AL CRISTO DEL AMOR
Cómo me duele tu muerte,
tu muerte triste y amarga.
Porque todo Tú eres muerte,
muerte que hiela y abraza;
muerte trenzada en la cruz,
reflejándose en tu cara,
escondida entre las flores,
en la noche agazapada.
Siniestra muerte brincando
en las sinfonías sacras,
cabalgando en las saetas,
sobrecogiendo a las almas.
Muerte flotando en los aires
que se siente y que se palpa;
que se adentra por los ojos
en sus formas descarnadas.
Terrible muerte, tu muerte,
tu muerte es muerte que espanta,
pero fue una muerte hermosa
porque nos dio una esperanza.
Manuel Álvarez López
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