Vierte Triana a golpes desde el puente
un rumor encendido de cantares.
Se enciende el cielo en verdes alamares
de luces y de sombras lentamente.
Corpus chico en Triana. Se presiente
al despertar de Dios. Rubios altares
y balcones con colchas de lunares
sacralizan las calles y el ambiente.
Altamar de fervores, la mañana
se recrea en el gozo de Triana,
siguiendo a Cristo el Pan encadenado.
Dios redondo en el sol del ostensorio,
Dios real y también Dios ilusorio,
infinito a la vez que limitado.
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