miércoles, 1 de septiembre de 2010

EL AGUARDIENTE EN LA COPLA (y 13)


El ruteño don Antonio Reyes Molina hizo famoso su "Anís Pepe Luis", en claro homenaje a Pepe Luis Vázquez, el gran torero del barrio de San Bernardo de Sevilla:

Haga el favor, camarero.
Traiga una copa de anís.
¿De qué marca? PEPE LUIS,
¡El mejor del mundo entero!
Es el anís que más vale.
Esto nadie lo discute.
¡Lo mejor que se hace en Rute!
¡No hay otro anís que le iguale!

Me gusta el nombre de Pepe,
porque se pega a los labios.
Pero me han dicho los sabios
-y esos saben más que Lepe-
que cuenta una vieja historia
que uniendo el PEPE al LUIS,
le dan el nombre a un anís
que es de Rute... ¡Y sabe a gloria!

Hasta los anises catalanes querían hacerse un hueco en la publicidad de publicación tan esperada por las fiestas primaverales, como es el caso de la destilería de don José Germa, de la localidad barcelonesa de Sabadell, fabricante de "Anís El Topo":

Un topo en su madriguera
le decía a su costilla:
-Estoy sin vista, chiquilla,
por culpa de una jumera.
Y la topa, sandunguera,
le dijo moviendo el jopo:
-Me gusta tu borrachera
porque huele a primavera
igual que el ANÍS DEL TOPO.

Y allí, en aquellas páginas de sencillo humor, tan necesario por esas fechas, nos encontramos en alguna que otra ocasión la publicidad de otra fábrica ruteña, la de don Raimundo Écija García, propietario de Destilerías Alegría. De esta guisa se anunciaba en 1952:

Que no se trata de un mito,
esto nadie lo discute,
que el mejor anís de Rute
es el ANÍS CALERITO.
Es anís de gran valía,
que entre todos los licores
siempre serán los mejores
los de la marca "ALEGRÍA".

Otro de los habituales anunciantes era don Juan Rojo García, de la serrana Constantina, propietario de la muy célebre marca de anises y licores MIURA:

Cuando al ruedo sale un toro
que asombra por su bravura,
el publico grita a coro:
¡Ese bicho es de MIURA!

Cuando en las casas las suegras
-con muchísima asaura-
nos hacen pasar las negras,
decimos: son de MIURA.

Cuando en la calle un amigo,
con cinismo y caradura,
nos da un sablazo de abrigo,
se dice que es... ¡de MIURA!

Mas también hay una cosa,
que de forma deliciosa
un buen rato te asegura.
Es una marca famosa:
¡ANÍS Y LICOR MIURA!

Y así volvió a repetir publicidad el año 1952 con la métrica de un soneto:

No hay un anís como el ANÍS MIURA;
por esta afirmación nadie se asombre,
lo mismo que los toros de este nombre
fueron siempre un prodigio de bravura.
Dulce y seco, es modelo de finura,
por eso tiene universal renombre;
lo pide la mujer y es para el hombre
consuelo en este Valle de Amargura.

Y lo mismo que el Miura poderoso
remata en los tableros, codicioso,
y se convierte en dueño del anillo,

el poder de este anís no es cosa vana.
Si lo sueles tomar por la mañana
te mata sin puntilla el gusanillo.

Anís y Licor Miura que volvía año tras año a las páginas de este librillo, haciendo de nuevo gala de la casta de sus anisados y de esa casta extraordinaria de toros:

¡MIURA!, grita el torero
cuando sale del chiquero
el toro de más bravura.
Y cuando beber yo quiero
lo mejor del mundo entero
grito fuerte... ¡ANÍS MIURA!

Maravillosos personajes los de aquella década larga que ellos llenaron de gracia y simpatía. Tenían cuartetas, pareados y quintillas para todos los anunciantes: almacenes de coloniales, talleres, colchonerías..., pero con los que más disfrutaban eran con los relativos a los vinos y licores, ya que la Peña "Er 77" -como rezaba su escudo- era curdófila por excelencia. Ya nos lo decía uno de sus muchos sabios consejos:

Si en verdad quieres hasé
un viaje bien felí,
nunca te apartes la copa
de ar lao de la narí.

¡Os quiero, maestros divinos del humor, la vida y la amistad!

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