Hace ya muchos años, Rafael, tenías tú tan solo trece, cuando, en la intimidad de mi estudio de Santa Ana, se te hizo la primera entrevista para mi página del vespertino "Nueva Andalucía" y te saqué algunás instantáneas como esta acariciando a esa mujer de madera a la que has llegado a sacar a lo largo de tu vida sus mayores secretos.
Hoy -me he enterado hace unos minutos por las redes sociales-, que has conseguido la XXXI Distinción "Compás del Cante", la que creamos junto a don Enrique Osborne y don Luis Marín en 1984, de la que he sido miembro del Jurado durante 33 años y Secretario del mismo durante varios lustros, y de la que en el pasado mes de junio me apartaron sin saber todavía por qué. Pero ese es mi tema. Lo principal es que este año, por fin, te han concedido tan preciado galardón, al que llamó mi compañero Manuel Martín como "El Nobel del Flamenco". Siempre has estado a la altura de los más grandes, posiblemente el mejor. Eres un músico nato, un genio creador. La vida te ha jugado malas pasadas, pero de seguro que esta Distinción, a la que tanto amo, te va a resucitar entero.
Recuerdo parte de aquel recuadro que te realicé en noviembre de 1977, y que he podido encontrar gracias a mi paciencia para guardar todo aquello que me interesa.
Y de esta entrevista de enero de 1979.
Hoy es tu día, un día para que lo disfrutes como yo lo estoy gozando desde la Córdoba en la que me encuentro pensando en aquellos días, en aquellos hermosos años, en aquellos tus primeros conciertos como el que diste en la Peña Flamenca "Torres-Macarena", el primero, y para el que te dediqué este soneto en el programa de mano, y que en 1994 se publicó en el libro "Muy ilustres personajes de la Triana popular", acompañado por un retrato tuyo realizado por el gran pintor y amigo Antonio Badía:
No sé por qué senderos, qué aventuras,
se encalló la guitarra entre tus manos,
siendo bendito tú, entre los humanos,
arrancándole hieles y dulzuras.
Nunca sabré por qué suenan tan puras
-crespadas olas de tus oceanos-
las notas de unos duendes alazanos
que cabalgan al son de tus diabluras.
Arañas, sortilegias, luz floreces
en ese diapasón que forma mares
de orillas blandas para tu corcel.
Pleamar de seis cuerdas, tú te creces
y eres jinete que en sonoros lares
siempre domas al duende, Rafael.
Me ha dicho un pajarito que este año no habrá cena de gala para la entrega, aunque evidentemente no faltará la Cruzcampo y las lógicas y abundantes tapas. No estaré contigo, Rafael. Primero porque no me van a invitar y, segundo, porque si lo hicieran no tendría más remedio que declinar la invitación. Cualquier día nos tomaremos tú y yo unas cervezas por el Altozano.
Tú vas a ser el rey de la noche. Te lo mereces. Has aportado a Sevilla, a Andalucía, a España y al mundo un bagaje muy alto de Arte y sensibilidad. ¡Felicidades!
No hay comentarios:
Publicar un comentario