lunes, 28 de febrero de 2011

CANCIONES POR NUESTRAS VIDAS: DE RONDA (92)

Y seguimos de ronda enamorada por las callejas de las canciones de nuestras vidas. ¿Qué mejor que iniciarla por las calles castizas de Madrid con este pasacalle del maestro Padilla, titulado "Estudiantina madrileña"?

Por las calles de Madrid / bajo la luz de la luna / de Cascorro a Chamberí / pasa rondando la Tuna. / Su alegría y buen humor / son en la noche abrileña / como un requiebro de amor / a la mujer madrileña. / Asómate, asómate al balcón carita de azucena / y así verás que pongo en mi canción / suspiros de verbena. / Adórnate ciñendote un mantón de la China, la China, / asómate, asómate al balcón a ver la estudiantina. / Clavelitos rebonitos del jardín de mi Madrid, / madrileña no nos plantes / porque somos estudiantes / y cantamos para tí. / Asómate, asómate al balcón carita de azucena / y así verás que pongo en mi canción / suspiros de verbena. / Adórnate ciñendote un mantón de la China, la China. / Asómate, asómate al balcón a ver la estudiantina.

Otra de las canciones hermosas del repertorio estudiantil, aunque todas lo son, es el pasodoble "Las cintas de mi capa" con letra y música de Villena y Villellar:

Cual amante van las olas a besar / las arenas de las playas con fervor, / así van los besos míos a buscar / de la playa de tus labios el calor. / Si del fondo de la mina es el metal / y del fondo de los mares el coral / de lo más hondo del alma me brotó / el cariño que te tengo, que te tengo yo. // Enredándose en el viento / van las cintas de mi capa / y cantando a coro dicen / quiéreme niña del alma. / Son las cintas de mi capa / de mi capa estudiantil, / y un repique de campanas, / y un repique de campanas, / cuando yo te rondo a ti. // No preguntes cuando yo te conocí / ni averigües las razones del querer / solo sé que mis amores puse en ti, / el porqué no lo sabría responder. / Para mí no existe tiempo ni razón / de por qué te quiero tanto corazón / con tu amor, a todas horas viviré / sin tu amor cariño mío moriré.

Una de las canciones más sentimentales, tanto en la letra como en la música, original de J. Quintero, es la balada titulada "Morucha":

No sé que tienen tus ojos / que, al mirarte, me dan frío, / miedo me causan tus ojos / y en tus ojos yo confío. / Negros son como la noche / y más negros que mi pena, / sólo mirándome en ellos / quisiera morirme, nena. / Morucha... morucha divina, clavel tempranero, / quisiera...quisiera en la boca besarte el primero, / cantarte... cantarte muy quedo y decirte "me muero", / bocucha de rosa, clavel tempranero. / En la luz de tu mirada / he quedado prisionero, / no quiero que me revivan / que no es cárcel, sino cielo. / Y si muero desterrado / y si al fin he de dejarte, / al morir Dios me conceda / tus ojos poder mirarte. / Morucha, morucha divina, / clavel tempranero, / quisiera... quisiera en tu boca besarte el primero.

Otra de las clásicas del repertorio, siempre fue "La Sirena", cantada por todas las tunas y rondallas:

Cuando mi barco navega / por la llanura del mar, / pongo atención por si escucho / a una sirena cantar. / Dicen que murió de amores / quién su canción escuchó, / yo doy gustoso la vida / siempre que sea por amor. // Corre, vuela, / corta las olas del mar, / quién pudiera / a una sirena encontrar. / Corre, vuela, / corta las olas del mar, / quién pudiera / a una sirena encontrar.


Podíamos llevarnos rondando años y años, porque aparte del repertorio habitual, escrito expresamente para las "tunas", prácticamente todos los boleros y baladas del cancionero tradicional son interpretados por estos grupos que tantas noches felices han repartido por las calles de las ciudades enamorando a sus muchas mujeres guapas, y hasta a las que no lo son tanto. ¡Qué hermosas las noches de ronda que nos convocan a nuestros tiempos de juventud!

6 comentarios:

  1. Siempre me han inspirado un contradictorio sentimiento los tunos; me gusta su música, pero nunca me acabaron de convencer los músicos... Recuerdo "El payador", canción ligada a un lugar de mi juventud y, sobre todo, la aparición que hacen al final de la película "El día de los enamorados" donde, curiosamente, se oye que cantan el tema central mientras se ve, claramente, que están interpretando otra canción... Como suele decir Emilio... ¡Cosas!

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  2. Yo me lo pasé muy bien el tiempo que estuve en la tuna de "Altair" y después en la de la Facultad de Ciencias, donde me colaron porque hacían falta laúdes. Yo tocaba el laúd y la bandurria. Mi Emilito se la llevó en herencia. Sacábamos unas perrillas los sábados por la noche cantando en los hoteles del centro, dinero que después repartíamos en una tienda-bar de la calle Zaragoza, detrás del hotel Inglaterra. DE ahí, después de comernos un bocata en la misma tienda, a rondar muchachas hasta el amanecer, con un bolillón de padre y muy señor mío.
    Recuerdo que tocamos un año, con los guantes puestos, en la célebre cabalgata de reyes de Higuera de la Sierra. También actuamos una vez, cara al público, en los estudios de Radio Sevilla. ¡Cosas!

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    1. Hola Emilio, siento decir que no te recuerdo aunque no es extraño por el tiempo que ha transcurrido y porque yo siempre he sido mal fisonomista y de peor memoria, sin embargo he de decirte que estuve en la Tuna del club Altair en la Calle Conde de Bustillo en Triana y con ella en Higueras de la Sierra tocando en su famosa cabalgata, fijate que me haría muchisima ilusión que nos reencontraramos y compartieramos esos gratos recuerdos, me haré seguidor en tu Blog y espero que leas esto y me des alguna "señal", para contactar. Saludos

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    2. Tampoco yo te puedo poner cara ahora después de tantísimos años, pero me da alegría el volverte a reencontrar y el de que te acuerdes de la vez que tocamos en la cabalgata de Higuera de la Sierra.
      Puedes ponerte en contacto conmigo en el 649-840315

      Un fuerte abrazo.

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  3. Pues de esta "cosa" tuya no tenía ni idea, Emilio. No vendría mal una foto de aquellos tiempos... Yo, en tono de broma, claro, le conté un día a mis hijas cuando eran niñas -viendo a los tunos en la tele- que pertenecí a una tuna; que era yo uno de los que pegan saltos y hace cucamonas con la pequeña pandereta entre las manos... "¿Sí, papá...?", preguntaron asombradas. Y cómo les gustó tanto mantuve la broma durante un tiempo... hasta que ya no estaba para pegar brincos.

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  4. Incluso metí a mi primo José Manuel en ella. Él no sabía tocar nada pero era el que manejaba la bandera, y el que gritaba de cuando en cuando el ¡Aúpa tuna!
    ¡Qué tiempos más hermosos!

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