viernes, 10 de septiembre de 2010

LIBROS CON SON FLAMENCO: CANTES FLAMENCOS

Quizás sea este libro de Antonio Machado Álvarez "Demófilo" una de las obras más leídas de la literatura referida al flamenco. Por una parte, porque es uno de los libros más antiguos dedicados al tema, salvando las Escenas andaluzas de Estébanez Calderón, algún que otro diccionario de caló como el de Quindalé, el recopilatorio de "Don Preciso", los textos de Schuchardt sobre la fonética andaluza y las notas sobre la seguiriya de Augusto Ferrán y Luis Montoto. De otra parte, por el meticuloso y paciente trabajo de recopilación de coplas, rescate importantísimo de las más conocidas hasta casi finales del siglo XIX, y porque el recopilador supo dejarse asesorar, con marcada modestia, por los cantaores Juanelo de Jerez y Silverio Franconetti.

Hay que sumar a este trabajo paciente, que se une a los muy conocidos de Fernán Caballero y Rodríguez Marín, entre otros, la justificación que el propio recopilador hace del libro en un interesante "Post-scriptum" que aún ofrece más interés a esta publicación, aparte de la inclusión de la lista que le ofrece Juanelo de los cantaores más importantes desde la historia conocida del flamenco.

El corpus principal del cancionero, nos ofrece soleares de tres versos y de cuatro, soleariya, seguiriyas gitanas, polos y cañas, martinetes, tonás y livianas, deblas y peteneras, al que se añade una pequeña biografía del propio Silverio y su repertorio de seguiriya, polos, cañas y serranas.

Libro, pues, primordial para los amantes de este Arte, y muy especialmente para aquellos que gustan saborear de las coplas populares.


Edita: Ediciones Cultura Hispánica
Ciudad: Madrid-1975
Páginas: 343
ISBN: 84-7232-255-6
Depósito Legal: M-20.036-1975

4 comentarios:

  1. Demófilo, casado con una trianera en cuyo barrio murió, fue demasiado cándido al fiarse de un cantaor jerezano que se inventó al tío Luis de la Juliana, al que ni siquiera conoció y al que "jerecistas", con Ríos Ruiz a la cabeza, se aferran como un trofeo ("El primer cantaor de la historia es también jerezano",qué bien...), desoyendo las investigaciones de su paisano Juan de la Plata, que no ha encontrado ni rastro del fantasmal personaje, y las opiniones de otros investigadores como Ortíz Nuevo. Nada del baile en Triana (Estébanez) ni de la fiesta de Davillier, también en Triana. El flamenco es una fuente de riqueza y cuantos menos seamos a repartir mejor...

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  2. Siempre sabes que estoy en desacuerdo con la tradición oral, porque puede ofrecer muchas lagunas. No sé, por lo tanto, si Juanelo miente a "Demófilo" con Tío Luis de la Juliana, ni si "Demófilo" era tan cándido, y tan poco severo y estudioso, como para dejarse engañar.
    ¿Qué importa, además, que el primer cantaor de que se tuviera noticia fuese de Jerez o de Triana, o de Burgos? Jerez, como buena embajadora que es para lo suyo -¡Viva España y Jeré!- ha luchado por abrirse su hueco en la primacía del flamenco. A nosotros, no nos hace falta. Basta decir Triana para saber que toda la esencia del cante estuvo aquí. Así la severan voces gitanas tan destacadas como la del propio jerezano Manuel Torre, o la de los sevillanos Tomás y su hermana Pastora, y Antonio Mairena, que hasta dedicó un disco completo a nuestro barrio.
    Pero no creo, querido Ángel, en contra de las opiniones de Juan de la Plata, de Ortiz Nuevo y de mi propio compadre Bohórquez que el tal Tío Luis sea un invento de Juanelo, ni de que "Demófilo", tan culto y estudioso, se dejase pasar una trola así.
    Ya te digo que, de todas formas, poco creo en la tradición oral, y hasta escrita de la época. ¿No fue Estébanez engañado? Posiblemente.

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  3. Lo de Estébanez se ha mirado con lupa... ¿que no fue al cien por cien como lo escribió...? Puede ser. Pero está claro que estuvo en esa fiesta en una casa de Triana; que escuchó al Planeta y sus satélites -la mayoría vecinos del barrio- los primeros profesionales con noticias ciertas de su vida y de sus cantes. No es comparable el Juanelo de Demófilo, que habla de gente que no conoció, con el legado de El Solitario. Si el "baile en Triana" hubiera sido un "baile en Santiago", el señor Ríos Ruiz no se aferraría a la nebulosa de Juanelo y todavía lo estarían celebrando; para él sólo existe su Jerez. Vuelvo a lo del negocio flamenco como atracción turística: El Centro Andaluz, el futuro Museo del Flamenco... todo para los que con mayor denuedo han defendido lo suyo, llevándose lo suyo y lo de los demás. Fíjate, querido Emilio, cómo la palabra Triana, salvo que se escriba detrás de Naranjito, apenas figura en los modernos y menos modernos libros, tratados o artículos especializados. Ha desaparecido como "comarca" o identidad flamenca. A fuerza de repetirse todo lo jerezano con sus buenos altavoces y de "esconder" a los artistas trianeros, diciendo que son "sevillanos", se está consiguiendo anular a esta orilla, sin duda, la más importante de la historia del flamenco. Repasa, por ejemplo, el libro de José Manuel Gamboa ("Otra historia del flamenco"). Pues así nos va y así les va...
    Y lo de Juan de la Plata no es una opinión, sino el resultado de minuciosas pesquizas por archivos y padrones. Demófilo fue un ávido de noticias del pueblo; Estébanez lo fue de vivencias, de sensaciones... Estébanez lo vive, y a sus expericias aporta toda la fantasía de un gran escritor; Demófilo escribe lo que le cuentan. Dispensa, Emilio, pero estamos ya algo quemados por lo que, para mi, resulta un ataque a la identidad de un lugar sin duda milagroso y del que, si no fuera por el medio munumento del Altozano, que tanto sudor nos costó su existencia, nadie que visite Triana verá rastros de su relevancia flamenca.

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  4. Emilio Jiménez Díaz11 de septiembre de 2010, 9:16

    Ahora, con el libro que estás preparando sobre el cante en Triana, y que estamos deseando conocer, tienes la gran oportunidad, que sé vas a aprovechar como debes, de resarcir a nuestro barrio de este estropicio documental. Pero, fíjate, yo cuando participo en alguna mesa redonda, etc., jamás he dejado de escuchar el nombre de Triana en labios de los intervinientes. Lo del Centro Andaluz de Flamenco -en cuya inauguración estuve- fue una manobra política de la Junta, en parte para hacer desaparecer -como así ha sido- la Cátedra de Flamencología de nuestro querido Juan de la Plata. Yo creo que las esencias más antiguas del cante radican en Triana, pero no creo que eso tenga nada que ver con la "trola" (?) de Juanelo a "Demófilo".
    De todas formas, concuerdo en todo lo demás contigo.

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