jueves, 17 de junio de 2010

CANCIONES POR NUESTRAS VIDAS: 1936-1950 (31)


La trianera de la calle Pureza Antoñita Colomé Ruiz fue más una gran artista de cine que de la canción. Su palmarés cinematográfico es amplísimo, iniciándose con "Un caballero de frac" (1931) para seguir, entre más de treinta, con "La pura verdad", "Mercedes", "El hombre que se reía del amor", la segunda versión de "El negro que tenía el alma blanca" (1934), "La señorita de Trévelez", "El crimen de Pepe Conde", "María Antonia La Caramba" o "Tercio de quites". Pero jamás fue Antoñita Colomé una folklórica al uso, y pesó más en ella sus interpretaciones en los platós que en los escenarios de la copla. Hasta el punto es cierto lo que digo, que apenas si se nombra como canzonetista, cupletera o cancionista en cuantos tratados hay sobre el tema, que son muchos aunque un tanto desordenados. Para saber de su vida y de su paso por la gran pantalla, es conveniente leer las páginas (353-357) que le dedica Ángel Vela en su extraordinario libro "Triana. Un barrio de cine", y el "recuadro" que con el título "Antoñita Colomé: una venus trianera", escribió Antonio Burgos, en el diario ABC de Sevilla el 2 de Septiembre de 2005.

Si la incluyo en estas páginas, además de por el paisanaje, es porque una de las coplas que más me gustan, "Dime que me quieres", con letra de Rafael de León y música de Quiroga, fue estrenada por ella en 1940 y no, como se ha difundido erróneamente, por Conchita Piquer, que sí la llevó al disco el año siguiente al darse cuenta de lo hermoso de la canción y de que había pasado desapercibida en la voz de la trianera. También la incluiría en su repertorio, como siempre solía hacer con su gran rival, Miguel de Molina. Más tarde, como ha ocurrido con las grandes canciones, la irían reversionando diversos artistas hasta la actualidad:

Si tú me pidieras que fuera descalza,/ pidiendo limosna descalza yo iría./ Si tú me dijeras que abriese mis venas/ un río de sangre me salpicaría./ Si tú me pidieras que al fuego me echase/ igual que madera me consumiría,/ que yo soy tu esclava y tú el absoluto/ señor de mi cuerpo, mi sangre y mi vía./ Y a cambio de esto,/ que bien poco es,/ oye lo que quiero/ pedirte a mi vez.// Dime que me quieres, dímelo por Dios,/ aunque no lo sientas, aunque sea mentira,/ pero dímelo./ Dímelo bajito,/ te será más fácil decírmelo así,/ y el te quiero tuyo será pa mis penas/ lo mismo que lluvia de mayo y abril./ Ten misericordia de mi corazón,/ dime que me quieres,/ dime que me quieres,/ dímelo por Dios.// Si no me mirasen tus ojos de almendra,/ el pulso en las sienes se me pararía;/ si no me besaran tus labios de trigo/ la flor de mi boca se deshojaría./ Si no me abrazasen tus brazos morenos/ por siempre los míos en cruz quedarían/ y si me dijeras que ya no me quieres/ no sé la locura que cometería./ Y es que únicamente yo vivo por ti,/ que me das la muerte o me haces vivir.// (Refrán).

Si hablamos de "La Lirio" nos pasa igual que con la copla anterior: una de las más versionadas a lo largo de la historia y pelea por ella. Aquí no hay duda de que se escribió expresamente para Estrellita Castro y que la estrenó en 1941, pero rápidamente vino Conchita Piquer y la grabó en la firma Odeón en julio del mismo año, incluyéndola además en su espectáculo "Ropa tendida" de 1942. Haría una nueva versión discográfica el año 1954. Era lo de siempre en este trío singular de grandes artistas que formaban Estrellita, Miguel de Molina y Conchita. La letra fue de José Antonio Ochaíta y Rafael de León, y la música del maestro Quiroga:

En Cái tié la Bizcocha/ un café de marinero/ y en er café hay una niña/ color de lirio moreno,/ color de lirio moreno./ Lirio la llaman por nombre/ y ese nombre bien le está,/ por un cariño, cariño,/ tié las ojeras morás./ Y de Cái a Almería/ con voz ronca de aguardiente/ canta la marinería.// La Lirio, la Lirio tiene,/ tiene una pena la Lirio/y se le han puesto las sienes/ moraítas de martirio,/ se dice si es por un hombre,/ se dice que si es por dos,/ pero la verdad del cuento,/ ¡ay, Señor de los tormentos!,/ la saben la Lirio y Dios.// A la mar, marea,/ y a la virgen, cirios/ y pa duquitas mare de mi arma,/ pa duquitas negras las que tié la Lirio./ Un hombre vino de Cuba/ y la Bizcocha ha pagao/ cincuenta moneas de oro/ por aquel lirio morao./ Que fue por un bebedizo/ de menta y ajonjolí,/ que fue una noche de luna,/ que fue una tarde de abril./ Y de Cái a Almería/ canta el novio de la Lirio/ con una voz de agonía.// (Refrán).

