miércoles, 28 de agosto de 2013

DESDE MI TORRE: ¿ES RENUNCIA O ES MIEDO?


Cuando observo esta fotografía una y otra vez, y leo una y otra vez sus mensajes, y me paro en la reflexión de los mismos una y otra vez, y otra y otra, no sé si decirme a mí mismo que soy tonto o reírme a carcajadas angustiosas de este hombre que aparece delante de la pancarta. A esta gente -por no despreciarla con algunos adjetivos existentes en nuestro diccionario-, le convendría escuchar de vez en cuando, con el coro de voces de todos los andaluces -que algo saben de cante- el eslogan publicitario de la firma "Media Markt": el genial YO NO SOY TONTO. Porque por tontos nos toman estos avispados que se han llevado de las arcas hasta las bisagras; porque por tontos nos toman estos nuevos señoritos que viven mejor que los marqueses, condes y duques de la época medieval; porque estiman que somos tan gilipollas que nos tragamos de buena fe todos sus discursos; porque, en verdad, desconocen la realidad de los hombres y mujeres de la tierra que dicen defender...

Cualquier agricultor de la campiña le da una profunda lección de Agricultura, en dos minutos, al que necesita doscientos asesores para tenerlo informado de la campaña del tomate almeriense o de la fresa de Lepe. El más humilde barquero  de Triana sabe más del Guadalquivir que todos los paniaguados de gran sueldo de la Confederación Hidrográfica, que lo tienen totalmente abandonado. (véase el incendio del puente del Arenal de Córdoba el pasado día 7). Cualquier colono de las Sierras de Cazorla, Segura y las Villas -incluyendo a todas las que conforman nuestros sistemas montañosos-, sabe más de generación forestal, de sistemas contra incendios, de cuidados de la flora y fauna que estos ineptos que sólo hacen rehabilitar antiguas posesiones forestales para convertirlos en hoteles de lujo a nombre de terceros.

La Andalucía democrática -esa esperanza de siglos-, con el PSOE sólo volvió a convertirse en una sociedad feudal, pero de tintes políticos. Los señoritos ya no eran bodegueros de Jerez, ni industriales sevillanos, ni olivareros jiennenses, ni arrumbadores de Montilla, ni armadores y patronos de Cádiz o de Isla Cristina, ni promotores de Málaga, ni dueños de agencias turísticas de Granada, ni amos de los invernaderos almerienses..., los dueños, los amos, los nuevos señoritos a "caballo" fueron abogadillos de segunda línea, gente que en su mayoría -y que se salve el que pueda-, lucían su progresía pero escondían en el ropero -por si acaso- la camisa azul mahón con el yugo y las flechas grabados en la pechera izquierda; fueron maestros de poco fuste, que en poco tiempo dejaron a sus mujeres para echarse queridas o novias nuevas; falsos intelectuales que acapararon tertulias radiofónicas y televisivas en defensa del Partido; mediocres que crecieron sobre al maizal del verano y sobre el trigo de la primavera. ¡Esta es, amigos, mi versión de esta nueva Andalucia, foradada otra vez, una vez más, por los vándalos que siempre nos dominan!

Griñán -al que afortunadamente no tengo ni el gusto ni el disgusto de conocer- no se va, no deja su cargo, porque crea que ha llegado su hora. El reloj se lo ha marcado la juez Alaya. Pero tanto es su miedo que, en vez de empezar a partir de ahora como un ciudadano normal, quiere aforarse en el Senado para que nadie pueda meterle mano. ¿Esas son las tramas de nuestra Política? Quien -presuntamente- roba, o se le acusa de graves irregularidades, debe dar la cara y someterse a la justicia ordinaria, como todos los demás: sea Presidente, Vicepresidente, Director General y miles de etcéteras. No puede ni debe existir una Justicia de primera y otra de segunda. Poder sí que se puede, pero en justicia no debe ser.

Ellos tienen abogados caros que son una joya. El pueblo, si acaso, abogados de oficio a los que no les pagan o tardan muchos meses en hacerlo. Y así va la cosa para los andaluces de pie.

Conste que a Griñán no lo conozco de nada -como ya he dicho-, ni que para nada tengo aprecio al PSOE, ni al PP ni a IU, ni a ningún partido político de sigla alguna, lo que, hasta el momento, me hace sentirme más libre. Tampoco odio o desprecio. Sólo espero de ellos que cumplan las responsabilidades políticas que prometen en sus discursos electorales. Lo demás es cuento. Y vuelvo a repetir que NO SOMOS TONTOS.

Griñán tiene miedo, tremendo miedo -como en la canción de Marifé de Triana-. ¿Alguna vez en la vida un hombre no tiene que echar -como se dice vulgarmente- dos bemoles? Pues venga, adelante, ex-Presidente. Es lo menos que espera Andalucía antes de que usted quiera aforarse -que debería ser anticonstitucional- para librarse de un posible juicio público en una Comunidad que se precia de ser más honesta que quien ha regido su destino tan estrepitosamente. 

2 comentarios:

  1. Primero se "forran" y, luego, se "aforan...". Como siempre valientes y claras tus palabras, Emilio. Qué bien se lo tienen montado. ¿Y el pueblo? Ocupando veladores.

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  2. Buenísima tu observación: primero se forran y después se aforan. Saben muy bien nadar y guardar la ropa en el gran armario de la Política. Hoy -ya que suelen callar los llamados "medios de comunicación", tan paniaguados como los políticos- me ha chocado ver en un periódico de tirada nacional que son "unos ladrones". La expresión no es de ningún desahogado, sino del único hombre que he conocido honesto en Política: Julio Anguita.

    ¿Dónde está el pueblo? Mira los campos de fútbol. ¡De pena!

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