domingo, 1 de octubre de 2017

DESDE MI TORRE: ¿PODREMOS VOLVER A LA NORMALIDAD?


Lo primero que habría que preguntarse es qué es la normalidad. Es difícil después de lo que ha pasado hoy en Cataluña, en cuya comunidad se ha impuesto más la fuerza del gobierno central que la razón. A falta de diálogo político han preferido matar moscas a cañonazos: ancianas y ancianos tirados por el suelo, porras y más porras contra tranquilos manifestantes, más de 475 heridos, pelotazos de goma, arrancadas de urnas en las mesas de varios colegios, rotura de cristales con mazas por mano de la fuerza policial para cumplir "su" deber. De pena. Si el gobierno que tenemos en el Poder es este que dirige el señor Rajoy, con menos cintura que un bailaor de flamenco, es para pensarse seriamente atravesar la frontera y no volver, al menos hasta que la verdadera Democracia esté instaurada en esta España, que hoy ha dado una lección de indignidad y vergüenza ante nuestro país y ante el mundo.

He madrugado lo mío, porque me importa España, para estar enterado de todo lo que podría pasar en este día que ya imaginaba tenebroso, sin olvidar que Cataluña es tierra nuestra: de ellos y de todos, pero un pueblo valiente que ha dado la cara -salvando la clara ilegalidad y la chulada de sus políticos- para ponerse enfrente de una casta establecida que está haciendo mucho daño, muchísimo, a todas las comunidades.

Lo de hoy ha sido un bochorno nacional, una mascarada, una grotesca pantomima del gobierno para justificar lo que no tiene justificación. Rajoy, más callado que una puta en Cuaresma. Al mediodía nos endiñaron las palabras sin sentido de la vicepresidenta y las torpísimas del ministro de interior, para nada convincentes en estos momentos tan cruciales. Lo de los independentistas es una charlotada, y ya lo he denunciado varias veces, pero la entrega de las fuerzas policiales una corrida de rejones.Y el rey, como siempre, callado y viendo la tele, como yo, mientras Letizia, probablemente, se estuviese probando algunos modelitos nuevos para salir como referente de la moda, no como reina, en las revistas del corazón.

En estos momentos de tensiones, me acuerdo mucho del poema "Reyerta" de mi paisano granaíno García Lorca, asesinado por locos fanáticos.

Señores guardias civiles:
aquí pasó lo de siempre.
Han muerto cuatro romanos
y cinco cartagineses.

Menos mal  que, hasta  esta hora en la que escribo, ningún cadáver puede contabilizarse por la bendita tierra catalana: ni de un bando ni de otro. Pero es de urgencia que el gobierno central espabile para asegurar el diálogo, la paz y la cordura. Después de tantas historias de crisis y de tantas crispaciones, qué menos nos merecemos los españoles.


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