miércoles, 7 de marzo de 2012

DESDE MI TORRE: ANTE LAS ELECCIONES ANDALUZAS


El reñidero de gallos, desaparecido el de La Pañoleta y algunos que quedaban en Los Palacios y por tierras de Jerez, está que arde al pasarse aquella nostalgia a la propia Junta de Andalucía . La tarta gorda del Poder está en nuestra tierra, en esta comunidad que aporta el mayor potencial humano de votos, aunque seamos la de más más parados, con más familias subsidiadas, y con más hambre del país. Estos ocho puñales se clavan, profundamente, en aquellos que tenemos un poco de sensibilidad ante los problemas y una lengua, aún no cortada, para denunciar todas las injusticias.

Al igual que no he visto en mi vida a un agricultor que esté contento nunca, cuando llueve porque llueve mucho, y cuando falta el agua por la sequía para sus campos, tampoco he conversado en mi vida con alguien que me diga que está feliz con la política desarrollada en nuestra tierra. Al contrario. En las conversaciones diarias de charpas y tertulias en los bares, todos están que trinan, y sólo te hablan de cómo se lo están llevando calentito estos politicastros que no saben hacer la "O" con un canuto.

Pero aquí nadie dimite, nadie abandona la poltrona ni la nómina suculenta, y hasta los medios de comunicación -que es lo que más me apena- distraen la perdiz y se van por la nubes en sus exposiciones. Nadie se compromete a decir que deben ir a la cárcel la mayoría de estos elementos que nos han gobernado durante 30 años. Nadie dice que barrotes para Griñán y sus secuaces, ni para el que arrasó la comunidad valenciana, y la balear y la catalana, y la gallega... podrían aprender del Presidente de Islandia. Digo yo.

A esta gente los ponía yo firmes. Si mi Presidente Griñán tiene una enfermedad: al médico de familia, a esperar un mes y medio a que le hagan una radiografía, cuatro para operarse si es que hay algún mal... Pero no, amigos, están blindados y tienen una seguridad médica particular que se la pagamos todos. Sus hijos: a la escuela pública. Su mujer: al mercado de Triana. Su coche: el autobús de línea y, en casos puntuales, un taxis pagado de su bolsillo. Su sueldo: máximo de 3.000 euros, que con eso se vive bastante bien y, si protesta, el sueldo profesional de 600 euros. Cuando este hombre caiga en el infierno en el que están viviendo millones de andaluces, se le acabará el cuento de palacios y criados, de recogecosas y abrepuertas, y se dará cuenta, de una puta vez, que hay un pueblo llamado Andalucía al que él no ha sabido gobernar y donde hay familias enteras que no tienen que llevarse a la boca.

El mismo consejo para su contrincante Javier Arenas, que está tan mimado desde la cuna que me parece difícil, muy difícil, que entienda y se acerque hasta la cruda realidad existente, y aún más, desde la derecha.

Mi voto -bien lo saben desde las pasadas elecciones generales- será en blanco, aunque debería ser en negro por aquello del luto con el que se ha vestido España, para que estos sinvergüenzas -y es que no encuentro otro léxico- se den cuenta, unos y otros, de que no los queremos, que no nos hacen falta, que se vayan, de una vez por todas, de este país.

No hay crisis. ¡Mentira! Ha habido un robo sistemático y descarado que siempre quieren obviar con palabras políticas ininteligibles. Se disfrazan como los camaleones, se mueven con el silencio y sigilo de un gato, y roban todo como hace el león para comer. Ellos nos han llevado a este desastre, a esta tristeza, a esta penuria, a esta sinrazón que no tiene ni pie ni cabeza...

Sabéis mi línea de honestidad en la vida, y también de mi libertad y de que los demás la disfruten a tope. Por eso, mis palabras no quieren unir a nadie en la misma tarea ni en el mismo pensamiento. Tengo la suerte suprema de no pertenecer a ningún partido político. Tal vez por eso, sólo una vez, en treinta años, me han contratado los del PSOE para dar una conferencia flamenca -tema en el que creo me consideran un experto los que de esto entiende-, la derecha me ignora, y el pueblo me aplaude. ¿Se entiende?

Yo sí. Paso por encima de unos y de otros. Obras son razones... Y en algunos momentos, con perdón, suelo cagarme en los muertos, como andaluz, de aquellos que pudiendo hacer un bien comunitario se han dedicado a poner de moda el arte singular del mangoneo. ¡Cuidado ante las próximas elecciones andaluzas! Que no sea el cansancio y el robo sistemático del PSOE quien nos haga cambiar el voto, ni tampoco las promesas de un Arenas con un pasado para borrarlo. Votemos en conciencia. Ni unos ni otros nos van a salvar. Ellos son los que quieren salvarse. Mi voto irá en blanco, con una orla de luto. Vosotros, queridos amigos de este blog, bien podéis hacer en plena libertad lo que os dicte vuestra conciencia y vuestra sabiduría.

Saldrá lo que tenga que salir, pero a mi no me engañan más ni los de un lado ni los del otro. ¡Qué pena!

2 comentarios:

  1. Comienza la campaña... ¡Sálvese quien pueda!

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  2. Esperemos no agotarnos en el intento. De nuevo saldrán los "Pinochos" a la calle. ¡Auxilio!

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