Otra composición deliciosa es aquella que "Er 77" le dedica a uno de los más preciados productos del cosechero y exportador de vinos jerezanos Marqués del Mérito: "Cándido". Aunque el anuncio tiene ya más de sesenta años, no ha perdido ni un ápice de su gracia:
"Cándido" ven; luz, quimera
y musa de mis canciones,
cuando te tengo a mi vera
mi alma llenas de ilusiones.
Siento un optimismo santo,
siento que la vida es buena
y eres un piadoso manto
cuando en mí nace una pena.
Nada enturbia mi contento
y hasta no temo la muerte.
Sólo me embarga un tormento:
cuando llega aquel momento
en que dejo de beberte.
Es, caballero, tan viejo
el vino que tiene Zerpa
que ya lo tomaba añejo
la vieja del Candilejo.
¡Lo digo pa que se zerpa!
Nos podíamos llevar así, queridos amigos blogueros, media vida recordando aquellos anuncios cameloncios, cachondos, macarrónicos y gentiles que hicieron la delicia de aquella generación. Si ya no hablaban de criadores, sino de bares, tascas o tabernas, lo mismo de lo mismo con el humor sanísimo de entonces. Tres ejemplos de tres templos para el buen beber. El primero, del año 1941, el de la muy antigua Taberna de las Escobas:
Me gusta con delirio
en Las Escobas,
tomarme por las tardes
mis cuatro copas.
Y por las noches,
tomarme seis u ocho,
o diez o doce.
Un segundo ejemplo que habla del Bar Central en la calle Conteros sevillana. El dueño era una joya, al decir del anuncio:
Única casa en Sevilla
que con un buen vino da
por tapa una soleá,
martinete o seguiriya.
Y es que el dueño es un chavó
que, además de jerezano,
conoce el cante gitano
mejor que el que lo inventó.
Tercero y definitivo para rematar la historia anunciadora: Viuda de Eduardo Morales, sede social de estos locos con unas cualidades humanas dignas de envidiar y con una capacidad para la rima ciertamente increíble. Era el "Manicomio de Er 77", con el apócrifo Marqués a la cabeza. No era anormal que se anunciara esta Casa con un canto singular:
Si me pierdo por el mundo,
cosa que puede pasarme,
no buscarme en la Academia
ni en el Parnaso buscarme;
que no frecuento esos sitios
y no pueden encontrarme;
dará conmigo el que vaya
a la Casa de Morales.
¡Sagrada cripta de Baco!
¡Templo augusto del moyate!
donde las musas me esperan
para, luego, acariciarme
en forma de blanca espuma
de un "cincuenta" de los grandes.
¡Oh! Caldos de Valdepeñas,
color de oro y de sangre...
Los que bebió Don Quijote
antes de entrar en combate...
Los que bebieron y beben
los que luchan por el Arte...
Si me pierdo por el mundo,
cosa que puede pasarme,
dará conmigo el que vaya
a la Casa de Morales.
En banquetes, reuniones,
grandes fiestas de salones
y en todas las ocasiones,
lo más práctico de España:
el "Agua de Carabaña"...
para arreglar las "cuestiones".
Pero insistían en una aclaración respecto al agua propiedad de los Hijos de R.J. Chávarri:
En el cuarto mandamiento
de esta humorística Peña,
se nos manda y nos enseña:
"Odia al líquido elemento".
¡Pero debe toda España
saber que no se refiere
ese odio que se infiere
al "Agua de Carabaña"!
Que es tan milagrosa y pura,
de eficacia tan segura,
que aquel que prueba un buchito
siente que queda expedito
el caño de la verdura.
Me crié con biberón,
y en vez de leche y café
lo llenaban de Jeré...
¡Por la gloria de Cotón
y el vino que yo mamé!
Y, por supuesto, nadie siga para su bien otro de los emblemas de la entidad:
Hay que acostarse temprano
para poder levantarse
con cuerpo optimista y sano
¡y volver a emborracharse!
Nuestra cañera de copas y de coplas se ha quedado vacía. Todas las copas nos las hemos ido bebiendo pacientemente. ¿Estás a gusto? Si es así, no olvides que tienes un amigo en este blog con el que tomar otras, tantas cuantas el pueblo llene con su voz jocunda y sabia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario