HUERTO
Un arco de celindas, un manzano,
una senda florida en lila y rosa
y al fondo -retorcida, vieja, umbrosa-
la parra junto al pozo y el majano.
De rodillas y absorto el hortelano.
En el árbol la Imagen milagrosa
-entre un halo de luz esplendorosa-
con el Niño en la palma de su mano.
Más allá del laurel, los naranjales.
En un rincón, llena de sol, la alberca
derramándose en coplas de cristales.
Por los sembrados surcos, verdes filas.
Los tilos y el nogal junto a la cerca.
...Luego otra vez más rosas y más lilas.
Un arco de celindas, un manzano,
una senda florida en lila y rosa
y al fondo -retorcida, vieja, umbrosa-
la parra junto al pozo y el majano.
De rodillas y absorto el hortelano.
En el árbol la Imagen milagrosa
-entre un halo de luz esplendorosa-
con el Niño en la palma de su mano.
Más allá del laurel, los naranjales.
En un rincón, llena de sol, la alberca
derramándose en coplas de cristales.
Por los sembrados surcos, verdes filas.
Los tilos y el nogal junto a la cerca.
...Luego otra vez más rosas y más lilas.
Qué sensación de calma, de silencio, de tiempo detenido en el campo transmite este precioso soneto sobre la aparición de la Virgen de las Huertas. El Coro Parroquial le puso música y lo canta como una hermosa plegaria a la Virgen.
ResponderEliminarEste soneto de Pulino es una auténtica maravilla. Él fue quien me enseñó a profesar una gran devoción a la Virgen de las Huertas. ¡Qué hermoso el último verso del soneto: ...Luego otra vez más rosas y más lilas!
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