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El celo de la fiesta, la sencilla
conversación del tú y el yo que viene,
que va y que anda, se agita y entretiene
como adorno viril de la cuadrilla.
-¡Corre, torito mío, a la guerrilla
que le ofrezco a tu lomo, porque estrene
tu piel negra zaína lo que tiene
de candidez mi hermosa banderilla!
Altos mis brazos y tu pitón más alto,
que el izquierdo me apunta al sobresalto
cuando paro mi cuerpo ante tu planta
y en un ágil suspiro, en un desmayo,
te clavo cual si fuera un sol de mayo
una rosa andaluza verde y blanca.
EMILIO JIMÉNEZ DÍAZ
conversación del tú y el yo que viene,
que va y que anda, se agita y entretiene
como adorno viril de la cuadrilla.
-¡Corre, torito mío, a la guerrilla
que le ofrezco a tu lomo, porque estrene
tu piel negra zaína lo que tiene
de candidez mi hermosa banderilla!
Altos mis brazos y tu pitón más alto,
que el izquierdo me apunta al sobresalto
cuando paro mi cuerpo ante tu planta
y en un ágil suspiro, en un desmayo,
te clavo cual si fuera un sol de mayo
una rosa andaluza verde y blanca.
EMILIO JIMÉNEZ DÍAZ
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