CALLE RODRIGO DE TRIANA
Geranios, piedras, cal en serpentina
que se pierden buscando lo imposible.
No encontrarás el río. Es inaudible
la nota prolongada y cristalina
que lleva su corriente peregrina.
Es la Torre del Oro una invisible
verdad cercana, alegre, apatecible
que los siglos te niegan. Roja espina
y honda llaga los hombres te dejaron
en la humildad serena de tu gloria.
Los bronces de la iglesia de Santa Ana
hace tiempo tu soledad cantaron.
Llevas el nombre del que dio a la Historia
un grito que inmortalizó a Triana.
Geranios, piedras, cal en serpentina
que se pierden buscando lo imposible.
No encontrarás el río. Es inaudible
la nota prolongada y cristalina
que lleva su corriente peregrina.
Es la Torre del Oro una invisible
verdad cercana, alegre, apatecible
que los siglos te niegan. Roja espina
y honda llaga los hombres te dejaron
en la humildad serena de tu gloria.
Los bronces de la iglesia de Santa Ana
hace tiempo tu soledad cantaron.
Llevas el nombre del que dio a la Historia
un grito que inmortalizó a Triana.
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