Fue aquella tarde de mayo,
de la feria sevillana...
Fue aquella tarde fogosa,
de corrida en La Maestranza.
Fue... ¡ay!... de claveles rojos
sobre el albero de paja.
Fue de cruda tempestad.
Fue aquella tarde tan larga.
Montoliú tomó rehiletes,
y se asomó por la plaza.
Dejó que el toro le viera...
"¡Toro!, ¡toro!" -le llamaba-.
Clavó fijeza el burel,
en el traje verde y plata;
cortó sesgado el anillo,
y le encumbró entre las astas.
Manolo llegó al encuentro,
las banderillas en alza;
le clavó en una moneda,
por derecho y en la cara.
El pitón zurdo caló
de las sedas hasta el alma,
y dibujó fresca muerte
en el rictus de su cara.
¡Tú lo quisiste, Manuel!;
las zapatillas clavadas;
de la feria sevillana...
Fue aquella tarde fogosa,
de corrida en La Maestranza.
Fue... ¡ay!... de claveles rojos
sobre el albero de paja.
Fue de cruda tempestad.
Fue aquella tarde tan larga.
Montoliú tomó rehiletes,
y se asomó por la plaza.
Dejó que el toro le viera...
"¡Toro!, ¡toro!" -le llamaba-.
Clavó fijeza el burel,
en el traje verde y plata;
cortó sesgado el anillo,
y le encumbró entre las astas.
Manolo llegó al encuentro,
las banderillas en alza;
le clavó en una moneda,
por derecho y en la cara.
El pitón zurdo caló
de las sedas hasta el alma,
y dibujó fresca muerte
en el rictus de su cara.
¡Tú lo quisiste, Manuel!;
las zapatillas clavadas;
dejaste el par en lo alto;
lo demás... ¡no te importaba!
LUCIANO NUEVO SÁNCHEZ
"La calleja de los toros", 1997
lo demás... ¡no te importaba!
LUCIANO NUEVO SÁNCHEZ
"La calleja de los toros", 1997
ole, el canto por un torero!...
ResponderEliminarSí, señor. Extraordinario poema.
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