LA UNIVERSIDAD DEL PUENTE
Hablé sobre la Universidad del Puente de Triana, también
llamada Universidad Pontificia de Triana, de la que dije es catedrático ese
hondo sevillano que es Manuel Díez-Crespo.
-¿Y qué enseña allí Díez-Crespo?
-La asignatura más hueso: Gramática Parda. Se carga a casi
todo el mundo.
-¿Y esa Universidad existe de verdad, o es una guasa vuestra,
en plan Peña Er 77?
-No, la Universidad existe. Fue fundada por un pintor de la
oscuridad de la noche de Sevilla, que ya está bien de hablar de pintores de la
luz, hay que hablar de pintores de la oscuridad.
-¿Quién fue ese pintor?
-Ese pintor es Luis Arenas, el fotógrafo. Luis Arenas, como
sabes, iba siempre a retratar al Cachorro por el puente. Es decir, iba a clase,
a aprender la lección de vida del Cachorro. Para tener inspiración hay que
contemplar con humildad la Expiración. Un buen día, como también debes de saber
o incluso debes saber, al maestro Arenas le cortaron una pierna, con lo que
había andado por entre esas cofradías... Desde entonces acude no obstante al
puente a decirle hasta el año que viene a su verdadero Maestro de la luz que
falta en los ojos de Ruiz Gijón y ahora en el atardecer de la ciudad. En estas
sus anuales citas con Dios en el puente y en el río es cuando Luis Arenas fundó
la Universidad. Y fue que no lo supo...
-¿Cómo que no lo supo?
-Sí, que tuvo que venir Díez-Crespo para descubrirlo, oyendo
a un sabio doctor: un borracho de Triana, que llevaba el escudo de la Legión
tatuado en el brazo. Sabrás, o deberás saber, que con Luis Arenas acuden cada
año al puente algunos de sus amigos. Un año, entre ellos, estaba Manuel
Díez-Crespo. Hablaban de lo divino y de lo humano, de lo que fue y de lo que
vendrá, cuando acertó a pasar, dando camballadas, un borracho de solemnidad,
alicatado hasta el techo, de estos borrachos que van hablando, más que solos,
con la gente que los quiere oír. Maese Luis Arenas y el maestro Díez-Crespo
vieron que se les acercaba, con su tatuaje de la Legión en el brazo. Como si
respondieran al presidente de la Audiencia Territorial, con tal respeto,
dijeron: "Buenas las dé Dios" cuando el borracho, con un vaho de mosto de
Umbrete, dijo ese "Buenas tardes, señores" que dicen todos los borrachos de
solemnidad que se precien antes de pegar la hebra. Y después, el borracho, muy
serio y solemne, pronunció la que habría de ser lección inaugural. Pues dijo,
señalando a la cruz de guía de la cofradía, que ya empezaba a pasar: ¿Ustedes
sabe lo que viene ahí? Vamos, que si yo tuviera un pañuelo era para tirarse en
el suelo y estar llorando tres días. Pero como no lo tengo, pues me voy; ea,
señores, buenas tardes"... "Vaya usted mucho con Dios", dijeron Arenas y
Díez-Crespo. Y no lo hubieron acabado de decir cuando éste comentó a maese:
"¿Pero tú has visto la lección que ha dado ese hombre, que ha sido el mejor
pregón de la Semana Santa que nunca he oído? "Si yo tuviera un pañuelo era para
tirarse en el suelo y estar llorando tres días..." "¿Tú has visto mejor
explicación de la Semana Santa de Sevilla?"
Luis Arenas estaba emocionado en sus brillantes ojillos azules,
y fue que Díez-Crespo siguió y dijo:
-Como que Sevilla es una Universidad. Aquí puedes esperar de
un borracho que te dé una lección magistral como esta que hemos tenido la suerte
de acabar de oír...
-Manolo, no te olvides que estamos en la Universidad del
Puente de Triana.
-En la Universidad Pontificia de Triana, donde los borrachos
con el escudo del Tercio tatuado en el brazo son catedráticos de Filosofía.
Aquella misma tarde los sabios maestros me admitieron como
libre oyente. Superé el examen de ingreso por el interés que vieron había puesto
en escuchar al borracho. Desde entonces, nunca falto a la jornada lectiva única
anual de la Universidad del Puente de Triana, que dura de una cruz de guía a un
manto de Virgen. La más exacta representación de una eternidad de
vida.
(Del libro "Sevilla en cien recuadros". La Esfera de los Libros. Madrid-2003)
Me ha gustado mucho, muchísimo. Sabiduría en estado puro.
ResponderEliminarLas cosas son así de sencillas. Los hombres, algunos, las hacen diferentes.
ResponderEliminar