No tenemos palabras para agradecer a don Daniel Vaquero Calvo, dueño de los hoteles Amadeus y Mozart de Valladolid, las atenciones que tuvo para con nosotros el primer día del ciclo flamenco que allí nos convocaba. Nadie sabíamos que era un gran aficionado al Flamenco y un hombre que tiene un grupo de amigos de auténtico lujo, casi todos miembros de la Peña Flamenca "La Seguiriya", cuyo presidente, Pascual Cordero Navarro, es el que aparece sentado en la fotografía.
Al salir del Auditorio Cervantes, aceptamos tomar una copa con ellos en un bar de frente, pero cuál no es nuestra sorpresa cuando don Daniel nos ofrece compartir un rato con ellos en su bodeguita íntima, situada en el sótano de su hotel Mozart. La bodega era un auténtico cuarto de cabales. Primorosamente decorada con escogidos elementos antiguos y fotografías de flamencos, repleta de botellas con vinos de su propia crianza y con embutidos que él mismo se encarga de elaborar.
Por medio de un centenario teléfono, a cada llamada de nuestro anfitrión más bandejas de un extraordinario jamón, de caña de lomo, de un chorizo excepcional, de queso de la zona y de carrillada adobada convertida en embutido, riquísima, que ninguno de nosotros habíamos probado anteriormente. Evidentemente, como da buena muestra la fotografía tomada por nuestra amiga Elisa, las botellas del sensacional vino tinto se descorchaban con la misma rapidez que en la Feria se abren las botellas de manzanilla sanluqueña.
La conversación no podía ser más grata, girando siempre en torno al cante y al amor que ellos le profesan a Andalucía, muy concretamente a Córdoba y Sevilla, donde se las "pegan" de vez en cuando, cada vez que a uno de ellos se le ocurre decir que es hora de bajar unos días hacia el Sur, en los que hacen mermar, con bastante felicidad, los vinos de esta zona nuestra. Hasta el presidente de "La Seguiriya", un hombre con una gracia increible y sabiendo de cante como el mejor de los aficionados, se estiró por los estilos de Levante demostrando su gran conocimiento del flamenco y su inmensa devoción por este Arte. Nos reímos a pleno pulmón. Más que estar en Valladolid parecía que nos habíamos metido en uno de los tristemente desaparecidos "cuartos" del barrio de Triana.
Al salir del Auditorio Cervantes, aceptamos tomar una copa con ellos en un bar de frente, pero cuál no es nuestra sorpresa cuando don Daniel nos ofrece compartir un rato con ellos en su bodeguita íntima, situada en el sótano de su hotel Mozart. La bodega era un auténtico cuarto de cabales. Primorosamente decorada con escogidos elementos antiguos y fotografías de flamencos, repleta de botellas con vinos de su propia crianza y con embutidos que él mismo se encarga de elaborar.
Por medio de un centenario teléfono, a cada llamada de nuestro anfitrión más bandejas de un extraordinario jamón, de caña de lomo, de un chorizo excepcional, de queso de la zona y de carrillada adobada convertida en embutido, riquísima, que ninguno de nosotros habíamos probado anteriormente. Evidentemente, como da buena muestra la fotografía tomada por nuestra amiga Elisa, las botellas del sensacional vino tinto se descorchaban con la misma rapidez que en la Feria se abren las botellas de manzanilla sanluqueña.
La conversación no podía ser más grata, girando siempre en torno al cante y al amor que ellos le profesan a Andalucía, muy concretamente a Córdoba y Sevilla, donde se las "pegan" de vez en cuando, cada vez que a uno de ellos se le ocurre decir que es hora de bajar unos días hacia el Sur, en los que hacen mermar, con bastante felicidad, los vinos de esta zona nuestra. Hasta el presidente de "La Seguiriya", un hombre con una gracia increible y sabiendo de cante como el mejor de los aficionados, se estiró por los estilos de Levante demostrando su gran conocimiento del flamenco y su inmensa devoción por este Arte. Nos reímos a pleno pulmón. Más que estar en Valladolid parecía que nos habíamos metido en uno de los tristemente desaparecidos "cuartos" del barrio de Triana.
Enhorabuena, Emilio, ya tenía ganas de saber algo de tu periplo castellano-flamenco. Es tiempo de que riegues tu sabiduría por todos los rincones. Hay que recuperar el tiempo perdido.
ResponderEliminar¡Qué gente más extraordinaria la de Valladolid! Yo ya había tenido la suerte de estar en el mismo escenario hace pocos años con "La Tremendita", nuestra paisana, que tuvo un gran éxito. José Luis te puede comentar la gran afición que hay en esta tierra por el cante. El teatro lleno y el público correcto, sabiendo escuchar y aplaudiendo al final como si hubiese cantado un divo de la ópera.
ResponderEliminarY el postre fue ese rato tan maravilloso que nos hicieron pasar estos hombres a los que no conocíamos de nada.
Pues si ya he dado fe de ello en un comentario del artículo anterior y desde luego también me gustaría resaltar el arte, gracia y conocimiento de Pascual, el presidente de la peña flamenca.
