viernes, 2 de marzo de 2018

DESDE MI TORRE: NO ES ASÍ, SEÑOR MONTORO


Aunque el señor Montoro siga siempre riéndose de la miseria ajena, propiciada por el Gobierno al que pertenece, y que ya no sabe cómo salir del atolladero de las pensiones, y aún más después de que están contemplando cómo los jubilados se están echando a la calle en todas las provincias que conforman este puzzle siniestro que se llama España, ahora, el señor Montoro, con los esfínteres distraídos por estas manifestaciones, quiere sacarse de la manga, cual si fuese Juan Tamariz con las cartas, un as trucado y vergonzante: deducir a los "ancianos" parte del IRPF. Tiene la cara de cuarzo, más dura que un adoquín de la población sevillana de Gerena. Parece que el señor ministro desconoce que el IRPF ya lo pagamos todos los pensionistas a lo largo de nuestra vida de trabajo, y que no quiere enterarse que desde la Comunidad Europea le están advirtiendo a España que es ilegal el que se nos cobre otra vez en nuestras pobres pensiones. Pero él, ni caso. La verdad es que tampoco sabemos para qué sirve esta CE de mierda que nos ha dejado a todos como la mojama de Isla Cristina por aquello de la globalización, impuesta solamente para favorecer a los ricos.

Montoro, en su proclama pronunciada sobre la marcha, ha prometido una deducción, pero no habla de baremos de edades y desde qué años se va a aplicar la deducción prometida. No es lo mismo deducir este impuesto doblado a las personas que lograron su jubilación a los 65 años que aplicarla a los que van a cumplir los 90 y les quedan dos telediarios. De guasas macabras del PP ya estamos hartos, hasta los huevos del señor Montoro, para qué engañarnos.

El pago de la jubilación es un derecho adquirido y pagado con el paso de los años. Cosa distinta es que, como las antiguos bandoleros de Sierra Morena, quiera el Gobierno y su titular de Hacienda robarnos de nuevo. Después de haber cotizado tantísimos años, más de lo que marca la ley de pensiones, no debieran engañarnos con este invento de Montoro, del que ni el mismo sabe cómo salir. Siempre se ha dicho que los inventos hay que hacerlos con gaseosa, pero jamás jugando con la dignidad y el esfuerzo de tantos y tantos como colaboramos para que España se recuperase tras un triste periodo de posguerra.


Si por el Gobierno fuese, y por este ministro andaluz de Jaén, y por su colega Báñez, también andaluza, aunque choquera, a los pensionistas no nos subirían ni el 0'25. Cero patatero. Eso es para el Gobierno, y para esta gentuza en el Poder, lo que nos merecemos los viejos. Montoro, al menos como jiennense, aunque la derecha jamás tuvo en cuenta a este poeta incómodo para sus ideas, debería tomar en cuenta el clásico poema reivindicativo de Miguel Hernández, que musicó maravillosamente el grupo onubense "Jarcha":

Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
decidme en el alma:
¿quién, quién levantó los olivos?
No los levantó la nada,
ni el dinero, ni el señor,
sino la tierra callada,
el trabajo y el sudor.

España entera, de un bando y de otro, que fue como los golpistas a la República quisieron dividir a este país para siempre entre rojos y azules, fue la que la levantó, olvidando tantos quebrantos y tantos asesinatos. Si Montoro está en el puesto que está es porque todas las generaciones después de la guerra incivil trabajó para intentar olvidar el genocidio, aunque ahora, cuando el Gobierno dice sacando pecho que la economía va muy bien, siempre pronuncia que va muy mal, que no hay dinero en lo tocante a los pensionistas.

Rajoy quiere hacer un debate ahora sobre el tema -obligado por las manifestaciones que han salido a las calles y que seguirán inundando las arterias de todas las ciudades-; Ciudados quiere desmarcarse -lo que puede provocarle una seria caída en los sondeos-; el PSOE, nada y quiere guardar la ropa, lo que es imposible; y a los demás ni los cuentos.

¿Tan difícil es retomar con seriedad y no con la bronca de ayer el llamado Pacto de Toledo? De las pensiones hay que eliminar el IRPF, puesto que ya está pagado desde hace tiempo, desde toda una vida laboral, y ponerlas al día, con carácter retroactivo, al IPC anual. La solución es fácil, siempre que el cinturón no se lo aprieten sólo los trabajadores, sino los que nos gobiernan; los presidentes y asesores bancarios; los de las grandes empresas que nos esquilman; los que a base de engañifas políticas nos quitan los pocos euros de la cartera; la duplicidad del reino -que para nada vale ni unipersonal ni bipersonal-; el perdón perpetuo del IBI a la iglesia católica y sus prebendas; los miles de asesores políticos, los viajes por placer, la corrupciones inmensas que salpican a todos los partidos, pero muy especialmente al PP, sin que el Gobierno tenga la más mínima intención de que se acabe; etcétera, etcétera...

Verá usted, señor Montoro, que es muy fácil cuadrar las cuentas y que los pensionistas tengamos la paga mensual que nos merecemos, siempre que ustedes, poderes omnívoros, tengan las que les pertenecen, aunque ni un euro más.

Qué menos que un pensionista pueda disfrutar de una semana de vacaciones en verano con su pareja sin contar con el Imserso, y cenar, alguna vez que otra con su mujer o con sus hijos. El coste de un solo almuerzo de usted me pagaría tres años de momentos felices. Y aún me sobraría dinero para equipararme.

Revisen, trabajen de una puta vez con el Pacto de Toledo, que alguien dejó morir lentamente mientras los millones ahorrados para reservas se iban por un desagüe del que ustedes son los únicos responsables. Cuando digo ustedes, también me refiero al PSOE. ¡Qué poca vergüenza!


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