una vida tierna para besarme
y sentir ya la tuya compartida.
Vivir es un gran trago, mas la herida
Vivir es un gran trago, mas la herida
que de vivir a mí pueda quedarme
a ti la ofrezco, porque al engendrarme
te diste más allá de tu medida.
Desde entonces los dos. Y nos formamos
Desde entonces los dos. Y nos formamos
en la cantera gruesa. Te perdono.
Tú me echaste a morir sin darte cuenta.
Lo más bello que sé es que nos amamos,
Tú me echaste a morir sin darte cuenta.
Lo más bello que sé es que nos amamos,
que es mi tono de voz tu propio tono.
Me enseñaste a vivir, aunque lo sienta.
Me enseñaste a vivir, aunque lo sienta.
Emocionante soneto, Emilio.
ResponderEliminarEstá escrito hace muchísimos años, y tuve la gran suerte de que él lo escuchase de mis labios. Fue el primer soneto que escribí en mi vida, de ahí, quizás, la emoción de la que hablas. Guardo con un cariño especial el poema autógrafo.
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