de su madre cantándole una nana.
Emilio Jiménez Díaz
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