El respeto y silencio con el que escuchan el Flamenco en Salamanca, tal como les decía anteayer, se puso nuevamente de manifiesto en el hermoso auditorio de Caja Duero. Es un público sensacional que sabe escuchar y que aplaude fervorosamente tras la finalización del espectáculo. Ya quisiera yo ese público para muchas programaciones que se hacen por aquí, por la gran tierra de los "entendidos".
Mi charla, muy corta, tan sólo diez minutos, que es lo que quiere la organización, sustituía a la que tenía que ofrecer el periodista y crítico madrileño del diario El Mundo, Alfredo Grimaldo, que no pudo asistir por enfermedad, y giró en torno al tema propuesto del Flamenco como Patrimonio de la Humanidad. Lleno hasta la bandera, con un ambiente de lujo en un día de huelga que no se notó para nada en la ciudad pucelana, ya que todo está abierto y la juventud llenaba, como siempre, su hermosa Plaza Mayor. La ilustración cantaora corrió a cargo de una joven mujer, sevillana de Isla Mayor, Sonia Miranda, pero avecindada en Almería, que ofreció una gran lección de cante sin mixtificaciones y con una voz rotunda y agradable a la vez. Hermosísima la creación de su Farruca, excelentes sus tientos-tangos, impresionante la seguiriya que llevó hasta los más altos límites, bellísimo su cante por alegrías,que mezcló con el mirabrás y las alegrías cordobesas que fijase para siempre Curro de Utrera, resuelta en fieles compases la bulería que interpretó, y muy valiente los tres fandangos que cantó sin micrófono para poner punto y final con ellos en homenaje al maestro Farina. Magnífica la guitarra de acompañamiento del tocaor madrileño José Núñez Palomo. El público no dejaba de ovacionar y todo salió a pedir de boca.
Yo tuve el sustillo del día cuando iba a empezar el espectáculo y la conferencia no aparecía por ninguna parte. Con mi amigo Gregorio había ido antes a una farmacia cercana al recinto a comprar mis queridos caramelos "Ricola" de eucalipto para aclarar la voz, y recordaba a la perfección que yo llevaba la conferencia y la dejé en el mostrador para pagar..., y creo que la cogí. Lo cierto es que la conferencia no aparecía por los camerinos y que la cara se me puso más blanca que el papel de fumar. Volvimos corriendo a la farmacia y las señoritas nos dijeron que allí no había aparecido lo que reclamábamos. Nada más salir de allí, con el alma a los pies, porque quedaban 15 minutos para el inicio, mi amigo Gregorio empezó a razonar y me dijo: -¿No entramos a los camerinos por el escenario? Y ya empecé a reírme. Efectivamente, nuestra entrada, después de haber comprado los caramelos, fue por allí, y al pasar por el atril ya la había dejado colocada sobre el mismo. ¡La cabeza en Pamplona!
Tras el acto, que ya he significado que fue un éxito, nos fuimos a probar unas exquisitas tapas de diseño en un restaurante cercano al hotel y, a las siete y media de la mañana del día siguiente, vuelta a casa, después de haber tenido la suerte de pasar un rato estupendo y de conocer a una cantaora de la nueva hornada que ya goza de un amplio historial profesional en sus giras por Nueva York, Berlín, Grenoble, Miami, Lille, Utrech y Ámsterdam.
Siendo la conferencia y el recital el motivo principal de nuestro viaje, no dejó de ser menos importante el viaje en sí, ya que Gregorio González, Presidente de la Peña Flamenca "La Soleá", de Palma del Río, es un antiguo amigo de los de verdad y un gran flamenco, con lo que no nos faltó conversación alguna en las cinco horas largas que tiene el camino.
Espero repetir gira adonde sea, porque la verdad es que me lo paso muy bien, conozco a gente nueva y la actividad me distrae de la soledad.
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