He estado unos días en Valladolid para asistir a parte de las VIII Jornadas Flamencas que organiza mi amigo Pedro Sanz y para participar en ellas con una conferencia sobre el admirado y olvidado cantaor Manuel Vallejo. Estas excursiones siempre me sirven para tomar el pulso al flamenco fuera de nuestros límites geográficos, y para darme cuenta, una vez más, del respeto que se le tiene. Es una maravilla poder dar una conferencia sin un murmullo, sin una tos, sin un distraimiento, y ver cómo, al final, el público puesto en pie refrenda con aplausos la difícil corrida de la palabra. En esta ocasión, la ilustración cantaora estuvo a cargo del jerezano David Lagos, acompañado por la guitarra de Antonio Carrión, guitarrista oficial del certamen. El lunes con la palabra de Balbino Gutiérrez y el cante del extremeño Miguel Tena, se iniciaba este ciclo en el que también han participado como conferenciantes José María Velázquez Gaztelu y Áurea Lorenzo con los cantes de la gaditana Manuela Cordero y de la granadina Ana Mochón.
Este ciclo, con la aportación necesaria de Manuel Navarro, director del Festival Nacional del Cante de las Minas de La Unión, es posible gracias al tesón, al trabajo, a la afición y la generosidad de Pedro Sanz, un vallisoletano que se ha dejado la piel en esto durante toda su vida. De ahí que en Valladolid el flamenco tenga un sitial de auténtico lujo.
No tengo palabras para agradecer las atenciones de todos, pero muy especialmente de Pedro, de Daniel Vaquero, y de los miembros de la Peña Flamenca "La Seguiriya", capitaneada por Pascual, un aficionado que se cantiñea bastante bien, y secundada por Leonardo, Antonio Montaña, Miguel y Alejandro "El Cela", entre otros. Alrededor de unos buenos vinos, el cante tuvo que surgir, y en una especie de reservado muy gracioso de un bar cercano al Teatro Calderón, donde se han celebrado las jornadas, se lanzó Antonio Carrión con su guitarra y con su cante, Pascual, "El Cela", David Lagos y su mujer, Melchora,..., y hasta un servidor dejó una pincelada con un poema taurino. Nuevamente parecía que estábamos en Triana, en uno de los desaparecidos tabancos de la Cava.
Para mí, ir a Valladolid es como encontrarme en mi casa, que así de bien me tratan quienes hacen del Flamenco un motivo de vida y un homenaje a la amistad. ¡Gracias, amigos!
Que no falten las voces sabias trianeras por ahí lejos. Enhorabuena.
ResponderEliminarDonde vaya, sabes que siempre sale Triana a relucir. Da gusto sentir con qué respeto te escucha la gente y con qué animosidad te felicitan. Creo que ha sido un éxito lo de la conferencia sobre Vallejo, y a mí me ha servido, además, para aparcar por unas horas tantos problemas como Dios ha querido mandarme en mi jubilación.
ResponderEliminarAmigo Emilio, gracias por tu contribución en las Jornadas Flamencas de Valladolid. El ciclo ha sido todo un éxito, fundamentalmente por la calidad de las Conferencia y de los artistas. Espero que allá donde este el maestro Manuel Vallejo, se sentiría orgulloso del Valladolid, su figura en boca tuya, te aproxima y te embriaga del cantaor sevillano. Gracias Emilio, por tu calidad humana, por convivir estos días, con los aficionados más cabales y los más interesados por este nuestro arte, y todo ello, con la humanidad, humildad y elegancia que, solo tú sabes.
ResponderEliminarValladolid, por unos días se ha hecho Trianera y Cordobesa.
Un fuerte abrazo.
Muchísimas gracias por todo. Siempre seré yo quien os tenga que estar agradecido.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Te felicito Emilio por tu conferencia con que nos deleitaste en Valladolid. Estupenda locuocidad, impecable exposición de lo que supuso Vallejo en el flamenco de su época y por tu erudición. Lástima que no acompañaste la clase magistral con alguna grabación del mismo para corroborar toda tu argumentación porque nos hubiera ayudado mucho a los asistentes en su comprensión.
ResponderEliminarEnhorabuena y un saludo de otro entusiasta castellano del flamenco
Con los medios informáticos que hoy tenemos, de seguro que otra vez será así.
ResponderEliminarUn abrazo: