viernes, 3 de septiembre de 2010

CUADERNO PARA NO LEER: SILLA DE MIS PRIMEROS VERSOS

SILLA DE MIS PRIMEROS VERSOS

Ya sé que no puedes hablarme,
que muda y quieta estás,
pero ya es hora de que te dé las gracias
porque vives en mi mismo aposento
y estás, tu sólo estás para aguantarme.

Me soportas, me acoges como a un niño
cuando vengo cansado,
alivias mis desdichas y cumples tu trabajo
en donde yo te ponga, sin pedir nada a cambio.

Sé que allí en el pinar te cantaban los pájaros
sentados por tus ramas,
que el viento te mecía tus brazos de esmeraldas
y que veías el mar, tu mar Atlántico.

Hoy ya estás en mi casa, fragmento de ese árbol
hecho silla por la rudez anónima de cualquier artesano.

Y estás para tenerme,
para darme descanso
y, muda, oír un gozo,
y escuchar diez fracasos,
y saber de mi vida más que nadie
y, acaso, en tu mudez de siempre
recoger el postrero adiós de entre mis labios.

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