LA ARREPENTIDA
Padre:
Hace quince días que no duermo con nadie.
Me acuso,
de no haberme ganado la vida con las manos,
de haber tenido lujo innecesario
y tres maridos, padre,
...eran maridos de otras tres mujeres.
Podía haber tenido muchos hijos.
No quiero volver a hacerlo.
Me voy a retirar del oficio.
¿Puedes recomendarme algún reformatorio?
Ustedes tienen todos muy buenas referencias.
No voy a los oficios y como carne siempre.
Socorro a las sirvientas y a los pobres del barrio
no les llevo gran cosa.
También tengo que decirle,
que soy muy desgraciada.
Gloria Fuerte
"Obras completas"
1981
No sé cómo está escrito este poema que me resulta tan dulce. Puede que sea la primera palabra "padre" y a continuación la confesión. Y aunque hable de una realidad dura...ya digo, me resultó muy dulce. ¡Me encantó!
ResponderEliminarPero que locura tenía que ser y (puede que aún) tener que escuchar tantas historias escondidas.
Ia
La verdad, Ia, es que el poema resulta dulce de principio a fin. Tiene algo que gusta: quizás esa confesión. La verdad es que los curas se tragaban historias inmensas, pero ellos tuvieron la culpa por amendrentarnos siempre con el pecado.
ResponderEliminarSí, es lo que me cansaba de la religión. Supongo que el origen de estas normas de comportamiento, la definición del mal y del bien, lo que es pecado...tendrá alguna razón de ser.
ResponderEliminarPoner normas al comportamiento del hombre tiene que ser muy antiguo, sino sería el caos: Violaciones, robos de niños, mujeres, matanzas, celos, enfermedades, enfermedades de transmisión sexual...supongo que era un caos, o se ponían normas o no sé aclaraba nadie. ¿No existía en Mesopotamia esa recopilación de leyes en el Código de Hammurabi?
Lo cierto es que ya se ha ido perdiendo esa práctica, afortunadamente. Uno debe estar en paz consigo mismo y no debe tener la obligación de confesarse con nadie.
ResponderEliminarExistieron muchas leyes promulgadas a lo largo de toda la historia de la Humanidad que fueron auténticas aberraciones.
Emilio hace tiempo que no intervengo, no he dejado de leerle, pero ando inmerso en dos pregones que tengo que dar y además cantando saetas, por cierto, el otro día en Triana estuvieron amigos suyos en un pregón que canté, Ángel y Manuel. MAgnifica esta serie del erotismo. Un saludo y ya le mandaré la invitación para mis pregones, por si se le encarta alguno. José Luis.
ResponderEliminarYa sé que estás muy liado, y eso siempre es bueno. No te he escuchado cantar nunca, pero cuando te solicitan por todos sitios es que será bueno el cántaro. ¿Dónde das las pregones, José Luis? Te lo digo para anunciarlos en el blog.
ResponderEliminarMe alegra de que te guste esta serie del erotismo. Lo hago para distraerme y, desde luego, para que los blogueros conozcan gran parte de una producción literaria que está casi desconocida. Intento mezclar lo genuinamente puro y de calidad con lo perverso y malsonante. Así es el erotismo.
Un abrazo.