lunes, 12 de marzo de 2018

DESDE MI TORRE: EN ESTE VALLE DE LÁGRIMAS


¿Quién te lo iba a decir, pequeño Gabrelillo, aunque tú bien decías que no te gustaba esta mujer? ¿Quién te iba a advertir que tu madrastra te iba a asesinar, que iba a acabar con tus sueños de niño y de llegar a ser algún día biólogo marino? ¿Y cómo pudo esta mujer teatralizar tanto, fingir que lloraba de verdad y engañar a tanta gente? ¿Quién nos lo iba a decir a nosotros, a toda España y a medio mundo cuando morimos también contigo al enterarnos ayer, al mediodía, de tu tristísimo final, de tu muerte injusta a manos de una mujer a la que sólo, en esa aberración, puede asistirle la locura o el alma criminal de una auténtica asesina?

La noticia de tu muerte nos dejó muertos a todos, Gabriel. Los que ya tenemos bastante más pasado que futuro, los que ya vamos limpiando mentalmente la cuchara para entregarla limpia en el poco tiempo que nos conceda la vida, no pudimos contener el llanto más profundo y abundante cuando supimos oficialmente lo que muchos de nosotros sospechábamos: que tu desaparición, y posterior asesinato, estaba dentro de un próximo entorno familiar, aunque tu familia era tu padre, tu abuela y tu madre Patricia.

No tuve ayer valor para escribir estas líneas. Hoy, tampoco, Gabriel, cuando te imagino en la mesa de acero de un forense observando qué te han hecho y cómo, pero sin poder acertar, imposible, cómo era el mundo de tus sueños, de tus fantasías, el secreto de tu eterna sonrisa...

Quien mata a un niño, como hizo un padre en Córdoba, el asesino Bretón, matando y quemando a sus dos hijos, acaba con los pocos ángeles que nos quedan en la tierra. Niños como tú que sois el futuro y que tenéis toda la vida por delante sois la alegría de  la nuestra, fatigada, ya casi acabada de tantos trabajos, de penas y tristezas. La tuya ha sido más grande. Tu madre, Patricia, ha llorado ya lo suficiente para que tengas un pozo marino en el que dedicarte a estudiar y besar a tus pececitos. Con nuestro llanto, ya tienes un mar dedicado a ti: el mar de Gabriel en la preciosa costa almeriense. Tu madre no quiere venganzas ni malas palabras en torno a tu recuerdo. Para recordarte, con todo el dolor del mundo que nos llena el corazón, lo mejor es hacerlo así: el recuerdo de tu sonrisa, la falta de odio a cuantos dominicanos o de otros países vinieron a tus lares o trabajan en los invernaderos de tierra tan rica como Almería, el respeto a todos... 

A ti, Gabriel, te tocó lo peor de una muerte que se aclarará lenta, pero ciertamente. El mundo te llenará tu vida de pececitos y nosotros, que ya apenas si creemos en nada, siempre creeremos en tí: el niño jovial de una sonrisa pegadiza y eterna que siempre llevaremos con nosotros, a pesar de que se nos salten las lágrimas por ti, cada dos por tres, cada segundo que te vienes a nuestros recuerdos.


5 comentarios:

  1. Me uno a tí en el sentimiento a "Pecesito", que lo es de todos nosotros.
    No me salen palabras...
    Un abrazo.

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  2. A nadie nos salen las palabras. Esta muerte ha sido un auténtico palo de dolor para toda nuestra sociedad.

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  3. por faavor retirad todas las fotos donde el monstruo aparezca al lado de pececito.... hagamos caso a su madre en su pequeño deseo.... no podemos manchar la imagen de un alma tan pura con la de Gabriel mostrando esas fotos.

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  4. Lleva toda la razón del mundo. En caliente nunca salen bien las cosas.
    Gracias por la recomendación. Ahora mismo quito la ilustración.

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  5. Muchas gracias a usted por reaccionar tan rápido.

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