viernes, 30 de abril de 2010

UNA NOCHE ENTRAÑABLE CON JORDI ESTADELLA


Esta mañana me he desayunado con la noticia de la muerte del popular presentador y doblador de películas Jordi Estadella, y al momento he recordado la noche mágica que tanto mi mujer como yo pasamos junto a él, su compañera y un amigo sumiller, en Córdoba.

Recuerdo que mi mujer y yo fuimos a cenar al mesón de mi "hermano" Juan Peña, y allí nos presentó mi amigo Manuel María López Alejandre (atrás en la fotografía, con camisa celeste), uno de los mejores expertos del mundo en materia de vinos y Secretario del Consejo Regulador de la Denominación Montilla-Moriles. Nos dio mucha alegría el conocerlo personalmente y, al momento, nos dimos cuenta de su sencillez, de su gran sentido del humor y de su extraordinaria devoción por la gastronomía. Su compañera sentimental era tambien ciertamente maravillosa. Tras tomarnos unas raciones y unos vinos, López Alejandre, que es un guía excepcional de los templos tabernarios de la ciudad califal, nos llevó de una a otra taberna del casco antiguo, rematando en la célebre de "Santos", frente de la parte oriental de la Mezquita, especialista en las más variadas y exquisitas tortillas de todos los gustos, lugar que es donde se tomó ésta instantánea para el recuerdo. Santos, con su habitual habilidad en los menesteres culinarios, le hizo en un momento un plato de natillas a manera de tarta con el nombre de "El Semáforo", que era el programa que Jodi presentaba por aquellos años en TVE con dirección de Ibáñez Serrador y la colaboración de Marlen Moreau y Asunción Embuena.

Él tenía muy buen saque tanto para la comida como para la bebida, y de allí nos fuimos al sitio encantador que es la Plazuela de la Luna, en la misma muralla cordobesa, una plaza recoleta donde el mesón del mismo nombre nos puso unas mesas para seguir la velada, a la que ya se unió mi "hermano" Juan Peña y su mujer, y el cantaor y guitarrista Arango. Hubo cante por parte de varios amigos que se fueron incorporando a la noche, yo recité algunas cosas relativas a Córdoba, y el propio Jordi, con esa voz sonora y magnetizadora que tenía, también recitó algunas hermosas composiciones...

Lo cierto es que se nos hizo de día allí. Los acompañamos al hotel, recogieron sus cosas y los llevamos al AVE López Alejandre y yo cerca de las ocho de la mañana. Muchas veces, las cosas bellas surgen así: sin buscarlas, de improviso, sin planificación alguna. Eso fue lo que ocurrió en aquella noche entrañable e inolvidable que tuvimos la suerte de compartir con él.

¡Descanse en paz quien nos distinguió con unas cuantas horas largas de amistad!

2 comentarios:

  1. Me parece muy acertado que, en la hora del fallecimiento de este presentador, hayas recurrido a una anécdota agradable y sencilla para homenajearlo. Mil veces es mejor un relato sincero de una vivencia que no las frases huecas y repetidas que se usan como panegírico cuando alguien falta.

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  2. Fue nuestra vivencia en aquella noche inesperada.

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