A los borrachos, aunque es un ingrato y triste proceder, siempre se les ha señalado de mala manera, o poco ortodoxa, como a las prostitutas. Lo triste es que entre pueblos hermanos de Cádiz siempre alguien señale con el dedo, como el chivato de San Juan:
La borrachera de amor a la que antes citaba, la de la nostalgia, la de la tristeza, la de la soledad, la del constante martilleo en un ir a mal y acabar peor. Alosno nos trae la copla:
De Medina son los zorros,
de Vejer la pompa vana,
de Conil los desechados,
los borrachos de Chiclana.
La borrachera de amor a la que antes citaba, la de la nostalgia, la de la tristeza, la de la soledad, la del constante martilleo en un ir a mal y acabar peor. Alosno nos trae la copla:
Dice la gente que ando
en contínua borrachera,
si supieran los motivos
quizás la razón me dieran
y se emborracharan conmigo.
Échame usté una copita
que hoy no he bebío ná
y estamos a pleno enero.
¿A quién le puede importar
si me emborracho y me muero?
Las críticas en nuestra tierra es práctica habitual. También por todo el país. La envidia y el comentario malicioso -puya siempre envenenada-, son deportes nacionales de los que siempre han dado buena cuenta los escritores de todos los tiempos. Habla el pueblo de Alosno con su sabia palabra:
El hombre callao es tonto,
y si habla, un hablaó,
si bebe vino, un borracho,
si va a misa, un santurrón
¡cómo será ese muchacho!
El Cuchara y Perolino
siempre andan discutiendo,
Perolino siempre avisa
que no beba demasiado,
que beba como en la misa.
Viejas y entrañables tertulias cordobesas, y medida filosofal antes de la penúltima copa..., por si las moscas:
En bebiéndome otra copa
no hay quein me lleve a mi casa:
que vivo en San Agustín
junto a los Padres de Gracia.
En Málaga los serenos
dicen que no beben vino,
y con el vino que beben
puede moler un molino.
Entró y no me conoció,
qué borrachera tendría,
pasó por la vera mía
y un cigarro me pidió,
lloraba y no lo encendía.
Cierto estoicismo ante la borrachera, ante la adjuración, ante el olvido humano y ante la muerte:
Er que bebe se emborracha;
er que no jura, reniega;
aquer que se ba, lo orbidan;
y ar que se muere, lo entierran.
Esta era mi primita,
la que lavaba,
bebía vino
y se emborrachaba
y le daba tetita a su niño,
como era tuerta
con el culo empujaba la puerta.
Esta noche no hay coche
porque el cochero
ha agarrado una rasca
de un día entero.
Mal hábito el de la borrachera si no se controla familiarmente:
Hábito tuvo mi padre,
y con él murió mi abuela,
y también lo tengo yo
de nunca hacer cosa buena.
Algunas veces, muy pocas, las borracheras suelen ser buenas para el amor:
Hasta que no te emborrachas
no bienes en busca mía:
anjolá y te emborracharas
toítas las horas der día.
Aunque en eso del vino para los amoríos no es cuestión en la que todos estén de acuerdo. Bebamos esta copla:
Hay un vecino en mi calle
que bebe para olvidar,
eso es cuento de camino,
porque aquel que se emborracha
es porque le gusta el vino.
Sólo cuando estás bebío
te acuerdas de mi queré:
permita Dios que te bebas
Sanlúca, er Puerto y Jeré.
Un domingo de Torrijos
dijistes que me querías,
y ar fin y ar cabo salió
que lo dijo la bebía.
Es extraordinario tu esfuerzo en estos trabajos y es de agradecer. La última copla me ha recordado otra romería que ponía de gala la calle Castilla, la de Torrijos; era un gran día para Triana. Existen muchos testimonios gráficos y literarios de lo que suponía el paso de estos romeros camino de Valencina, similar a la comitiva del Rocío.
ResponderEliminarHay un testimonio de ella en las narraciones del barón Davillier en su libro Viajes por España en la que habla de Triana.
ResponderEliminar