CARTA A PEDRO GARFIAS
Amigo Pedro:
amigo, pese al tiempo
de tu muerte y mi vida,
hoy tengo necesidad de hablar contigo,
como hablan en la noche los pastores
en torno al fuego lento de la hoguera,
mientras se tuesta el pan y la bellota;
y los perros ladran al aro blanco de la luna,
pues “tenemos que hablar de muchas cosas”...
Ya sabes tú
la de cosas que a veces
vienen a amotinarnos inesperadamente el corazón.
Sí, Pedro, sí,
yo quisiera decirte
que, aunque tú estabas muerto mucho antes
de aquella larga noche de los cirios
y los amigos tristes,
en realidad no has muerto;
tú estás vivo, tú, siempre
vendrás a todas partes con nosotros,
porque tu voz , cargada de emociones
como puños alzados en protesta,
nunca podrá apagarse. Tú, ya, eres
lo que siempre habías sido:
cal viva en las paredes de las casas
de todos nuestros pueblos andaluces,
pues, ¡pese a quien pesare!,
has vuelto de tu exilio,
de tu trágico exilio,
a la tierra entrañable
para ser pueblo ¡Pueblo!,
porque como tú sabes de Él venimos
y a Él volvemos
para ser en su sangre adolorida
rebelión subterránea,
sed de justicia, Pedro,
sudor,
ascendente sudor;
porque siempre se asciende
cuando se ama y sufre
y tú amaste y sufriste
por la que habías creído
perdida para siempre,
Andalucía,
y donde al fin resides por los siglos
de los siglos. Amén.
Publicado en REVISTA MEXICANA DE CULTURA
dirigida por el poeta JUAN REJANO, del diario EL NACIONAL,
VI Epoca/ No. 29. MÉXICO D. F. 17 de Agosto 1969
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