CÓRDOBA: PATRIMONIO PERRUNO DE LA HUMANIDAD

CIUDAD EXCREMENTAL

Córdoba, una de las ciudades más hermosas de España y con el casco antiguo de mayor dimensión, ciudad que fue capital de La Hispania Ulterior en la época romana y capital del Califato en época musulmana, y que por su belleza fue nombrada por la UNESCO como Ciudad Patrimonio de la Humanidad el año 1984, y que aspira a conseguir la Capitalidad Cultural de 2016, para lo que, en verdad, se está moviendo bastante poco, es una lástima que no cuide con mimo sus calles de la Judería, de su casco histórico, con derribos mal vallados, suciedad en sus calles y, lo que es peor, llena de excrementos perrunos por todas partes. En ninguna ciudad he visto tantísimos perros por metro cuadrado. Hay dueños que llevan hasta cuatro agarrados con sus correítas, pero a los que sueltan para que llenen el cesped de los parques, las calles y aceras con los productos de sus necesidades fisiológicas, sin después recoger esas "caquitas" y "cacasas" tal como mandan las ordenanzas. Nada más que en mi bloque, donde vivimos 12 vecinos hay 8 perros. Multiplen por una ciudad de 328.000 habitantes. No se ve un guardia que llame la atención o multe a los infractores. La verdad es que no se ven guardias. Todos los que ustedes puedan ver están poniendo multas, como ocurre en todas la ciudades.

Pero Córdoba debe mirar mucho estas cosas de los "amigos canes" porque es una ciudad muy turística, y no sé qué opinión se llevarán los visitantes cuando se lleven una, dos o tres plastas en sus botines o zapatos. Con un poquito de guasa, y en tres sonetos macarrónicos, quiero definir esta historia perruna:

Más de trescientos mil hay de habitantes
en esta gran Ciudad que es Patrimonio,
bien de la Humanidad, y es testimonio
de culturas antiguas e importantes.

Sus hombres fueron nombres rimbombantes.
En tolerancia vivió siempre el demonio,
lo cual fue un excelente matrimonio
para ir con cascos, sombreros o turbantes.

Hoy esta gran Ciudad se nos duplica,
triplica, cuadruplica, quintuplica...
mas no de natalicios o de entierros.

¡Qué pena de Ciudad que se encamina
a no ser califal y sí canina:

más o menos un hombre por seis perros!

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Cuando un domingo digo a mi señora
que voy a visitar la Judería,
contrita me repite: -¡Vida mía,
cuidado donde pisas! Me deplora

su tanta precaución, su persuasora
voz que sigue mis pasos de alegría.
Le doy un beso o dos -según el día-
y me voy al lugar que me enamora.

Mas que razón tenía mi buena dama
preocupándose fiel de las pisadas
que diera su marido en sitio bello.

No vi la Judería ni un momento,
que salteando mierda y excremento
no me duelen los pies, pero sí el cuello.

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Remedio hay que ponerle a esta mugrienta
defecación perruna, alguna argucia
hay que inventar para que no esté sucia
esta Ciudad que Izquierda Unida ostenta.

El estado ahora mismo que presenta

es lamentable, y hay que tener astucia

para que pague el que su suelo ensucia
y de que cague el perro se arrepienta.

Esta Ciudad, que es magnificencia
de monumentos, y muestra su opulencia
con esa joya insigne de Mezquita,

no debe permitir que alguien la ofenda
añadiendo a su escudo la leyenda:

"MUY ORGULLOSA CIUDAD DE LAS CAQUITAS".