Ya he dicho que la versionaron muchos artistas: Nati Mistral, Marujita Díaz, Marifé y Carlos Cano, entre otros, pero está también la parodia que de esta copla escribió, grabó y ejecutaba, el inolvidable Emilio "El Moro":

En Cái tié la Bizcocha/ un puesto de pescao frito,/ y en el puesto hay una niña/ comía por los mosquitos,/ comía por los mosquitos,/ Lirio le llaman de nombre,/ y ese nombre mal le está,/ que la niña más que un lirio/ es una ortiga pisá./ Y de Cái a Almería/ con borroncas de catarro/ canta la marinería.// Ay, la Lirio, la Lirio tiene,/ tiene la Lirio una pena,/ porque le han puesto a su mare/ un bozal y una cadena./ Se dice que tiene un novio,/ se dice que tiene dos,/ pero la verdad del cuento/ es que es más fea que un muerto/ la mare que la parió.// Y a la mar sardinas,/ y a la leche agua,/ y pa duquitas mare de mi alma,/ ahora esta lloviendo,/ no tengo paraguas./ Un hombre vino de Cuba/ que a la Bizcocha ha pagao/ cincuenta pesetas rubias/ por aquel loro pelao,/ por aquel loro mojao./ Dicen que fue Fidel Castro/ porque quiere inaugurar/ un zoológico en La Habana/ y le falta este ejemplar./ Y de Cái a Almería/ corre el novio de la Lirio/ dando saltos de alegría.// Ay, ay, ay, la Lirio, la Lirio tiene,/ tiene una cara la Lirio/ que te la encuentras de noche/ y te quedas como un cirio./ Se dice que mató a un hombre/ de un susto que le pegó,/ pero la verdad del cuento,/ ay, Lirio de mis tormentos,/ es que Cái ya descansó.// Y a la mar ballenas,/ y a los muertos cirios,/ y pa alegrarme, mare de mi alma,/ saca el güiski, Cheli,/ que se fue la Lirio,/ ¡Que se fue la Lirio!

Entre col y col, no está demás la lechuga del humor.

8 comentarios:

  1. Gracias, Emilio. Los trianeros tenemos que estar agradecidos a Antoñita Colomé por su fidelidad a nuestro barrio y a los más humildes (la única que no abandonó a Triana hasta más ver). Fue una estrella atípica en todo. Fernando Morillo, el inolvidable vestidor de la Esperanza, me habló mucho de ella. Era una muñeca de porcelana; tocaba el piano ya desde niña junto a su vecino y amigo Manuel García Matos, hablaba idiomas y la quemaba el deseo de ser artista lo que la llevó a una boda fugaz e interesada con el extraordinario bailaor y bailarín Antonio Triana, buscando zafarse de la presión familiar.
    Creo recordar que en "El crimen de Pepe Conde" canta alguna canción; ella no solía hacerlo en sus películas porque, efectivamente, ella se sentía actríz, no cantante.

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  2. Por eso he recomendado tu libro, porque explicas muy bien y en pocas páginas la vida de esta trianera genial y extraordinaria artista cinematográfica.

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  3. Los datos que aportáis son muy interesantes. Conozco, por haberlo leido, al músico y musicólogo extremeño Manuel Garcia Matos que investigó sobre los origenes del Flamenco y realizó la "Antología del Folklore musical de España", pero creo que este no es el músico que refiere Ángel Vela y existió otro pianista en el entorno de Triana con el mismo nombre del que no tenía referencias.

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  4. No, no tiene nada que ver uno con otro. Ya te dije que tengo en mi discoteca la Magna Antología del Folklore Musical de España del gran musicólogo extremeño. A nuestro García Matos tuve la oportunidad de conocerlo y presentarlo en el Instituto de Mairena del Alcor con motivo de una conferencia que di, donde él después ofreció un recital de piano. Lo mejor es que le dedique una página en mi blog para que no haya más confusiones con uno y otro.

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  5. Se impone que le dediques un espacio a nuestro maestro Matos, el primero -quizás- que hizo flamenco a su piano... y muchas cosas más que nos contarás, Emilio.

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  6. Emilio Jiménez Díaz18 de junio de 2010, 8:57

    Recuerdo que era una persona muy afable y simpática. Ya, cuando lo conocí, él estaba muy mayor y las manos no le respondían como en sus tiempos de gloria. La casualidad de que el maestro extremeño y él se llamasen igual ha confundido a más de un estudioso.

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  7. Estuve en la presentación en Alcalá -creo que fue en 1984- de su libro biográfico que es una joya. Lo presentó nuestro común amigo José María Rubio y fui parte de una expedición trianera encabezada por Paco Arcas, entonces delegado municipal. Fue nombrado "Trianero de Honor" en una de las Velás siguientes. Su hija Ana mantiene vivo su recuerdo y con su sobrina, Luisa Triana, hablamos tanto de él como de su padre, el bailarín Antonio Triana.

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  8. Alcalá de Guadaira fue precisamente su último reducto, al igual que le pasó al gran pintor Romero Rosendi. Fue Juan Portillo García quien transcibió esas memorias que se publicaron con el mecenazgo del ayuntamiento de Alcalá. Huyó de la guerra, como todos, y entre La Argentinita y Carmen Amaya logró pasar a Méjico para instalarse después en Esados Unidos, donde fue director de orquesta en la gran Holliwood de aquellos años y en Nueva York. En estos tiempos difíciles estuvo siempre al lado de su hermano Antonio Triana -que fue marido de Antoñita Colomé- y de su sobrina Luisa, a la que tanto queremos, respetamos y de la que tanto hemos aprendido. Desde 1972, a su vuelta a España, buscó su rincón en Alcalá, tierra de notables artistas, pintores y poetas. ¡Es una minibiografía de urgencia para nuestro bloguero José Luis!
    Habrá que dedicarle un día una página de este blog a la importancia de su vida y de su obra.

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