domingo, 14 de julio de 2013

DESDE MI TORRE: EMOTIVO HOMENAJE A JUAN DE LA PLATA EN JEREZ


Pocos sábados he pasado en mi vida, de los que tenga memoria tan grata, como el que ayer viví en la querida ciudad de Jerez de la Frontera en torno a un amigo: Juan Franco Martínez, más conocido en todo el mundo con el sobrenombre de su barrio como "Juan de la Plata". Todo aquel que sea flamenco y se sienta aficionado lo conoce, porque Juan siempre ha sido un activista en pro de la Cultura, de la Música y de la Poesía y, siendo jerezano, no se le pudo ocurrir mejor cosa, junto a otros amigos poetas como Manuel Pérez Celdrán, Manuel Ríos Ruiz y Estéban Pino Romero, que darle forma, con muchas ilusiones y esperanzas, el 24 de septiembre de 1958 (se va a cumplir este año el 55 aniversario), a la Cátedra de Flamencología y Estudios Folklóricos Andaluces con sede en Jerez de la Frontera.

El acuerdo de nombrarlo como Miembro de Honor se tomó en una reunión que celebramos los miembros de la Junta Directiva de la Academia de las Artes y Ciencias del Flamenco el día 14 de febrero en Sevilla, y que se culminó ayer con un acto multitudinario en "Los Claustros de Santo Domingo", antiguo y hermoso convento dominico rehabilitado para espacio cultural. 


Por parte de la Academia estuvo casi la totalidad de su Junta: su Presidente, Luis Adame, Antonio Fernández "Fosforito", Rafael Infante, Diego Fernández y un servidor, siendo acompañado el homenajeado por muchos amigos y familiares, además de artistas como Pepa Montes y su marido Ricardo Miño, Cristina Hoyos y Juan Antonio Jiménez, Paco Cepero, Luisa Triana, María José Franco, Juan y Luis Moneo, Angelita Gómez, Juan de Juan y señora, Juan de Dios Ramírez Heredia -que fue el exaltador de Juan por parte de la Academia-, el rejoneador Álvaro Domecq, el pintor Pepe Basto, el poeta Antonio Murciano, el también fundador de la Cátedra, Manuel Pérez Celdrán, y los flamencólogos Pepe Marín y José María Castaño, así como muchísimos miembros de las peñas y entidades flamencas jerezanas y de la provincia de Cádiz. Lástima, que como ocurre con demasiada frecuencia, nadie se acercó del Instituto Andaluz de Flamenco, que tanto defendió en su día, de cara a la galería, que el flamenco fuese nombrado como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Sólo acudió, a manera particular, Aida Rodríguez Agrado, responsable de prensa del Centro Andaluz del Flamenco con sede en Jerez.


Ocuparon la mesa presidencial Luis Adame, que dio lectura al acta del nombramiento; la alcaldesa de Jerez, María José García Pelayo, y Juan de Dios Ramírez Heredia. Fue un acto con mayúsculas y para escribir con letras de oro en los anales de la historia flamenca, ya que fue intenso de emoción y la sensibilidad de todos estuvo a flor de piel. La exaltación de Juan de Dios, vocal de la Academia, fue muy sentida y con el calor de su verbo cálido y vibrante, recordándonos algunas anécdotas que ambos habían gozado a lo largo de sus vidas y diciendo de Juan de la Plata que era un gran luchador por la divulgación y dignificación del Flamenco y un libro abierto al que siempre hay que acudir en esta materia.


Tras el acto de entrega del hermoso diploma que nombraba Socio de Honor de la Academia a Juan de la Plata, el homenajeado, visiblemente emocionado, ofreció unas palabras dando las gracias a la Academia y ofreciendo este homenaje a cuantos artistas del cante, el baile y el toque hicieron posible a lo largo de los años este manantial de ecos, desplantes y falsetas, teniendo un recuerdo emotivo para su hija, que había sido operada el día anterior.


Cerró el acto, también muy emocionada por las palabras de Juan, la alcaldesa María José García Pelayo, que hizo un recorrido por toda la vida y obra del homenajeado, prometiendo que Juan tendría un sitio de honor en un lugar emblemático de Jerez, promesa que todos acogimos con verdadero entusiasmo. Al finalizar el acto, todo el público puesto en pie comenzó a tocar las palmas por bulerías al estilo de la tierra más festera de Andalucía.

Lo dicho, un sensacional acto que a ninguno de los asistentes se nos va a olvidar mientras vivamos, y un éxito más de la Academia de las Artes y Ciencias del Flamenco, que está trabajando con pasos firmes y con certera ilusión.

Tras la copa de rigor, el homenajeado, los miembros de la Academia y algunos amigos y artistas, fuimos agasajados por don Álvaro Domecq con la gran clase que siempre le caracteriza.


Como colofón de esta crónica de urgencia, vayan ahí unas cuantas fotografías a manera de álbum de recuerdos.







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