Sentado solo para cumplir con las tres copas del Ángelus. Acompándolas, tres coplas para la hora punta que, según el símil del toreo, son tres perfectas copas para los buenos sabedores y degustadores del vino. Fernando Pérez Camacho, de nuevo despliega el capote de su verbo sobre el albero en el que se asientan las andanas:
Un buen vino debe dar,
lo mismo que el buen toreo,
motivos para soñar.
Un buen vino debe ser
como un buen pase de pecho:
suave y profundo a la vez.
Un buen vino ha de tener
la alegría de una verónica,
la hondura de un volapié.
Un olivá y un molino
y un cortijo con parrales.
Pan, aseite, carne y vino.
¡Y medio millón de reales
en la Banca del Camino! (41)
Y en esta segunda:
Yo, con mi jaca Trianera
y cuatro copas de vino,
cien duros en la cartera
y Carmen la del molino,
¡me río de España entera! (42)
Y Manuel del Palacio también tiene sus gustos y deseos para los caminos de la vida:
Un suelo que acariciar,
una botella que abrir,
un libro que desflorar,
y en el trance de morir
una mano que estrechar,
ni más se puede pedir,
ni menos debo esperar. (43)
Una botella de vino,
un fandango bien templa'o
y Maribel a mi la'o. (44)
Una casita en el campo,
una mujer que me quiera,
un barril de vino añejo
y después que vengan penas.
Vino amargo es el que bebo
por culpa de una mujer,
porque dentro de mí llevo
la amargura de un querer. (45)
Vino éste, el de las doce, del gozo profundo y la alegría intimista: serenidad, reflexión y paz con uno mismo, que es estar en paz con todos, como cuando María, siempre mediadora de los hombres, le dijo a Jesús en aquella boda de Caná de Galilea. "Hijo, no tienen vino", y él, reflexivo y sereno, por contentarla y contentar a los demás, hizo que llenaran seis hidrias de agua para convertirlas en ensolerado néctar.
Cuando las agujas de los relojes den dos vueltas completas a la esfera, el vino dejará de ser silencioso para convertirse en altanero; la soledad del vino del Ángelus se trocará en manantial de conversaciones que se interpondrán unas a otras en las ruedas de las tertulias; caerá más rápido el vino desde el claustro opaco de las botellas y un arroyo de murmullos compartidos llenará el ambiente de distintos ecos. La algarabía privará sobre el silencio monacal de hace dos horas, cuando los hombres se miraban para sus adentros meditando, quizás, en el pensamiento del poeta granadino:
Y qué distinta medida
el tiempo y el vino tienen:
uno se lleva la vida
y el otro nos entretiene. (46)
Fue copa, la del Ángelus, ciertamente serena, equilibrada y con arte. Mañana, si Dios quiere, a la misma hora, todos los hombres sabios esperarán ansiosos el repicar de las campanas, una voz anunciadora de gozos y tres cristales húmedos con el oro de la tierra.
(40) Pérez Camacho, Fernando. Ob. cit. Pág-18.
(41) De Luna, José Carlos. "De cante grande y cante chico". Escelicer. Madrid-1942. Pág-152.
(42) De lina, José Carlos. Ob. cit. Pág-145.
(43) Del Palacio, Manuel. Ob. cit. Pág-198.
(44) Villar, Miguel Ángel. "De la tierra al aire" (Antología de coplas flamencas). Gallo de Vidrio, Ediciones Alfar y Fundación Machado. Sevilla-1992. Pág-142.
(45) Cabello y Freire (letra) y Solano (música). Canción que hizo popular Rafael Farina.
(46) Benítez Carrasco, Manuel. "Antología poética". Club de Leones. Sevilla-1989. Pág-43.
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