ResponderEliminarLa bodega, repleta con los mejores caldos y manjares de esa bendita tierra castellana y espléndidamente decorada por Daniel Vaquero, parece un de los escondites del "duende flamenco".
La próxima vez que esté en Valladolid, además de hospedarme en el Hotel Mozart, pasaré por la Peña Flamenca "La Seguiriya" para dar un abrazo a Pascual.
Me alegré de que lo pasaras bien y de que tú mismo comprobases la afición tan enorme que hay en Valladolid al Flamenco.
ResponderEliminarPascual Cordero es un caso aparte: su simpatía, su conocimiento de los cantes y su amor a Andalucía, con su carga de anécdotas y manera de contarlas, lo hacen una persona singular.
Jamás se nos podrá olvidar ese rato, gracias a la generosidad de don Daniel Vaquero.
Hola Emilio, me he animado a escribir algo en tu blog que sigo habitualmente desde que José Luis me habló de él. El otro día en Valladolid pasé un rato genial con vosotros, que hemos de agradecer a la hospitalidad de Daniel y el arte de Pascual y Antonio (creo que era como se llamaba su compadre de viajes). Me gustó mucho tu conferencia, tenía los ingredientes que solo un experto puede ponerle a una clase magistral para que los oyentes no pierdan ni por un momento la atención ( profundidad didáctica, dialéctica llana y amigable, expresión perfecta, unas leves pinceladas de humor, y una tonelada de sentimiento desprendido en sus palabras y expresado a través de la entonación del hablante). Enhorabuena por ella. También me gustó la actuación de "Churumbaque" y "El niño Seve". Pero no cambio por nada el rato de después, porque además yo hasta hace poco no comencé a descubrir el flamenco, a pesar de ser de Andalucía, como decía muy bien dicho, Pascual el otro día en Valladoli, que poco valoramos a veces lo que tenemos "tan a la mano"... y he de daros las gracias a José Luis y a tí porque cuando os oigo hablar de flamenco despertáis en mi una enorme curiosidad que me hace querer acercarme, con cautela, despacito, como el que se acerca a un lugar sagrado sin querer irrumpir como un extraño, para que la magia no se rompa; con el miedo del desconocimiento y la ilusión de un niño que desenvuelve un regalo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Querida Elisa: Lo mío no fue una conferencia de experto porque la propia organización patrocinadora no te lo permite, es más, se mosquea y te llama la atención si te pasas de un minutaje que ellos programan. Por eso hay que hacerla muy corta, muy condensada, didáctica en el espacio, y amena. De todas formas, incluso en los grandes retos, como fue el Congreso del Centenario del Nacimiento de Antonio Mairena el pasado octubre, con un tema muy difícil de abordar: "Antonio Mairena y los intelectuales", mi exposición suele ser clara y sencilla, aunque el contexto sea profundo. Gracias, pues, por tus piropos.
ResponderEliminarPero ese rato en la bodega de Valladolid... ¿Cuánto valen esos ratos, quién puede volver a vivirlos, qué espejo puede multiplicarlos?...
Lo pasamos genial -que es como hay que pasar la vida-, y gracias a ti esa fotografía estará para siempre dejando memoria de una noche irrepetible. Viviremos muchas parecidas a esas, y hasta mejores, pero ya serán otras...
En cuanto a lo que dices de que te acercas al Flamenco (siempre lo escribo con mayúscula) con cautela, casi con miedo, piérdelo de una vez: al Flamenco hay que acercarse con los ojos ávidos, el oído vivo y, lo más importante, el corazón abierto de par en par, como se abren las puertas al Amor.
Nadie sabe de Flamenco, menos aún los "flamencólogos". Decía el maestro Luis Rosales que hablar de Flamenco, escribir sobre él, era el mismo despropósito que enamorarse de una mujer por el simple hecho de haber visto una fotografía.
El Flamenco se siente, tiene que herirte, arañarte o alegrarte el alma. De nada vale que tengas que saber distinguir si la seguiriya que ha realizado tal artista es de Manuel Torre, de Silverio o de Tomás Pavón; si tal soleá es creación de Mairena o de La Serneta... Lo expresas muy bien en tu última y hermosísima frase: "Hay que acercarse con el desconocimiento y la ilusión de un niño que desenvuelve un regalo". Eso es el Flamenco y, por esa magia del niño que va dentro de cada uno, cada día te irás acercando más a su emoción, a su lágrima y a su alegría..., cuando el niño vaya creciendo, el propio tiempo te hará distinguir las voces, los ecos, las melodías, los latidos...
Un abrazo
Soy Antonio Montaña de la peña La Siguiriya de Valladolid ( con el que compartisteis en la bodega de Daniel esa buena noche), esperamos con ilusión vuestra pronta visita con el motivo de la celebración de las jornadas del cante de las Minas.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.Hasta la vista! Flamenco.
¡Hombre, buen amigo, claro que me acuerdo de ti, de aquel rato tan hermoso en la bodega de don Daniel! ¡Os estaré eternamente agradecido por esa magnífica noche!
ResponderEliminarEl próximo día 21 de nuevo "toreo" en vuestra plaza. Será una maravillosa ocasión para vernos y tomar unas copas.
Un abrazo: