CALLES, PLAZAS Y BARRIADAS
CALLE RODRIGO DE TRIANA
Geranios, piedras, cal en serpentina
que se pierden buscando lo imposible.
No encontrarás el río. Es inaudible
la nota prolongada y cristalina
que lleva su corriente peregrina.
Es la Torre del Oro una invisible
verdad cercana, alegre, apetecible
que los siglos te niegan. Roja espina
y honda llaga los hombres te dejaron
en la humildad serena de tu gloria.
Los bronces de la iglesia de Santa Ana
hace tiempo tu soledad cantaron.
Llevas el nombre del que dio a la Historia
un grito que inmortalizó a Triana.
Manuel Pacheco Segura
***
PUREZA
Enredados en el viento
relucen por las esquinas
los alamares del tiempo.
Pisad aquí con pasos reverentes
sin prisas, sin agobios ni denteras,
y acariciad con mimo las aceras
deshojadas de ayeres y presentes.
Estáis borrando el tiempo, En vuestras frentes
desarbola la Historia sus banderas
y se tienden vencidas las veneras
bajo el andar pausado de otras gentes.
En esta calle Larga, que es olvido
y encuentro, todo brilla confundido,
mezcladas a su modo las edades.
En el crisol dorado de Santa Ana.
Por su cauce de siglo va Triana
y alcanza plenitud de eternidades.
Manuel Lauriño
***
PATROCINIO
Ha vuelto a ser lo que era:
faro, luz y humilladero
donde la fe se renueva.
Derramad la mirada por el vano
de estas calles vencidas y tronchadas
a golpes de ignominia, estranguladas
por un proceso falso y a trasmano.
Han roto su perfil y un inhumano
cinturón las divide. Desoladas
y al aire se han quedado condenadas
a una muerte segura de antemano.
De su ternura antigua y aldeana,
de su vivir sencillo y peregrino,
sólo queda el fervor en candelero
de la iglesia-capilla que a Triana
le renueva la fe. Cumple su sino
y ha vuelto a ser de nuevo humilladero.
Manuel Lauriño
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