martes, 9 de marzo de 2010

PERSONAJES TRIANEROS: PINTOR Y POETA

ANTONIO BADÍA Y EMILIO JIMÉNEZ DÍAZ

Una vez terminado el trabajo sobre "Sevilla y sus tranvías" en nuestro blog, vamos a iniciar un recorrido singular que acometimos el pintor trianero Antonio Badía y yo el año 1994 y que volvimos a repetir, gracias a su éxito apabullante, en 1995, en el que la calle Pureza, por la cantidad de trianeros que fueron a visitar esta exposición, parecía que estaba esperando la salida de La Esperanza. A la primera exposición le pusimos el nombre de "Muy ilustres personajes de la Triana popular" y a la segunda "Muy ilustres mujeres de la Triana popular". En definitiva, lo que quisimos retratar, él con su lápices y yo con mis poemas macarrónicos, fue parte de esos hombres y mujeres singulares del barrio: bien por conocidos dentro de sus labores cotidianas,o bien por ser artistas que han llevado el nombre del barrio por todo el orbe.

Todo el material se recogió en dos libros, excelentemente editados, que se regalaron a los primeros visitantes, pero, aunque la edición fue muy amplia, se agotó al momento. Fueron muchos nuestros paisanos los que se quedaron sin tener ese recuerdo entrañable, y son muchos los que, en alguna que otra ocasión, me han dicho que cómo podrían conocer ese trabajo. Por eso me he animado a ir plasmando día a día, en esta página compartida con vosotros, uno a uno los dibujos de Antonio con los sonetillos correspondientes. En aquella ocasión, como advertencia, se decía en el libro:

"Sólo a un artista como Antonio Badía se le podía ocurrir la original idea de querer emparentar en una exposición el lápiz del dibujante con la pluma del escribano, para plasmar con ellos, en un alarde de generosidad a su barrio de nacencia, los perfiles de unos hombres que en los caminos del toreo, del baile, del cante, de las Bellas Artes, y del arte no menos bello de la "tasquería", posibilitaron que este arrabal estampase en el libro de la historia, con letras de oro, un trisílabo universal: TRIANA.
Ni es una exposición académica ni Góngora se va a aparecer por ningún rincón de los sonetos. Mientras que los dibujos quieren -y lo logran- retratar a los personajes tal como son, los versos de cada soneto sólo han intentado esbozar -con cierta guasa macarrónica- los quicios humanos de una gente con la que fuimos creciendo en las penas y en las alegrías, en la esperanza y en el dolor, en los juegos de niños y en los anafes comunes de nuestros viejos corrales.
Nuestro intento, del que no queremos obtener más premio que el de la sonrisa amplia de nuestros paisanos, es acercar a todos, de una manera tan sencilla y coloquial como esta, la importancia de unos hombres que han tenido la gloria de nacer en esta orilla derecha del Río Grande, y que hoy llevan su nombre por todo el mundo, y lo que es más importante, en los labios y en el corazón. ¡Salud y gozo, hermanos, para esta Velá de 1994, y que Señá Sant'Ana nos ampare!".

Pues eso, queridos blogueros, que siga amparándonos y que vosotros, al menos, en este mundo de tantos follones y crisis, tengáis un minuto para la sonrisa.

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