miércoles, 27 de enero de 2010

TELÉFONOS PARA LA CRISIS

Ya por las calles no se ven los perros atados con longanizas, qué va. Ya, cada día, se ven más pobres por las calles, por las esquinas, por las puertas de los bares, en los comedores sociales, en los dinteles de Cáritas..., y ya no son sólo rumanos o emigrantes de aquellos que hace muy pocos años vinieron a la llamada de un país que era como una especie de Jauja peruana, en el que nos cambiábamos de coche cada cuatro días, de piso, de mujer y de trabajo.
La crisis entró fuerte, a destiempo y -traidora ella- por la espalda de aquellos que narraban los cuentos de las mil y una noches. Se dijo que aquí no pasaba nada, que nosotros no teníamos crisis y que, si venía, podíamos afrontarla mejor que el resto de los países; es más, se dijo desde el propio Congreso -que estimo debe ser un lugar serio, aunque en muchos debates no haya casi nadie ocupando el sillón conseguido por los votos del pueblo-, que no se permitiría a las empresas, bajo ningún concepto, amparándose en ella si llegase, hacer expedientes de regulación de empleo, esa desgracia que para aliviarla de continente y contenido la llaman ERE.
Y siguen insistiendo en la recuperación del sistema económico, y la varita mágica no aparece, y los que tienen que comparecer, obligados cuando lo hacen, no saben qué decir, y lo poco que dicen ni se lo creen...
Es la época de apretarnos el cinturón nos dicen desde allí (Madrid) y desde aquí (Andalucía), apretarnos el cinturón los "paganinis", los que nos equivocamos en dos euros con Hacienda y ya tenemos seiscientas notificaciones de comparecencia en el buzón, los que ya no nos atrevemos ni a comprarnos un chalequito para pasar el duro invierno y cada vez bajamos más el nivel de la dieta mediterránea, no por falta de interés sino por falta de poder adquisitivo.
Fuensanta Coves, nuestra Presidenta del Parlamento Andaluz, lo dijo también: ¡Hay que contener el gasto! Y yo -que es que soy tonto, tonto y más tonto- me lo creí. Y cuando me entero que en una de las cosas que van a frenar el gasto es en gastarse 488.336 euros de nada en cambiarle los teléfonos móviles a los 109 diputados andaluces y los 291 secretarios, besacoches, asesores o lo que sean, me cojo unos rebotes que ni Ronaldo cuando le sacaron la roja el otro día. ¡Viva la contención, señora Coves! ¡Fuera el derroche! Que digo yo que con esos teléfonos, que salen cada uno a unas 200.000 pesetas, los diputados podrán ver hasta "Avatar" en tres dimensiones. La pena es que desde ellos no pueda verse -o sí, pero no importa- la miseria y gran pobreza que, como en la época de la posguerra, está asolando de nuevo a Andalucía.
Yo les recomendaría el de esta ilustración de la página, pero a lo mejor no vale para comunicarse con el pueblo ¿verdad? Y es que lo dicho: nadie hay más tonto que yo.

5 comentarios:

  1. Un amigo que piensa igual27 de enero de 2010, 21:53

    Esto de los políticos cada vez tiene peor solución; ya hemos hablado del asunto en alguna ocasión; el nivel es de subterráneo y así ya sabes adonde podemos ir... Es una profesión de privilegiados; una casta superior a la que hay que alimentar como a las vacas sagradas y esto da grima... Ellos no entienden de crisis; cómo van a entederla si viven como pachás. Hasta que la gente se harte, que no sé cuándo va a ser. Mientras, paciencia y pataleo...

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  2. Es injusto este descaro, y más para cuantos dimos la cara para conseguir la democracia, la igualdad, el despegue de Andalucía. Injusto y vergonzoso para los que en verdad creíamos que otra España podía ser posible, y, además,pasando por La Gavidia.
    No sé quién eres, pero sé que estás conmigo y eso me basta.
    Un abrazo:
    Emilio

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  3. Es una pena, pero mi hermano el octavo, con trabajo fijo en la Junta de Andalucía y con su mujer trabajando, no puede acceder a un préstamo hipotecario para comprarse un pisito porque los bancos no le dan crédito. ¿Qué pasa con todo el dinero que les han dado? ¿Cómo es posible que se crean que los bancos son de los dirigentes y que los impositores no tengamos nada que decir?
    No es demagogia. Es una pena que nadie meta en verea a los que mandan el cotarro. Y que siempre perdamos los mismos...

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  4. Yo me he jugado el tipo muchas veces y,probablemente, por medio de estas páginas, que quieren ser libres, me lo esté jugando otra vez. No espero, quizás, que me ofrezcan dar conferencias sobre el Flamenco, o participar en seminarios, congresos, etc., tampoco que me llamen -aún espero que lo haga Alberto Moriñas- para hablar con él, de hombre a hombre, sin acritud, pero con razonamientos, sobre los problemas de Triana o sobre ideas culturales que pueden venir bien al barrio. En el prólogo peremne de mi página (que puede leerse en la izquierda de la misma) digo que es una página "que no acobardarán siglas políticas ni pediran opciones de gobierno".
    En la verea -y me siento totalmente defraudado con los que proponían un camino de esperanzas- sólo pueden meter a los que mandan los votos de las urnas. Afortunadamente, hoy somos todos libres para decidir nuestro futuro..., menos mucha gente subsidiada (parados, ejecutivos junteros, agricultores...) que siguen chuoando del "bote" por un "voto".

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  5. Emilio Jiménez Díaz29 de enero de 2010, 15:14

    El comentario anterior no es de ningún anónimo: es del autor de este blog. Estas tecnologías, que como dice el editor José Membrive "son la leche", de vez en cuando te juega malas pasadas.
    Mías son. Y donde pone, por las risas, "chouando", quise decir "chupando".

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