miércoles, 21 de julio de 2010

UNAS GOTAS DE EROTISMO Y HUMOR (6)


Cuando una mujer sube las escaleras delante de nosotros, siempre hay un buena perspectiva para poder vislumbrar algo, bien sea las ligas o el dulce encanto de las braguitas, pero el protagonista de nuestra coplilla no sé que pudo ver, ya que más que unas bragas parece que contempló un almanaque Myrga:

Al subir las escaleras
te vi las ligas azules
y un poquito más arriba
sábado domingo y lunes.

Habrá que anotar también en nuestro diccionario este "sábadodomingolunes" como un sinónimo de los atributos femeninos. También cuando se pasan los arroyuelos suelen verser cosas, tal como nos indica Francisco Álvarez Curiel en "Cancionero popular andaluz" (1992), página 159:

Al pasar el arroyo
te vi los bajos,
yo creí que eran puntas
y eran pindajos.

Pues otra buena anotación para nuestro diccionario esta de "pindajos". Lo que parece mentira es la cantidad de cosas que ve la gente. Observad lo que ve este muchacho en la coplilla que nos cita Manuel Barrios en su libro "Rimas de la oposición popular" (1979), página 135:

A tu madre le he visto
la tomatera,
a tu padre el tomate
y a ti la pera.

Que no se nos olvide anotar "tomate y tomatera y pera" para añadirla. Una condición de la mujer es que debe lavarse de vez en cuando para que no pase lo que denuncia esta copla:

Al subir por la escalera
te he visto las pantorillas
y un poco de roña, niña,
que tenías en las rodillas.

Aunque hay algunas que por mucho que se bañen no obtienen la absolución del antiguo novio:

Aunque vayas y te bañes
en el golfo de León
no se te quita la mancha
que conmigo te cayó.

Ahora, cuando se quiera saber algo de la meteorología no hace falta que escuchéis al hombre del tiempo ni busquéis en las páginas de los periódicos. Basta mirar al grajo y predicción exacta:

Cuando el grajo vuela bajo
y se esconde en los rincones
hace un frío del carajo,
pues se hielan los cojones.

¿Véis qué sencillo? Los cojones siempre han sido muy socorridos para las composiciones de las coplas populares, quizás por esa entonación gruesa y sonora que lleva el léxico. En esta coplilla salen de nuevo a escena:

Los ratones de mi casa
tienen la puta costumbre
de arrascarse los cojones
con el gancho de la lumbre.

También suele utilizarse como palabra despectiva, y es que da mucho de sí este vocablo:

Mírala por donde viene
la tonta de los cojones,
que me ha dado calabazas
sin pedirle relaciones.

Y si trasladamos esta palabreja al clero, muchas son las coplas que nos hablan de las cualidades en esta materia de curas y frailes:

Los cojones del cura
de Almendralejo
le pesan veinte arrobas
sin el pellejo.

Claro, que si es por cuestión de peso seguro que ganan los zamoranos del cura de Villalpando:

Los cojones del cura
de Villalpando
los llevan cuatro bueyes
y van sudando.

Los cojones se pesan y los cuernos no deben medirse, así al menos nos lo dice Manuel Garrido en su "Cuernología del Cante":

Los cuernos no se miden
por su tamaño,
ni por grandes que sean
nos hacen daño.
Cuánta alegría
da una gran cornamenta
como la mía.

Hay que tener mucho cuidado en utilizar las palabras, en saberlas colocar dentro de las frases, porque es que si no se puede formar un lío terrible e insultar a cualquiera innecesariamente:

Mañana salgo de caza
con el morral del alcalde,
el hurón del señor cura
y la perra de tu madre.

Aunque otras veces se colocan adrede para insultar:

Mi burra pide cebada,
mi mujer pide otro traje,
hay que ver lo que nos cuesta
mantener dos animales.

En esta ocasión el burro es el marido y el insulto viene de la mujer, tal como recoge en su libro "Regalo de boda" Fermín Sacristán:

Me casé con un burro
por la moneda,
se le acabó el dinero
y el burro queda.

Y es que cuando la gente se pone a insultar no para. No se pueden hacer comparaciones como esta y, además, decírselo a la mujer amada:

Estando en Valladolid
me acordé de tu retrato
solamente porque vi
una morcilla en un plato
que se parecía a tí.

¿Es para decirle una barbaridad a este tío? Esas cosas no pueden decirse, como tampoco las cosas que decía en sus predicaciones el Padre Carulla en "La Biblia en verso":

Nuestro Señor Jesucristo
nació en un pesebre.
¡Donde menos se espera
salta la liebre!

Tampoco se puede ser terco y cabezón. Si una mujer no quiere a uno, lo que tiene que hacer es dejarla y en paz, y no ser tan pesado, porque se está buscando que la pretendida le conteste de mala manera:

¿Para qué vienes a verme
con un caballo emprestao
si sabes que no te quiero
ni subío ni abajao?

Bueno, pues yo me "abajo" hoy del caballo de estas coplillas, lo aparco en la cuadra del archivo y me voy por hoy, pero no adonde ni de la mabera que se fue Cristo a Betulia, según el Padre Carulla:

Y entonces Cristo se fue
a la ciudad de Betulia
como quien se va a un café,
o a una tertulia.

¡Vivir para ver!

5 comentarios:

  1. No es que esté obsecionado, pero la niña de la foto se las trae, Emilio. Y ahi que ver las cosas que se escriben y el juego que da el clero...

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  2. vaya el "ahi" que he puesto, pero es que estoy viendo a la par los prolegómenos de nuestra Velá en Giralda Televisión... No es que me falte repasar aquello de "Ahí hay un hombre que dice ay...". Ya te contaré, Emilio, lo que están haciendo con nuestra fiesta mayor con ocho siglo de historia.

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  3. Emilio Jiménez Díaz22 de julio de 2010, 10:41

    El mejor escribano hace un borrón.
    ¿Han puesto este año la cucaña de Lipasam?

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  4. Pues claro, con un palo que da vergüenza verlo; justo la mitad de los de antes porque el barco no da para más. Poco a poco acabarán también con la cucaña. El pregón en el Altozano, porque el espacio es más generoso para los mensajes políticos del alcalde y de la delegada (otra desconocida y teledirigida). También acabaron con el Hotel Triana para la noche grande del barrio y, por lo mismo, con el pasacalle Berlanguiano -de puro pueblo- desde el Hotel al Altozano. Del programa no hablemos... ¿Flamenco en Triana? ¡Venga, hombre; eso pa Jeré! De pena.

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  5. Bueno, pues no habrá más remedio que poner mañana el soneto sobre el palo de la cucaña.

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