jueves, 17 de junio de 2010

DESDE MI TORRE: LA MUERTE DE ILDEFONSO PINTO


Me he enterado esta misma mañana por un correo de mi compadre Bohórquez y, después, por la prensa del día: Ildefonso Pinto había muerto anteayer en su hermosa y querida localidad de Bollullos del Condado, donde sus paisanos le tenían dedicada una plaza y un monumento.

Conocí a Ildefonso hace muchos años, allá por 1975, y fueron muchos los festivales en los que estuvimos juntos por esos pueblos de Dios. No había concurso donde él se presentase que no ganase, porque era desde pequeño un gran aficionado y un extraordinario conocedor de todos los cantes, sobresaliendo siempre en los de Levante y en el difícil mundo de las Saetas. En La Unión, donde coincidíamos casi todos los años, ya que llevaba 18 intentando conseguir el máximo galardón de la "Lámpara Minera", por fin la consiguió en la XXX Edición, en 1990, compitiendo señorialmente con José Parrondo, que fue el segundo premio de esta modalidad. Ildefonso, además, hizo doblete, ya que consiguió también el primer premio por Tarantas. Recuerdo su gran emoción al bajar del escenario y abrazarnos. Ambos sabíamos los años que llevaba presentándose con la ilusión de llevarse la preciada "Lámpara". Ni que decir tiene lo bien que lo pasamos aquella noche celebrándolo en el bar Minero.

Estuvo varias veces en mi programa "Ser del Sur", una de ellas cantando en directo, y me pidió el año 1992 que le hiciese la contraportada de su disco de larga duración "Saeta de Oro", así como la presentación del mismo en el teatro de su tierra. Era Ildefonso, aparte de un gran cantaor que nunca alcanzó la profesionalidad por su trabajo diario, una excelente persona con todo el mundo. Recuerdo con el amor y cariño que él y su mujer nos recibieron en su casa una vez que estuvimos en ella, me parece que el día que yo ofrecía una conferencia en los jardines, acompañado por los cantes de Chano Lobato, la guitarra de Postigo y el baile de María Oliveros. Se desvivía por atender a todos cuandos amigos pasábamos por Bollullos.
Hace unos meses, por su propio deseo y del editor, Francisco Sosa, de Ediciones Giralda, se empeñaron en que yo hiciese su biografía. Cuando le envié una especie de cuestionario de urgencia, ya Ildefonso Pinto estaba herido de muerte. Esta ha venido anunciada de largo, con el previo aviso de una enfermedad que lo ha ido minando lentamente.

Mi pésame a su mujer y a todos sus familiares. Y mi oración a Dios para que lo acoja, como no puede ser de otra manera, en el seno de las grandes personas de buena voluntad. ¡Descanse en paz quien tantos motivos nos ofreció de gloria!


(En la fotografía, Ildefonso cantando con Antonio Fernández en La Unión. 1990)

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