El gobierno de nuestro país no sabe qué hacer para distraer el asunto de Bárcenas, los cientos de cierres diarios de pequeñas y medianas empresas, las cifras del inaguantable paro, la pobreza que, como en los años de posguerra, se asoma de nuevo a nuestras calles, la hambruna de muchas familias, los suicidios de algunos desesperados desahuciados, el sin vivir continuo de una población desgraciada que se encuentra más desamparada que nunca, entre otras cosas porque los del Partido que hoy rige nuestros destinos -cierto es que con las urnas a favor- están haciendo todo lo distinto de lo que prometieron.
¿Manera de marear la pelota para que nadie piense en estas cosas? Como siempre, ahí está el recurso de Gibraltar: española, española y española..., esa roca erguida que no deja de dar por culo de enfrentamiento patriótico y diplomático desde hace justamente tres siglos, tras el llamado Tratado de Utrecht. Muchas veces, cuando las cosas han pintado bastos para España, en dictadura o democracia, se recurre al Peñón como enseña patriótica, intentando envenenar nuestra visión con un odio y desprecio hacia la Gran Bretaña. Ya lo hicieron poetas pagados por el Régimen y mediocres escritores de tercera fila. Pero nada ni nadie ha cambiado aquel tratado tan clarito de música y letra.
De nuevo ahora, en estos días convulsos de declaraciones de políticos en la Audiencia Nacional, cuando el gobierno español está contra las cuerdas, salvándose milagrosamente del KO por aquello de que estamos en el mes de agosto, salta Gibraltar a la palestra, para que todos los españoles -bueno, todos no, sólo los nostálgicos- sigan gritando las consignas de aquellos tiempos nefastos: ¡Gibraltar, español; Gibraltar, español; Gibraltar español...!
Se me viene a la memoria aquella manifestación franquista de cientos de paniaguados alrededor de la verja, en la que un cojo iba el último vociferando la consigna, al que se dirigió un mariquita, ciertamente con mucha gracia, que le espetó: -Pero, cojo, hijoputa, ¿cómo pides el Peñón si no sabes andar por el llano?
Lo mismo está ocurriendo en nuestros días. ¿No estamos en la Unión Europea para que esto se resuelva sin alharacas? Ellos han tirado unos bloques de cemento en aguas de todos; nosotros, los barcos de la bahía, están concentrados para sacarlos mañana. Un buen cachondeo circense. ¿Quién da más, señores?
El pollito ingles -uno, dos y tres-, tiene guasa, tela de guasa del telón, pero la diplomacia española tiene el justo diámetro para llevar una gorra campera.
Me encantaría que este debate entre nuestro país y el otro -¿es comunitario, a pesar de sentirse siempre más americanista que europeo?- no se emplease para distraer a tantos miles de españoles del tema principal. No creo que deba recordarlo de nuevo a nuestros gobernantes, aunque siempre es bueno dar en el mazo dos veces: el paro, la eliminación de todas las garantías laborales, los desahucios injustificados, la corrupción política, la tristeza general de un país tan maltratado y trabajador, la hambruna que avanza..., ¿sigo?
A Gibraltar, bien pueden metérsela en sus "partes nobles" tanto ingleses como españoles. Cuando se elimine todo lo anterior, quizás, quizás, quizás, como en el bolero, nos acordemos de que ese cacho de tierra es nuestra, aunque sólo en teoría.
Hola Podría jurar que he estado en este blog antes, pero después de navegar a través de él
ResponderEliminarviendo algunos mensajes me di cuenta de que es nuevo
para mí. De todos modos, estoy contento de haberme
encontrado con esta página. La pondré en mis marcadores
para volver de nuevo !
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¡Ay! Cuánta razón tienes.
ResponderEliminarSaludos,
Ia
Es que la partitura del tema se canta sola, Ia.
ResponderEliminar¡Ostras! Ya no me aparece el artículo de Susana Díaz. ¿Te han llamado para que lo retiraras o qué? Bueno, no sé si es un problema de mi ordenador o es que te han censurado.
ResponderEliminarPero por cierto, era muy interesante el artículo y era una buena crítica a Susana Díaz. A ver si se pone las pilas esta mujer y hace algo bueno por Andalucía, esté capacitada o no, espero que como mínimo sea un poquito decente que ya es pedir mucho entre los políticos que tenemos.
Saludos,
Ia
No, no, Ia, es que estaba corrigiendo algunas cosillas.
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