ISABEL PANTOJA, LA TRIANA PURA DEL TARDÓN
A lo que se llamó un tiempo cuplé y ahora copla, le
levantan cada dos o tres meses certificado de defunción como género. Y cada dos
o tres meses, grandes empresarias del monocultivo del género le levantan fe de
vida. No es una antigualla. Es algo vivo, y a los discos me remito, y a las
listas de 40 o 41 principales. La copla es un mundo fundamentalmente andaluz,
con diversos paralelos. Está el paralelo Piquer, el paralelo Reina... Unidos
todos por un solo ecuador: Rafael de León y Arias de Saavedra, que tiene dos
zonas tropicales: el trópico de Quiroga y el trópico de Solano. Y queda hoy en
día todo ese mundo dividido en dos grandes hemisferios, a saber: Rocío Jurado e
Isabel Pantoja. Los amantes de la copla nos dividimos, por tanto, en dos
como iglesias separadas, cada una de las cuales se reclama en posesión de la
verdadera observancia. Por un lado estamos los juradistas; por otro, los
pantojistas. ¿Que cómo nos llevamos juradistas y pantojistas? Pues
aproximadamente como católicos y protestantes cuando la Reforma.
Digo
todo esto para que concedan mayor mérito a cuanto escribo de Isabel Pantoja,
pues siendo Rocío Jurado la más grande que hay, el otro medio mundo es la
Pantoja. Que es Triana. Que es El Tardón. Rocío es Chipiona acuñado por Madrid.
Isabel Pantoja es Triana acuñada por Rafael de León. Dicen que la última copla
que escribió Rafael de León fue la que dedicó a Curro Romero. Lo dudo. La última
copla fue la acuñación de Isabel Pantoja como artista, con música de Juan
Solano. A Rafael León, que gozaba escribiendo canciones, le gustaba todavía más
hacer artistas, enseñarlas, decirles cómo debían decir la copla, cómo tenían que
moverse en el escenario Aquella inicial Isabel Pantoja de "22 abriles tengo" fue
una creación personal de Rafael de León, pan calentito migaíto en el café. Podía
haberse quedado en una folkloriquita de cortos vuelos y larga bata de cola. Pero
"Niña Isabela", que así se titulaba uno de aquellos primeros discos, estaba
llamada a más. Muerto Rafael de León, vendría la otra Isabel Pantoja, ya sin
preocupación por las que fueran quedando de peina y volantes. A Isabel, la
verdad, se le murió siempre todo de golpe: su padre, Rafael de León, Paquirri...
De aquí que surgiera la otra Isabel, tras el breve paréntesis en que fue Viuda
de España. La Isabel de Manuel Alejandro, de Juan Gabriel, de Perales, de
Roberto Livi. La que ha quedado. De la primera, nadie se acuerda. De la última,
discos de platino, películas como "Yo soy esa", de Luis Sanz (1990) o "El día
que nací yo", de Pedro Olea. Siempre con el recuerdo del marinero de luces en
Pozoblanco. Cuando se le enamora el alma, España llora, en la sublimación de la
copla: cuando la artista canta su propia vida, sus propios sentimientos, y entre
lágrimas dicen en el patio de butaca:
- La pobrecita mía, lo que lleva sufrío...
Mucho. Pero no tras Pozoblanco. Siempre. Isabel Pantoja lleva dos generaciones sufriendo. Sufriendo lo suyo y lo que sufrieron su padre y su madre. Su padre, Juan Pantoja , conocido como "Chiquetete", iba con Los Gaditanos, la de plazas de toros, circos y cines de pueblo que no recorrería. Y a pesar de su éxito de "Qué bonita que es mi niña" nunca conoció la fortuna de artista. Su madre, Ana Martín, bailaora, que iba en la compañía de Pepe Pinto, hasta que dejó el trabajo para dedicarse a su familia. Un pisito en El Tardón (Triana), cuatro niños. Fatiguitas. Y la niña que quiere ser artista, como su padre y su madre. Y un día que la llevan al Teatro San Fernando, y la suben al escenario. Y luego, la niña que ya es medio artista y que se va de bailarina con el espectáculo de su primo Antonio Cortes "Chiquetete". Y luego, su padre que la lleva a que oigan a la niña Rafael de León y Juan Solano. A partir de ahí, la historia es bastante conocida. Lo desconoce la gente es que para entender a Isabel Pantoja nunca hay que olvidarse de la niña pobre en las fatiguitas del Tardón. ¿No hay una Triana pura? Pues ella es Puro Tardón...
(Diario El Mundo de Andalucía. 20 de junio de 1999)
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