CAMINO
Al acabar el pueblo está el camino
durmiendo un sueño eterno de olivares,
un sueño que no turban los cantares
de mozas ni arrieros. Su destino
se pierde bajo el sol, junto al espino,
frente al pozo, en la casa, entre encinares,
allí donde un aroma de azahares
renueva al verde limonar. Un trino
oculto en la dorada polvareda
se hace voz que me llama dulce y queda.
Quiero y no puedo hacerme peregrino
y andar de norte a sur tras el lucero
buscándole un final a mi sendero
en el fin infinito del camino.
Al acabar el pueblo está el camino
durmiendo un sueño eterno de olivares,
un sueño que no turban los cantares
de mozas ni arrieros. Su destino
se pierde bajo el sol, junto al espino,
frente al pozo, en la casa, entre encinares,
allí donde un aroma de azahares
renueva al verde limonar. Un trino
oculto en la dorada polvareda
se hace voz que me llama dulce y queda.
Quiero y no puedo hacerme peregrino
y andar de norte a sur tras el lucero
buscándole un final a mi sendero
en el fin infinito del camino.
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